jueves, 1 de julio de 2010

La Chola y El Kremlin

La Chola y El Kremlin
Seguridad :::: FBI le echó guante a la peruana Vicky Peláez acusándola de conspirar para los rusos en EE.UU.

CARETAS: Edicion 2136

La semana pasada, todo parecía marchar sobre ruedas en el relanzamiento de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Rusia.
Barack Obama y el presidente ruso Dmitry Medvedev se reunieron en la Casa Blanca y hasta se dieron tiempo para comer hamburguesas en un local de comida rápida en Arlington,Virginia, el jueves 24.

La imagen de ambos, sonrientes en el Ray’s Hell Burger, no hacía presagiar lo que ocurriría apenas tres días después, el domingo 27, cuando el FBI (Federal Bureau Investigation), en una sola redada en la misma Virginia, Nueva York y Nueva Jersey, arrestó a 10 personas acusadas –nada menos– de formar parte de una red de espionaje rusa.
El caso ha provocado reacciones en Moscú, que exige una explicación a Washington y probablemente entrampe nuevamente las relaciones entre ambos países por un buen tiempo.
La operación, por cierto, también ha repercutido en el Perú.

Peláez trabajaba para el diario hispano La Prensa de Nueva York desde hace 20 años.


Entre los detenidos figura la periodista cusqueña Vicky Peláez (55) y su esposo, el fotógrafo uruguayo Juan Lázaro (65), quienes viven en EEUU desde hace 20 años.

A ambos, el FBI les echó el guante en Manhattan, cuando se dirigían a su casa de Yonkers, un populoso suburbio a las afueras de Nueva York. “Los bajaron del carro y los subieron a otros dos vehículos”, contó Waldo, uno de los hijos de la periodista.

Poco antes, los federales habían irrumpido en la casa de Yonkers llevándose computadoras, estados financieros y documentos contables.

Ese mismo domingo, entre los detenidos figuraba una joven pelirroja, esbelta y de cautivadores ojos verdes: la rusa Ana Chapman (28), propietaria de una empresa llamada “Time Venture”, especializada en tecnología, Internet, medios y entretenimiento.
Aparentemente, no tenían nada en común.
Pero el FBI asegura que la bella rusa y la periodista cusqueña, conocida por sus ex colegas de Canal 2 como la “Chola Vicky”, pertenecen a una red de espionaje que durante “un largo periodo de tiempo realizó misiones encubiertas en los Estados Unidos, actuando de manera ilegal y soterrada como agentes en favor de Rusia”.

EL FBI asegura que Peláez y su esposo recibieron, en un país de Sudamérica, bolsas con dinero de agentes rusos

EL INFORME DE LA AGENTE especial del FBI, María L. Ricci, ante el magistrado de Nueva York, James L. Colt, para solicitar la detención de Vicky Peláez y la rusa, abunda en asombrosos detalles que evocan los tiempos de la Guerra Fría.

Ricci, de la Division de Contrainteligencia de Nueva York, indica en su reporte que los rusos desplegaron una operación de la S.V.R. (sucesora de la KGB) que llamaban “Programa de Ilegales” para sembrar espías rusos en los EE.UU.

Los espías debían obtener información en la política en torno a Irán, la CIA, armas nucleares, el Congreso, ente otros temas, según la denuncia fiscal. Los “espías rusos”, añade el informe, contactaron a un ex oficial de alto rango de la seguridad nacional de EEUU y con un investigador de armas nucleares, entre otros. No queda claro qué secretos el variopinto grupo de espías –que incluía cinco parejas– realmente llegó a reunir.

Jueves 24. Obama y Medvedev comen hamburguesas en Virgina. Nada hacía presagiar que, tres días después, el FBI arrestaría a 10 espías rusos.

El informe de Ricci describe cinematográficos intercambios de maletines idénticos en una estación de tren; una identidad fraguada de un canadiense, pasaportes falsos, mensajes por onda corta y hasta el uso de tinta invisible.

¿Cuál era el rol de la “Chola Vicky” en esta trama?
En la acusación fiscal, el FBI llama a Peláez y Lázaro “los conspiradores de Yonkers”.
Pero todo indica que se trataba del ala más barata de la red: mientras los gringos enviaban datos cifrados por Internet, vía laptops y software de encriptación que ponían en uso de un barnes&noble o cafeterías de Manhattan, Vicky y su esposo despachaban sus reportes por onda corta y recogían bolsas de dinero en parques públicos.

La ‘Chola Vicky’ fue reportera en los 80’s

El FBI informó que la pareja es investigada desde hace una década y con lupa.
La vigilancia incluye el ‘sembrado’ de micrófonos ocultos en la casa de Yonkers, cámaras escondidas en locales públicos y cuartos de hotel; y la interceptación de llamadas telefónicas y e-mails.

