viernes, 9 de julio de 2010

Un Espía en Palacio

Un Espía en Palacio
Nacional :::: El capítulo peruano del misterioso Juan Lázaro, esposo de la periodista Vicky Peláez
La fotografía de las páginas precedentes muestra al ex presidente Fernando Belaunde Terry con un grupo de reporteros y fotógrafos reunidos por el Día del Periodista en Palacio de Gobierno, el 1 de octubre de 1981.
Al lado del sonriente mandatario aparece, en cuclillas, un hombre de mirada dura que empuña una vieja cámara fotográfica.

Día del Periodista, 1981. El “uruguayo Juan Lázaro”, fotógrafo del semanario Punto, posa junto al entonces presidente Fernando Belaunde y otros periodistas políticos en Palacio de Gobierno.


Era Juan José Lázaro Fuentes, un uruguayo de entonces 30 años que trabajaba como fotógrafo para el extinto semanario Pulso, entonces dirigido por el ya fallecido Hugo Garavito.

Ahora ni sus propios hijos saben cuál es su verdadera identidad.
La semana pasada, el supuesto “Lázaro”, esposo de la periodista peruana Vicky Peláez, admitió ante un Tribunal Federal de Nueva York que no es uruguayo, que el nombre con el que se le conoce no es real y que, en realidad, es un espía ruso.
Carlos Saavedra, fotógrafo de CARETAS, recuerda haberse encontrado con “Lázaro” varias veces en Palacio de Gobierno.
Asegura que era un hombre parco.
Domingo Tamariz, quien era el editor de Pulso, no llega a establecer quién lo llevó a trabajar a dicho semanario. “Lo extraño es que se quedaba en la redacción hasta muy tarde, incluso cuando la edición ya estaba cerrada”, dice el periodista.
“Los redactores se iban a cenar a una pollería de Surquillo y él permanecía allí, viendo fotos”.
Tamariz afirma que, en Punto, “Lázaro” conoció a su futura esposa, la cusqueña Vicky Peláez, quien practicó durante algunos meses en la sección política.
Punto cerró en 1983 y “Lázaro” pasó a colaborar con algunos diarios.
Pero hasta ahora es un misterio cuándo llegó al Perú y por qué escogió este país para inventarse una vida.
El ex director del Consejo Nacional de Inteligencia (CNI), Juan Velit, declaró que no cree que el falso uruguayo llegara al Perú para espiar.
“Vino a terminar de armar su historia. Su destino era los Estados Unidos”, sostuvo.
Por entonces el país tenía una estrecha relación comercial con la Unión Soviética en asuntos castrenses, al punto que las Fuerzas Armadas, principalmente el Ejército, adquirían únicamente material de guerra ruso.
¿Cuál era la verdadera misión del misterioso fotógrafo?

Vicky Peláez durante el aniversario patrio neoyorquino, en julio del 2009.

“Lázaro” permanece recluido en el Metropolitan Correctional Center de Manhattan.
Carlos Moreno, abogado de Peláez, duda de su confesión e insiste en la inocencia de su defendida.
La semana pasada, el juez Ronald Ellis declaró que Peláez “no parece ser una agente profesional” y le dio libertad condicional previo pago de una fianza de US$ 250,000.
Al cierre de esta edición, Peláez –recluida en Brooklyn– no podía recuperar su libertad debido a una apelación de la Fiscalía de Nueva York.
De los 11 espías rusos detenidos por el FBI durante una sorpresiva redada la semana pasada en Nueva York, Virginia y Nueva Jersey, Peláez es la única que no tiene identidad falsa y posee nacionalidad norteamericana.
Sin embargo, el FBI la acusa de haber recibido dinero de supuestos funcionarios rusos en múltiples oportunidades, por lo que ha sido denunciada por conspiración y lavado de dinero (CARETAS 2136).

Ahora esta novela de espías parece develar su primer capítulo. El de un supuesto uruguayo que encontró en el periodismo la cobertura perfecta para armar una historia que se prolongó casi treinta años y que se desbarató como un castillo de naipes, con titulares desplegados en los principales medios del mundo.
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