José Fco. Cevasco Piedra |
"Menos leyes y más fiscalización"
Columna de opinión
LIMA -
Me irrita la falta de previsión de las autoridades; tuvo que suceder un nuevo incendio en Mesa Redonda para que la Municipalidad de Lima empiece a supervisar y clausurar los locales de dicho emporio comercial. Tuvieron que fugarse 17 presos de la cárcel de Challapalca para que el presidente de la República dicte un decreto supremo autorizando al Inpe para contratar mil empleados y con ello reforzar el resguardo de los penales.
¿Acaso el desorden en Mesa Redonda y la inseguridad carcelaria no eran conocidos por nuestras autoridades? Hace mucho aprendí que hay que castigar al negligente y no al ignorante.
Estos hechos, que son en principio responsabilidad de la alcaldesa de Lima y del jefe del Inpe, no escapan a la responsabilidad del Congreso.
Cuando la población elige a los congresistas, lo hace con la esperanza que éstos sepan fiscalizar los asuntos de interés público, lo cual no significa la creación de comisiones investigadoras ni mucho menos iniciar una "cacería de brujas" en contra de los funcionarios del gobierno saliente.
En el Perú estamos acostumbrados a que nuestros gobernantes manejen las instituciones "mirando el espejo retrovisor", es decir que una vez que llegan al poder se dedican a mirar hacia atrás cuando su deber es mirar hacia adelante para no estrellarse con la realidad.
La función de fiscalización del Congreso tiene como objetivo revisar, inspeccionar y examinar el funcionamiento de las entidades del Estado para salvaguardar la integridad de la población.
El Congreso, en las actuales circunstancias que vive el país, debe replantear su estrategia de trabajo y enfatizar las acciones de fiscalización y control del funcionamiento de las entidades públicas y de los servicios que brinda a la ciudadanía.
La época en la que el Parlamento tenía el monopolio de ser el generador de normas ya acabó. Tenemos leyes hasta de sobra.
La era donde el parlamentario tenía que estar dentro de sus paredes sesionando por largas horas y presentando el mayor número de proyectos de ley, cual competencia para el Récord Guinness, ya terminó.
Lo que el país necesita en estos tiempos es que sus parlamentarios fiscalicen y que gestionen ante el Poder Ejecutivo las demandas que realizan las autoridades municipales para que las zonas alejadas de la capital cuenten con las obras básicas en aspectos de salud, educación, infraestructura vial y comunicaciones.
No olvidemos que la ley más importante que aprueba cada año el Congreso es el Presupuesto General de la República, y es el Parlamento el llamado para hacerle el seguimiento de su correcto, eficaz y eficiente cumplimiento.
El trabajo parlamentario y las normas que lo rigen deben adecuarse a las necesidades que tiene la sociedad. Replantear las prioridades del Congreso es una tarea inmediata; menos leyes y más fiscalización es mi propuesta.
Cuando la población elige a los congresistas, lo hace con la esperanza que éstos sepan fiscalizar los asuntos de interés público, lo cual no significa la creación de comisiones investigadoras ni mucho menos iniciar una "cacería de brujas" en contra de los funcionarios del gobierno saliente.
En el Perú estamos acostumbrados a que nuestros gobernantes manejen las instituciones "mirando el espejo retrovisor", es decir que una vez que llegan al poder se dedican a mirar hacia atrás cuando su deber es mirar hacia adelante para no estrellarse con la realidad.
La función de fiscalización del Congreso tiene como objetivo revisar, inspeccionar y examinar el funcionamiento de las entidades del Estado para salvaguardar la integridad de la población.
El Congreso, en las actuales circunstancias que vive el país, debe replantear su estrategia de trabajo y enfatizar las acciones de fiscalización y control del funcionamiento de las entidades públicas y de los servicios que brinda a la ciudadanía.
La época en la que el Parlamento tenía el monopolio de ser el generador de normas ya acabó. Tenemos leyes hasta de sobra.
La era donde el parlamentario tenía que estar dentro de sus paredes sesionando por largas horas y presentando el mayor número de proyectos de ley, cual competencia para el Récord Guinness, ya terminó.
Lo que el país necesita en estos tiempos es que sus parlamentarios fiscalicen y que gestionen ante el Poder Ejecutivo las demandas que realizan las autoridades municipales para que las zonas alejadas de la capital cuenten con las obras básicas en aspectos de salud, educación, infraestructura vial y comunicaciones.
No olvidemos que la ley más importante que aprueba cada año el Congreso es el Presupuesto General de la República, y es el Parlamento el llamado para hacerle el seguimiento de su correcto, eficaz y eficiente cumplimiento.
El trabajo parlamentario y las normas que lo rigen deben adecuarse a las necesidades que tiene la sociedad. Replantear las prioridades del Congreso es una tarea inmediata; menos leyes y más fiscalización es mi propuesta.
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José Fco. Cevasco Piedra
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