San Cosme: TBCerro
No
queda, en el cerro San Cosme, una sola superficie rocosa. Solo
un ejercicio de imaginación hace posible levantar todas las capas de cemento que
ahora lo adornan, para encontrar debajo, por fin, un cerro. De otra manera, ese
barrio vertical, ese laberíntico camino de escaleras, callecitas y pasajes que
dan muchas veces al vacío, serían la obra de cualquier desquiciado urbanista
post-moderno.
Pero nada de
moderna tiene la situación en la que conviven las 19,744
personas censadas en San Cosme.
A las condiciones infrahumanas en las que viven o se apiñan quienes aquí
habitan, se suma una mayor: la amenaza constante de la tuberculosis, que ha
encontrado en esta comunidad no solo un huésped sin resistencia, sino en La
Victoria, distrito en el que se ubica, un agente dinamizador capaz de expandirla
por todo Lima.
San Cosme es el centro urbano
con mayor incidencia de tuberculosis del país, solo superado por los altos
números registrados en las cárceles, no incluidas en esta clasificación. En el
2008 alcanzó la increíble tasa de 1,347 casos por cada 100,000 habitantes, lo
que colocaba su nombre en un preocupante top mundial, por
encima de los promedios nacionales de Sudáfrica (940), Nigeria (311) e India
(168), en
todos los casos sobre 100,000 personas, que es la métrica utilizada para
calcular la incidencia de esta enfermedad en un determinado tiempo y lugar.
- Los
niveles de TBC en San Cosme son africanos -afirma Alberto Fuentes Tafur,
director de la Dirección de Salud V (DISA V), a la que corresponde La Victoria
y otros distritos de Lima Este-. La definimos como un
área hiperendémica,
donde este problema es severo debido a las condiciones de vida precarias,
hacinamiento, malnutrición y conductas disociales como la delincuencia,
pandillaje y alcoholismo.
En San Cosme, el alcoholismo y la drogadicción conviven con la basura, que se ha convertido en parte de la infraestructura misma del cerro. |
NO
ESCUPIR
Ese es el
primer mensaje que uno alcanza a leer apenas terminada la escalera que conduce
al segundo piso del Centro de Salud de San Cosme, donde se ubica el
departamento de tuberculosis. Más que una sugerencia es una orden. Como la que
tienen todos los médicos y asistentes del centro: protegerse
con mascarillas cada vez que atienden a un paciente.
La tuberculosis se contagia por vía aérea, lo que explica además la extrema
ventilación del área: los pasadizos del segundo piso son descubiertos, no
tienen techo, y algunas de las conversaciones entre infectados y enfermeras se
realizan al aire libre.
Una joven
que no alcanza los 25 años de edad llora desconsolada. Acaba de enterarse que
los resultados del examen de esputo que se practicó dieron BK (+), resultado:
tuberculosis sensible. Aunque se trata del primer esquema, como se conoce al
tipo de TBC más simple, y que requiere seis meses de tratamiento, la noticia es
lamentable por lo duro de los pasos a seguir: 11
pastillas y una inyección diarias,
durante medio año.
“Es
precisamente el tratamiento lo que aleja a los pacientes del centro de salud.
Las pastillas causan nauseas, mareos y dolores de cabeza; a lo que hay que
sumarle venir diariamente por la inyección. Eso sin hablar de la
vergüenza. Los
pobladores del cerro que llegan son inmediatamente identificados por sus
vecinos, y con eso viene el chisme y la discriminación”, explica la doctora
Pamela Canelo, quien tiene contacto directo con los enfermos.
Pero lo que
más preocupa a la doctora Canelo es precisamente los altos índices de deserción
al tratamiento.
Un paciente que deja a medias las drogas que ingiere para combatir la
tuberculosis, no hace más que reforzarla. El bacilo, al no ser combatido del
todo, se adapta a los medicamentos y se hace más fuerte.
“Es allí donde se origina laTBC MDR (multidrogo resistente) y la TBC XDR (extremadamente
resistente), los siguientes dos esquemas que requieren uno y dos
años de tratamiento, respectivamente”.
SI
LA MONTAÑA NO VA A MAHOMA…
Si el cerro
no va al centro de salud, el centro de salud va al cerro. Esa es la premisa del
programa “Médicos de la Familia”, un plan de la DISA V que sólo se
aplica en el Cerro San Cosme, por la gravedad del caso. En cuadrillas de tres,
ellos se internan en lo más profundo de las calles y pasajes del cerro, en
busca de los enfermos, incluso los desahuciados, y sus contactos (un enfermo
sin tratamiento puede contagiar entre 15 a 20 personas en un año).
Son cuatro
los grupos que a diario recorren San Cosme, cada uno conformado por un médico
profesional y dos líderes locales, en este caso vecinas reconocidas a las que
es difícil cerrarles la puerta. Una de ellas es Betty
Marttel Acuña,
quien ha vivido toda su vida en el cerro, y cuyo abuelo, Eusebio Acuña fue uno
de los primeros invasores de la zona.
Betty sube y
baja escalinatas todos los días, llevando las pastillas e inyecciones de los
pacientes que no se animan a ir al centro. Esta especie de delivery de salud ha bajado considerablemente el
número de deserciones al tratamiento. Además, permite atender, bajo fuertes
medidas de protección, a los portadores de MDR y XDR, cuyo traslado al puesto
de salud no solo pone en riesgo al personal médico, sino a los pacientes de TBC
simple, que podrían contagiarse de la mutación.
