jueves, 16 de julio de 2009

Ex presidente Morales Bermúdez compara las convulsiones sociales que le tocaron con el panorama actual.

Entrevistas ::::
fuente: CARETAS 2087-16 de julio 2009
Ex presidente Morales Bermúdez compara las convulsiones sociales que le tocaron con el panorama actual.


¿Paros? Los de mi Tiempo Versión facsimilar de nota impresa


FRANCISCO MORALES BERMUDEZ - EX PRESIDENTE PERUANO

“Hay que institucionalizar el diálogo. Las mesas de diálogo deben ser permanentes. El Perú es una coyuntura en sí mismo. Hay que tener un proyecto de país”.

Estos días de creciente descontento traen a la memoria las protestas y paros que han puesto en sobresaltos a los sucesivos gobiernos en el Perú. Uno de los personajes más vivamente involucrados con estas circunstancias es el Gral. Francisco Morales Bermúdez, quien pasará a la historia como el presidente de facto que devolvió el poder a la civilidad hostigado por el fuerte descontento de protestas sucesivas; y por la dura respuesta que dio al paro nacional del 19 de julio de 1977 –oficialmente 13 muertos y 1,500 detenidos– y al de mayo del año siguiente; movimientos que finalmente abrieron la perspectiva a la Asamblea Constituyente, a una nueva Constitución y al fin del gobierno militar de casi 12 años.


El paro de la semana pasada, cuya convocatoria terminó siendo más bien discreta, fue supuestamente inspirado en el 32 aniversario de las protestas del ’77. Pero, como se recuerda en las líneas siguientes, Roberto Huamán y Ollanta Humala confrontan un escenario totalmente distinto al de entonces, si bien hay la “acumulación de factores” aludida por el ex presidente.


Con el Fondo Monetario Internacional presionando por una severa política deflacionaria, una inflación anual del 50% (7% solo en junio de ese año) y un feroz “paquetazo” recién puesto en práctica por el efímero ministro de Economía Walter Piazza, julio de 1977 fue un mes para el recuerdo.


El legado de Juan Velasco impactó a tal punto que no era extraño ver que la población más pobre comía alimento para aves.


A pesar de los importantes pendientes en la agenda social, la tremendamente exitosa emisión de bonos hecha por el Estado peruano la semana pasada, la inflación negativa de los últimos meses y las cifras de reducción de la pobreza marcan un contrapunto muy diferente.


Hoy en sus cuarteles de invierno, Morales Bermúdez dice observar lo que sucede, “de lejitos”, aunque mantiene la certeza de que los paros de su tiempo sí tenían que responderse con toda energía.


¿PAROS? LOS DE MI TIEMPO


–¿Encuentra similitud entre las protestas de estos días y las que Ud. afrontó en 1977 - 78?
–Yo veo que en el Perú hay una acumulación de factores, problemas de orden estructural que hay que recomponer.
Hay que romper la centralidad, avanza la descentralización, pero hay que hacerla más estructural y más responsable, todavía las regiones no sienten el poder que se les da.

–¿Qué haría para apaciguar el país?
–Hay que institucionalizar el diálogo.
Las mesas de diálogo deben ser permanentes.
El Perú es una coyuntura en sí mismo, donde todavía el problema étnico subsiste, la capacidad distributiva es deficiente. Hay que tener un proyecto de país, fijar el rumbo que el Perú debe tener.

–¿Pero los conflictos amenazan el día a día?
–Eso tiene otro manejo diferente, primero hay que institucionalizar la concertación nacional. Los partidos políticos no están representando a la sociedad, representan sus propios intereses e ideologías.
La estructura social, que es la que siente los problemas, no está representada. Lo estamos viendo ahora mismo cuando se forman las mesas de diálogo, la representación social no está en el nivel de la estructura del Estado.
–¿Pensó en concertación o diálogo cuando tuvo que enfrentar las protestas?
–No, porque yo en palacio de gobierno me comprometí a seguir los estatutos del gobierno militar.
Yo lo he pensado después, cuando fundé el Frente Democrático de Unidad Nacional, que no tuvo éxito político porque no tuvo recursos.
Ahora que veo todo lo que sucede en el Perú, me reafirmo en ese concepto. Tenemos que buscar instrumentos que permitan avanzar, hay una eclosión social tremenda. Los grandes desniveles sociales. La institucionalidad que falta.
–¿Usted mandó a sacar los tanques para frenar la protesta el año 77, o salieron sin su autorización?
–Palacio no veía esas cosas, hay un sistema de Defensa Interior para ocasiones de convulsión social, con órdenes establecidas.
En ese tiempo el Comando Conjunto enfrentaba ese tipo de problemas.
–Lo que se dice es que la represión brutal aceleró la transición.
–Esa es una de las mentiras más grandes que se han dicho.
Desde el primer discurso en 1975, yo me pronuncié por el retorno al sistema democrático.
Cuando se produce la revuelta el año 77 ya se había publicado en El Peruano el Plan Túpac Amaru, con las metas concretas para convocar a la Asamblea Constituyente y a elecciones generales.

