Extranjera, joven y
con hijos es el rostro de la prostitución en España.
La
crisis ha provocado «un cierto aumento de las mujeres españolas» que ejercen
esta actividad, según Cáritas.
(FOTO; INTERNET) |
La
difícil coyuntura social de los últimos años ha provocado que las «españolas
estén asistiendo a los pisos de prostitución y a los clubes de alterne algún
día de la semana para poder llegar a fin de mes», explicó Lourdes Pazo,
coordinadora del proyecto «Vagalume», que Cáritas desarrolla en Santiago de
Compostela.
Pese
al repunte, esta institución de la Iglesia recuerda que se trata de «una
presencia pequeña» respecto a las extranjeras, que representan el 80% de
las mujeres que ejercen esta actividad. «La desproporción sigue siendo muy
grande, considerando que la población inmigrante representa el 12% de la
población residente en España en estos momentos», apunta el informe titulado
«La prostitución desde la experiencia y la mirada de Cáritas». La mayoría
procede de Nigeria, Rumanía y Brasil, seguido de República Dominicana y
Colombia.
La
coyuntura de recesión además ha provocado que algunas de ellas hayan vuelto a
esta actividad, incluso después de unos años de haber tenido trabajo y de haber
agotado las prestaciones sociales. «Muchas veces se retoma esta actividad a
espaldas del núcleo familiar, ocultando la realidad a la pareja y a los
hijos bajo variados pretextos», señala esta institución, que por primera vez
–después de tres décadas de trabajo con este colectivo– ha decidido plasmar en
un documento «la realidad actual» de la prostitución. Su objetivo, según
explicó ayer el director del Área de Desarrollo Social, Francisco Cristóbal, es
«ofrecer una mayor comprensión de este fenómeno social oculto y complejo».
El
estudio también logra dibujar un perfil claro de las víctimas de esta lacra.
Además de ser extranjeras, casi todas las mujeres que se ven abocadas a vivir
en estos contextos «de estigmatización y exclusión» son menores de 35 años,
cuentan con un bajo nivel educativo –no llegan a estudios
secundarios– y tienen hijos a cargo. El 70% además ha sufrido episodios de
violencia, según destacó Hilde Daems, coordinadora del estudio, que analiza la
vida de las más de 2.200 mujeres atendidas cada año por Cáritas.
De la mano de la
pobreza
Las
mujeres que entran en la prostitución proceden de ámbitos de pobreza
estructural o vienen de lugares en conflicto o donde han sufrido
violencia, detalló Daems, quien se mostró contraria tanto a un modelo que
legalice la prostitución como a un modelo que la prohíba. En esa misma línea,
Cristóbal pidió a las autoridades no buscar «respuestas únicas», como
la de multar o no a los clientes y que se eliminen las «conductas
intimidatorias» contra las mujeres que les causan «más sufrimiento». «Tenemos
que poner en el centro a la mujer y desde ahí, abrir un diálogo
sereno para ver cuál es la mejor manera de afrontar este problema», aseguró.
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