El informe de la agente Ricci revela que, el 14 de enero del 2000, en “un país sudamericano”, Peláez recibió de un representante ruso un paquete conteniendo dinero.
En agosto del 2007, Lázaro volvió a pasar por caja en igual circunstancia.
En el 2002, agentes del FBI interceptaron comunicaciones al interior de la casa de Yonkers.
La conversación giraba en torno a un dinero escondido en el equipaje de la peruana.
El 10 de setiembre del 2002, el FBI realizó una grabación denominada “aural communications” que detalla el singular estilo de trabajo de los espías:
–Lázaro: Me dicen que mi información no vale nada porque no les he proveído de ninguna fuente... no les sirve para nada.
–Peláez: ¿Verdad?
–Lázaro: Sí. Dicen que... sin una fuente... sin citar quién dice todo eso... no es... tu reporte no es...
–Peláez: (interrumpe) ¡Cita cualquier político de allá!
–Lázaro: Voy a darles lo que quieren. Pero voy a seguir diciéndoles... si no les gusta lo que les digo, pues mala suerte...
El 8 de enero del 2003, luego de que la “Chola Vicky” volviera de un corto viaje a un país sudamericano no identificado, el FBI captó otro diálogo entre ambos.
–Lázaro: Cuando vayas (al país sudamericano)... yo voy a escribir en invisible... y tú les vas a pasar a ellos todo eso en un libro...
–Peláez: Oh, ok, ok.–Lázaro: Te voy a dar unas páginas en blanco y ahí estará todo lo que he hecho...
El 23 de febrero del 2003, los agentes grabaron a Peláez deciendo que tenía ocho bolsas de “diez” y que habían dividido el resto para no hacer bulto.
El 25 de agosto del 2007, filmaron a Lázaro reuniéndose con un oficial del gobierno ruso en otro parque de un país sudamericano, igualmente dadivoso.
Peláez comenzó a hacerse notar hacía 1980 como reportera de Canal 2.
Trabajaba en policiales y era muy amiga de Mónica Chang.
Ambas se hicieron conocidas por su peculiar estilo de jadear al reportear en vivo.
El programa cómico “Risas y Salsas” solía imitarlas cada sábado.
Analí Cabrera caracterizaba a la “Chola Vicky” y Jorge Benavides a Chang.
Peláez y su esposo Juan Lázaro se conocieron en una comisión periodística allá por esos años.
En 1989 ambos partieron a EEUU.
Ella ingresó a trabajar al diario latino La Prensa, fundado por el estrambótico Sun Myung Monn, y Lázaro fue contratado como profesor de una escuela.
La peruana no tenía acceso a información secreta y carecía de contactos en los círculos militares norteamericanos.
Su posición está reflejada en las columnas en El Diario/La Prensa en los que solía criticar la política de Barack Obama y alabar la de Fidel Castro.
“Era controversial”, resumió su jefe de redacción, Manuel Avendaño.

Ana Chapman (28), seductora espía rusa.

La historia de Ana Chapman parece rescatada de una novela de John LeCarré.
La espía armó una historia ficticia para no ser descubierta.
Divorciada y con un master en Economía, Chapman llegó a Nueva York en enero de este año de Moscú, donde se habría divorciado.
Para el FBI, que la sigue desde hace varios años, todo esto es puro cuento.
En un video colgado en YouTube, Chapman asegura que trabajó varios años en Londres dentro de una empresa de inversiones.
Y en Moscú había puesto en marcha un sitio de búsquedas inmobiliarias.
Incluso señala haber laborado con el famoso empresario estadounidense Warren Buffett.
Para el FBI, Chapman se encargó de obtener información de un empresario estadounidense y proporcionarla a un funcionario ruso, con quien durante los últimos meses se reunía en una librería de West Village.
En enero del 2010 agentes de vigilancia vieron a Chapman en varias locaciones de Nueva York en compañía de un oficial del gobierno ruso, así como ingresando a la misión rusa en la ONU de Manhattan.
Además entablaba comunicación inalámbrica privada desde su laptop en una cafetería en la intersección de la calle 47 con la 8th avenida en Manhattan.
El FBI vio a una minivan, manejada por un oficial del gobierno ruso, frente a la cafetería.
Los agentes detectaron la existencia de una red privada entre Chapman y la minivan.
Lo mismo sucedió entre Chapman y la minivan en una librería del Greenwich Village.
Tampoco está claro qué información filtró.
Los detenidos han sido acusados de conspiración, lo que significa una sentencia máxima de 5 años en prisión.
Nueve de ellos (entre los que figura Peláez y su esposo) fueron acusados también de lavado de dinero, lo que es penado con 20 años de prisión.
Esta semana deberán acudir a su primera audiencia oral en el Tribunal Federal de Manhattan que dirige el juez Colt.
La inteligencia norteamericana resiente todavía los casos de Aldrich Ames en la CIA y Robert Hansen en el FBI, consideradas las operaciones instrusivas más espectaculares de los rusos hechas en los nervios centrales de Washington, y por eso mismo han enfocado sus esfuerzos en tratar de cazar traidores, espías y terroristas.

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