El Plan
TBCero ha logrado disminuir la incidencia de la tuberculosis en el cerro San
Cosme. Una medición del año pasado reportó una baja considerable, de una tasa
de 1387 a 784 sobre 100 mil personas. Pero no todas han sido
satisfacciones.
- Hay casos
que nos ha ganado la muerte -dice Betty; en los dos años que es parte del
programa ha visto morir a ocho personas por la TBC-. Uno ve como los pacientes
van bajando de peso poquito a poquito, hasta que un día uno llega con las
medicinas y se encuentra con la noticia.
Uno de los techos de basura. La Municipalidad de La Victoria quiso limpiarlos y no pudo. El techo era de basura. Hubiera dejado a la gente sin techo.. |
EN
LA ENTRAÑA DEL CERRO
Una campaña
de limpieza de los techos de las viviendas de San Cosme dio la primera señal de
alerta. Con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población, la
Municipalidad de La Victoria promovió el año pasado una jornada de recojo de
basura acumulada por años en los techos de las casas. Pero la campaña tuvo que
ser detenida en varias zonas del cerro: los
techos no tenían basura; los techos eran de basura. Una mezcla de cartones, petates y
plástico cubría cada vivienda. Al retirarse la basura se retiraba el techo mismo.
Pero el
problema de las viviendas de San Cosme no es solo está en sus techos. Varias de las casas han sido construidas para abajo. Como
se lee. La naturaleza de la plataforma en la que se han instalado (un cerro) ha
llevado a los pobladores, en su objetivo de ganar más espacio, a construir
escarbando hasta lograr especies de mini edificios de hasta tres pisos para
abajo, es decir, una seguidilla de sótanos a los que se llega con escaleras de
madera piso a piso, en una secuencia de subniveles difíciles de describir. En
San Cosme se vive, literalmente, en la entraña del cerro.
Únicamente
ingresando a las casas del cerro se puede tener una idea del hacinamiento de
esta zona de la ciudad. La media es de nueve
personas por domicilio.
Algunas casas alquilan espacios. Una señora nos llevó a la habitación que
alquila a 10 huancavelicanos que vinieron a trabajar en la Parada y que, entre
todos, pagan 200 soles mensuales.
En verano,
en el cerro, no cabe un alfiler más. Las
familias reciben y hospedan a primos, sobrinos y nietos que, aprovechando las
vacaciones, vienen a trabajar. En
esas condiciones de hacinamiento, la tuberculosis se propaga con total facilidad. Gracias a la falta de ventilación,
un solo infectado basta para contagiar de inmediato a todos los que lo rodean,
y para que los emprendedores regresen a sus pueblos con algo más que dinero.
Desde 1946,
cuando empezó su invasión, este cerro ha albergado a miles de personas de
provincia, la mayoría de la sierra centro y sur, atraídos por las oportunidades
de trabajo limeñas. Y San Cosme no puede tener mayor atractivo: La Parada, el mercado de abasto más grande de
la ciudad; y Gamarra, importante emporio comercial, no solo son grandes centros de
empleo informal, sino que se
ubican a solo cuadras de San Cosme.
En San Cosme viven 20 mil personas expuestas a la tuberculosis. Según el doctor Oswaldo Jave, una solución, aunque drástica, sería desalojarlas. |
¿DESALOJAR
EL CERRO?
El doctor
Oswaldo Jave Castillo, director de la Estrategia Nacional Contra la TBC,
considera que de manera planificada se debería promover el traslado de la
población de San Cosme hacia mejores condiciones de vivienda, en otras
palabras: desalojar.
- Ya resulta insuficiente pensar que sólo con medicamentos se podrá
terminar con la TBC -dice Jave-. De todos los
determinantes sociales, culturales y económicos que tienen que ver con la
enfermedad, probablemente el más importante es el de la vivienda súper densa.
Yo diría que hay que darles una propuesta alternativa que
les permita acceder a una vivienda en condiciones higiénicas, sanitarias y con
mayor disponibilidad de espacio, luz y aire.
El
hipotético éxodo pone en alerta a Lucy López, sub
gerente de Sanidad de la Municipalidad de Lima. Dice
que no había escuchado jamás una propuesta similar. Y que en todo caso, un
programa de esa naturaleza le corresponde a la municipalidad de La Victoria.
Eso sí: el presupuesto para el plan de control y prevención de la tuberculosis
se triplicó respecto de la gestión anterior. De de 18 mil a 54 mil soles. A
todas luces, insuficiente.
Mientras
tanto, una frontera invisible va cercando más a San Cosme, la del miedo. Lo
sabe Dan Flores, trabajador de Recaudación y Control de Rentas de la
Municipalidad de Lima, al contar la constante negativa
de los repartidores de recibos por
arbitrios para visitar la zona. Y también lo sabe Josefina Gamarra, del
Programa Integral de Estimulación Temprana de la UGEL Nº3, cuyas profesoras de
inicial no
quieren ir a dar clases a domicilio a los menores del cerro.
Y la respuesta de los dos, por separado, es la misma y parece ensayada:
- Es
que tú sabes, si vienes, te puedes contagiar.
FUENTE: http://www.infos.pe/2011/06/san-cosme-tbcerro/
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