martes, 23 de mayo de 2017

¿Cómo pasar de ser un líder vertical a un líder horizontal? Los colaboradores de hoy exigen líderes consientes de su rol empresarial que hagan un uso positivo de su vulnerabilidad.

¿Cómo pasar de ser un líder vertical a un líder horizontal?
Los colaboradores de hoy exigen líderes consientes de su rol empresarial que hagan un uso positivo de su vulnerabilidad.
Ricardo Alania, Director del Área Académica de Factor Humano de Postgrado UPC, comparte sus reflexiones sobre por qué los líderes deben dejar atrás la verticalidad para ser más horizontales.

Ricardo Alania, Director del Área Académica de Factor Humano de Postgrado UPC, comparte sus reflexiones sobre por qué los líderes deben dejar atrás la verticalidad para ser más horizontales.
¿Por qué los líderes de hoy ponen sobre el tapete la necesidad de pasar de ser líderes verticales a gerentes más horizontales?
Porque los paradigmas sociales han cambiado. En el pasado, se necesitaban líderes más verticales, capaces de mover a las personas, en un contexto en el que los trabajadores iban al centro de trabajo no para ser felices sino como parte de un sacrificio para ganar dinero a cambio.
Hoy es al revés: la gente busca la felicidad a través del trabajo. Por eso, como el liderazgo responde a las necesidades de cada sociedad, de cada época, el líder moderno debe ser un líder más horizontal, tal como lo reclaman las nuevas generaciones, que exigen formar parte activa de las decisiones
¿Qué debe hacer un líder para hacer esta transición?
Primero, tener en cuenta que este cambio implica una transformación en la relación del líder con sus colaboradores, e implica un acto premeditado de mostrar una dosis de vulnerabilidad permanente, que lo expondrá más a sus colaboradores. Lo otro es una conversación constante con el equipo, bajo la perspectiva de un liderazgo consciente.
¿Qué es el liderazgo consiente?
Ser consciente de la posición y de rol que desempeñamos en la organización. Un líder horizontal toma riesgos continuamente, porque revela su vulnerabilidad de forma permanente. Pero, más allá de los temores que eso pueda generar, se debe tener en cuenta que en este contexto los trabajadores podrán expresarse con más franqueza y de forma directa. El líder consciente sabe que cada palabra que diga para su equipo será tomada como de quien viene, y por eso se cuida y es consecuente de los mensajes que comparte.
¿Por qué ahora importa ser un líder horizontal y antes no?
Cuando el líder es horizontal, el camino lo fijan todos. Y, frente a un objetivo o propósito, la posibilidad de que todos se enganchen es mayor. Importa más ahora porque las nuevas generaciones de trabajadores buscan sentirse protagonistas del cambio, de las decisiones que se toman. No se identifican con objetivos que no sienten suyos o en los que no sienten que participan. Eso genera problemas a la hora de los resultados. Pero ojo, eso no quita que en determinadas circunstancias, el líder horizontal necesite una dosis de verticalidad.
¿En qué momentos el líder horizontal debe mostrarse vertical?
Antes de empezar una crisis, durante una crisis o en las decisiones que se deben tomar para salir de esta. El tema es que es difícil conciliar ambas posiciones, no olvidemos que un liderazgo horizontal genera amistad, y en el momento en el que este se impone genera rechazo. El elemento que hace que haya un equilibrio es la calidad de la persona. Eso nos ayuda a la hora de tomar decisiones verticales, porque la gente nos conoce y nos valora.
¿Y por qué los líderes verticales fueron exitosos en el pasado?
Cada liderazgo obedece a su tiempo. No es un asunto de éxito o no éxito. Los líderes verticales obedecieron a un tiempo en el que el condicionamiento natural obligaba a las personas a ver el trabajo como algo desagradable. Hoy, en cambio, los millennials se preguntan algo que en el pasado era inconcebible: ¿me gusta mi trabajo? Para ellos el trabajo es un camino para alcanzar un propósito, antes no. Hoy todos somos capaces de aportar, y estamos y queremos ser participes activos, protagonistas del mundo que vivimos.

El liderazgo, a lo largo de la historia, ha respondido a las necesidades de cada sociedad. Si bien el líder siempre ha sido ese personaje capaz de influir en el resto o asumir la capacidad de tomar decisiones por los demás, los volúmenes de su voz no siempre han sido los mismo ni tampoco la forma en la que se expresa su voluntad. Hasta la primera mitad del siglo XX, los líderes empresariales se caracterizaron por actuar de forma decidida, inspirando a través de sus actos. Entonces, el liderazgo era sinónimo de éxito. Bajo esa perspectiva, los resultados, sin importar el carácter o las formas, determinaban la posición del líder.
Más tarde, a partir de un liderazgo más paternalista, el líder exitoso no solo era el responsable de liderar la organización, sino que asumía una posición humanista de superioridad vertical. En ese momento, además de éxito, y sin perder su jerarquía, el liderazgo se tornó más cercano, en un contexto en el que el líder era el encargado de motivar a los trabajadores. No obstante, con las grandes transformaciones tecnológicas, y la importancia que ganó el concepto del trabajo en equipo, el liderazgo tornó más una acción participativa, basado en la colaboración.
Hoy, que atendemos no solo cambios tecnológicos, sino de carácter sociológico, con la Generación Millennial cada vez más integrada a la fuerza laboral, el liderazgo ha pasado de ser participativo a horizontal, en un contexto de adaptación a las necesidades propias de los colaboradores, donde el clima laboral impacta de forma positiva en los resultados y el logro de objetivos.
Es decir, ¿el trabajador de hoy no podría acostumbrarse a trabajar para un jefe vertical?
No podemos generalizar. Hay diferentes grupos etarios, en diferentes niveles socio económicos, que por la educación que recibieron no crearon competencias de autonomía, por lo que podrían trabajar con un líder vertical. En todo caso, la empresa expresa en el fondo una arquitectura social, en la que el líder debe saber qué estilo de liderazgo es el más conveniente para los objetivos de la empresa, según las personas y las circunstancias.
¿Por dónde debo empezar si quiero cambiar?
Primero, debes ver que tu actuación no parezca un acomodo por intereses, sino que responda a una preocupación sincera de querer ser más horizontal. Segundo, debes reunir a tu equipo para expresarle que a partir de ahora las cosas van a ser más diferentes, porque se van a compartir las decisiones, para escuchar sus aportes y hacerlos partícipes de los logros. Debemos ser conscientes de los retos que implican esta actitud.
¿Qué tipo de ayuda necesitará ese líder con dificultades para hacer esa transición?
Hay coaching, talleres de reflexión, de autoayuda, que permiten identificar qué debemos cambiar si queremos hacer una transición sincera. No siempre será fácil. Y si se puede recurrir a ayuda, en buena hora.

FUENTE: http://elcomercio.pe/especial/zona-ejecutiva/negocios/como-pasar-lider-vertical-lider-horizontal-noticia-1991940


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