Alberto Fujimori: los secuestros de Gustavo Gorriti
y Samuel Dyer.
En el 2009, el exmandatario recibió tres sentencias
condenatorias que incluyen dos casos de secuestro agravado. Pese a la
resolución firme en su contra, Keiko Fujimori afirma
lo contrario.
En su cumpleaños número 42, Keiko Fujimori ha
vuelto a cuestionar la sentencia por secuestro agravado que emitió en el 2009
la Sala Penal Especial de la Corte Suprema contra el exmandatario Alberto
Fujimori.
"En este hábeas corpus lo que decimos es que
mi padre no secuestró a nadie ni mucho menos (fue) un secuestro agravado, como
se le ha señalado", manifestó ayer en referencia al recurso que fue declarado
improcedente en primera instancia.
Más allá de la duda razonable que pretende poner en
entredicho la defensa de la lideresa fujimorista, el tribunal que presidió el
juez César San Martín resolvió que todos los cargos imputados al exmandatario
están probados.
"¿Está probado que el acusado Alberto Fujimori,
como jefe supremo de las FF.AA y la PNP ejerció potestades político militares y
potestades militares efectivas, evidenciando mando y comando máximo sobre las
fuerzas del orden, tanto a nivel político estratégico, como táctico y
operativo? Sí lo está", reza la sentencia.
Gustavo Gorriti
En los anales del régimen fujimorista está escrito
el autogolpe que
perpetró Alberto Fujimori un 5 de abril de 1992. Esta orden abrió la puerta a
una serie de violaciones de derechos que comprenden el secuestro del periodista
Gustavo Gorriti un día después del inconstitucional desenlace.
De acuerdo al testimonio que recogió la revista
Caretas, contó que aquella mañana lo abordaron en su domicilio varios hombres
armados que se identificaron como Seguridad del Estado. “’Queremos que nos
acompañe para hablar con usted’, dijo. ‘Tome asiento y hablamos’, le contesté.
Me dijo que iba por las buenas o por las malas”, relata.
Las órdenes para interceptar a los opositores a la
dictadura se habían dado desde arriba, donde despachaba Alberto Fujimori y
Vladimiro Montesinos. Ese 6 de abril Gorriti amaneció en un calabozo del Servicio
de Inteligencia sin saber si aquella mañana sería la última de su
vida.
“Éstos me depositaron en un cuarto pequeño y
bastante sucio, con un baño aún más sucio al lado, y cerraron la puerta con
varios candados. Estaba secuestrado. Mi arresto había sido clandestino y mi
paradero era secreto. Supe entonces que cualquier cosa, aun de las más
monstruosas, podía suceder. Después de años de cubrir la guerra interna en Perú
conocía de sobra los horrores que suelen seguir a la detención-desaparición”,
anota el periodista.
La liberación de Gorriti ocurrió
después de la presión que ejerció el embajador de España, Nabor García, la
Embajada de Estados Unidos y otras organizaciones de derechos humanos y
periodísticas. Así, el ministro de Defensa Víctor Malca terminó
reconociendo la detención del ciudadano y posteriormente dispuso su traslado a
la policía.
Samuel Dyer
La noche del 27 de julio de 1992, el Samuel Dyer fue
intervenido por el Mayor PNP Migdonio Torres Aliaga, en el aeropuerto Jorge
Chávez cuando se disponía a abordar un vuelo. El oficial argumentó que tenía
una orden para detener al empresario, pese a que Dyer no tenía requisitoria ni
impedimento de salida del país.
El ciudadano fue entonces entregado al Coronel PNP
Domínguez Solís, quien le dijo al detenido que lo llevaría a la carceleta del
Poder Judicial. Según su testimonio, en el camino le entregaron una
bebida que le provocó somnolencia.
En otro momento asegura que pudo reconocer que era
ingresado a la sede de la Comandancia General del Ejército (Pentagonito) por la
parte de atrás para después ser introducido en un calabozo. Al día siguiente,
cuando recobró la conciencia, se dio cuenta de su situación.
El testimonio que recogió la Comisión de la Verdad
y Reconciliación da cuenta lo siguiente: “Los soldados entraron a la habitación
lo voltearon contra la pared y le dijeron que no podía mirarlos. Le propinaron
varios puntapiés y le golpearon la cabeza. Ante esta acción, Samuel Dyer les
dijo a los soldados que era un empresario, que había sido detenido por error y
solicitó la presencia de un oficial. Les indicó además que, si no venía un
oficial, se negaría a recibir alimentos”.
Dyer narró que al cuarto o quinto día de su
detención le manifestaron unos efectivos de la DINCOTE que tenía que firmar una
notificación de su detención, donde se exponía que se encontraba detenido por
ser un presunto colaborador del PCP-SL.
En otro pasaje de su testimonio, Dyer asegura que
mientras permaneció detenido vio a Alberto Fujimori en el lugar y le gritó
pidiendo auxilio, pero no fue atendido. Tras varios días de investigaciones el
empresario recobró su libertad y en una entrevista que concedió días después
sostuvo que Fujimori se habría referido a él como una persona que encubría sus
actividades ilícitas utilizando sus negocios.
“Fue ilegítimamente privado de su libertad por
miembros de la Policía Nacional y del Servicio de Inteligencia del Ejército,
quienes lo mantuvieron detenido en una instalación militar de manera ilegal en
el marco de investigaciones sobre una presunta colaboración con el PCP-SL que
nunca fue justificada ni demostrada con ningún elemento probatorio”
concluye el informe de la CVR (2004).
FUENTE: http://larepublica.pe/politica/880382-alberto-fujimori-los-secuestros-de-gustavo-gorriti-y-samuel-dyer
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