–¿Cinco años no fueron demasiado?
–Estuve cinco años porque la transición democrática no se podía hacer antes, el Perú estaba convulsionado, dividido.
Había que mejorar la economía, la misma fuerza armada no estaba lista para entrar a una transición.
Había muchos militares que tenían el poder y no querían entregarlo, querían seguir.
Yo tenía que ir neutralizando cada elemento para marchar hacia una transición sin retorno, como se logró.
Para usted, ¿qué razón tenían las protestas?
–Había mucha izquierda que no quería volver al sistema democrático.
Querían profundizar el proceso revolucionario en la óptica marxista, cuando ya se habían hecho reformas contundentes.
Yo no di una vuelta atrás como me acusan.
Esta gente es un poco loca. Luego al año siguiente me hicieron otra revuelta, inclusive cuando ya estaba funcionando la Asamblea Constituyente. ¿Qué querían entonces?
–¿Se justificaba la respuesta extrema?
–La respuesta tenía que ser enérgica.
Ante una alteración tan grave, la fuerza pública tiene que intervenir. Lamentablemente, sobre todo cuando intervienen las FFAA, a veces hay problemas, pero nadie quiere matar gente.
–Desde ese punto, ¿lo que sucedió en Bagua fue inevitable?
–Ese caso era distinto, allí falló la coordinación, hubo falta de manejo.
Se pudo haber conversado, se perdió mucho tiempo. El retardo en la solución del problema trae esas consecuencias.
–¿Qué le recomendaría al Presidente para apaciguar los ánimos?
–Avanzar en la descentralización, ha sido un error desactivar el Consejo Nacional de Descentralización, había que mejorarlo.
La descentralización es el tema principal que tiene el Perú.
Además que tenga visión de largo plazo.
En el Perú no hay planes, se necesita planificación concertada.
El Estado y el sector privado tienen que entrelazarse.
Eso se llama planificación concertada, ¿existe? No existe.
Le recomendaría un diálogo directo con la gente.
El pueblo peruano es muy bueno, hay que impedir que se metan los dirigentes extremistas.
Hay que sentir el corazón de ese pueblo.
–Si tuviera la oportunidad de volver en el tiempo, ¿lo haría igual o cambiaría algo?
–No, mi plan fundamental fue ajustar la política del país, los partidos políticos estaban hibernando.
Recomponer la economía, todo eso no se podía hacer en año y medio.
Yo hice lo que tenía que hacer.
Yo no era un dictador en sí, tenía que someterme al estatuto del gobierno militar: el Presidente de la República con los Comandantes Generales del Ejército, Marina y Fuerza Aérea eran el gobierno, yo les tenía que consultar para ir al Consejo de Ministros con una agenda aceptada por ellos.
–¿Nunca tomó una decisión autónoma?
–No podía, tenía que ser colegiada.
–Se ha mencionado a sí mismo como un dictador.
–Todos me lo dicen.

-¿Hubiera querido ser presidente constitucional?
–Era mi mejor deseo, por eso hice una agrupación política.
(Entrevista: Zenaida Solís)
Años Extremos
El 19 de julio de 1977 se produce un contundente paro nacional para reclamar aumento de sueldos.
La sucesión de huelgas sindicales, donde fue clave la magisterial, y una oleada de paros regionales, remecieron al país y terminaron con violencia por parte del gobierno y de la CGTP, que denunció el allanamiento de su local.
Las ediciones de los medios fueron sometidas a censura previa.
El 22 y 23 de mayo de 1978 se organizó una nueva manifestación que puso sobre el tapete el escenario de la Asamblea Constituyente.
En enero de 1979, con la Constituyente en marcha, la CGTP acordó un paro general que no fue acatado por la mayoría de trabajadores.
CARETAS reseñó el fracaso de la convocatoria pero esa edición del 15 de enero significó una nueva clausura de 112 días para la revista, por un informe publicado sobre espionaje chileno.
El 19 de julio la CGTP convocó a una nueva movilización.

1 comentario: