Qué lecciones puede sacar Venezuela de las hiperinflaciones en Perú,
Nicaragua y Bolivia, las peores registradas en América Latina.
Fueron
muchas las hiperinflaciones en América Latina en los 80 y comienzos de los 90.
La hiperinflación escaló a su máximo en Perú durante el gobierno de Alán García. |
Hubo una
época traumática en que el dinero de la gente casi no valía nada, había un
déficit fiscal gigantesco y la inflación estaba tan disparada que los cambios
en los precios podían ser cuestión de horas.
Horas
amargas para numerosas personas que recuerdan esos difíciles años, seguidos por
drásticos ajustes inspirados en muchos casos por el economista estadounidense
Milton Friedman, férreo defensor de la liberalización total de la economía.
¿Qué
tan drásticos? Es
ahí donde la discusión se hace inagotable. Y en el caso de Venezuela, las soluciones gradualistas-las que preponen reformas
progresivas para disminuir la burbuja inflacionaria- no encuentran mucho eco
entre los expertos.
El ranking de los
países con más alta hiperinflación en la historia de la región es debatible,
porque los expertos no se ponen de acuerdo en cuál es la mejor manera de
medirla y qué datos son fiables.
Al primer lugar de la lista postulan Perú, Bolivia y
Nicaragua. En cada una de estas naciones se aplicaron fórmulas
distintas para salir del abismo, pero en todas ellas se repitieron políticas de shock, cuyos efectos
siguen siendo discutidos hasta el día de hoy.
La cola
del perro
La peor
hiperinflación en la historia reciente de América Latina se registró en Perú en 1990, bajo el gobierno de Alan García.
Este país
encabeza la lista, si seguimos la definición más utilizada por los economistas,
que considera la hiperinflación como un alza de los precios de más
de 50% durante al menos 30 días seguidos.
Con ese parámetro, el segundo lugar lo ocupa Nicaragua y el tercero Venezuela, según el
economista Steve H. Hanke, profesor de economía aplicada de la Universidad
Johns Hopkins, Estados Unidos, quien lleva años midiendo la inflación diaria
que experimentan los países a nivel mundial.
Según
el registro de Hanke, Perú llegó a 397% mensual en 1990; Nicaragua a 261% en 1986; Venezuela a 234% en abril de este año; Argentina a 197% en 1989; y Bolivia a 183% en 1985.
Diego
Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), coincide en
que ese fue el peor año, y su análisis considera que hubo un alza de precios anual de 7.649%, utilizando los datos del Banco
Central de Reserva de Perú.
La Venezuela
actual va camino de romper ese negativo récord en 2018, ya que el FMI proyecta
una inflación de 13.000%.
Pero,
advierte el economista, en aquella época las mediciones tenían inconvenientes.
"Es probable que haya sido un tercio menos o hasta la mitad menos de lo
que conocemos", le dice Macera a BBC Mundo.
"Creo
que fue la más violenta de América Latina", agrega. "Por
eso, la política aplicada en el primer año del gobierno de Fujimori fue
fundamental. Fue dura, pero no había otro modo de combatir la
hiperinflación", opina.
"Se
dice que cuando Milton Friedman le explicaba a Augusto Pinochet que la única
manera de terminar con la hiperinflación era de un porrazo. Le dijo: 'Si
quieres cortar la cola de un perro, y lo haces poco a poco,
pedacito por pedacito, matarás al perro. Tienes que hacerlo de golpe, de una
sola vez. Lo mismo pasa con la inflación'".
El
"Fujishock"
Fujimori
aplicó el llamado "Fujishock", probablemente el ajuste económico más
duro en la historia de ese país.
Tan duro,
que hasta el propio ministro Juan Carlos Miller lo anunció y terminó su
discurso con la famosa frase "Dios nos ayude".
El país
tenía un gigantesco déficit fiscal provocado por un aumento del gasto público
durante el gobierno de Alan García que buscaba activar la demanda interna.
"Para
financiar ese gasto, en un momento se pusieron a imprimir billetes como
locos", dice Jorge Gonzales, profesor principal de Economía de la
Universidad del Pacífico, en conversación con BBC Mundo.
Cuando
Fujimori llegó al poder levantó el control de precios, liberó el dólar,
privatizó empresas públicas, eliminó subsidios y paró la impresión de dinero,
entre una serie de otras medidas.
"Fujimori
logró detener la inflación en pocas semanas", dice el economista.
¿Pero
cuál fue el costo? "Si hay que criticar algo, yo diría que Fujimori no
supo o no pudo crear una red social de ayuda para
moderar los efectos del plan".
Políticas
similares se aplicaron en varios países de la región, que venían saliendo o que
estaban en medio de la crisis de la deuda externa que causó estragos en los 80.
Abrir la
billetera fiscal
Según los
datos del Banco Mundial, la peor inflación anualizada (que
se mide por el alza de los precios en los últimos doce meses) en la historia de
América Latina la tuvo Bolivia con 23.443% en
septiembre de 1985.
Le
siguen Argentina con 20.262% (marzo 1990) y Perú con 12.379% (agosto 1990). Completan la lista
Brasil con 6.821% (abril 1990) y Chile con 745% (abril 1974).
En
Bolivia, el déficit fiscal generó un escenario complejo. En 1982, el gobierno
de Hernán Siles Zuazo abrió la billetera fiscal y puso controles a la política
cambiaria.
Comenzó a
subir rápidamente la inflación, que se trató con devaluaciones recurrentes que
se hacían insostenibles para los ciudadanos.
Para
1985, las cosas se habían escapado de control y, cuando llegó al poder, Víctor
Paz Estenssoro puso en práctica una dura reforma económica.
¿Suena
conocido? El paquete incluía medidas como la eliminación del control de
precios, la unificación cambiaria con libre convertibilidad, ajuste de tarifas
de servicios públicos, congelamiento de salarios, paralización de inversiones
públicas, reformas impositivas, financiamiento externo del déficit fiscal.
Este paquete
tampoco fue acompañado de políticas sociales que mitigaran los efectos en la
población, tal como ocurrió en Perú, aunque cada episodio tuvo sus propias
características.
Si en algo
están de acuerdo los economistas es que Nicaragua tuvo la inflación más prolongada de América
Latina, que se
extendió desde junio de 1986, hasta marzo de 1991.
En Perú se aplicó el "Fujishock". |
Los datos
del FMI no coinciden al 100% con los del Banco Mundial.
Según el
FMI, la hiperinflación más de América Latina alta la vivió Nicaragua en 1987 con una subida de precios de 13.111%
anual, seguido por Bolivia en 1985 con 11.750%
y Perú en 1990 con 7.480%.
Aunque
las mediciones son divergentes, coinciden en que los casos más dramáticos: se
repiten los nombres de Perú, Bolivia, Nicaragua, Argentina. Y ahora se suma a
la lista Venezuela, que vive una de las peores crisis políticas y económicas
que le ha tocado enfrentar a ese país.
De hecho,
el FMI proyecta que este año la inflación venezolana llegaría a 13.000%, bajo condiciones de pobreza extrema,
violencia y escasez.
No gastes
más de lo que tienes
El
escenario internacional es muy distinto al que existía en los 80 o al inicio de
los 90. Por eso, dicen los expertos, las recetas implementadas en ese entonces
no se deberían aplicar de la misma manera en el contexto actual.
Según
Diego Macera, la hiperinflación de Venezuela está marcada, a diferencia de la
peruana, por una profunda escasez.
"Aunque
la naturaleza del problema es similar: un control absurdo sobre el sistema de
mercado que ahoga la economía. En ese sentido, la estrategia que debe seguir es
similar a la de Perú", opina Macera.
Quienes
han seguido los casos de inflación a nivel internacional, sostienen que el
primer paso es independizar el Banco Central del poder político y dejar de
financiar el déficit fiscal con emisión de billetes.
"La
inflación no la paras controlando precios o tomando el control de los
supermercados", dice Jorge Gonzales. "Es como si una persona con
fiebre decide bajarla rompiendo
el termómetro".
Nicaragua tuvo la inflación más larga de América Latina. |
Otros
expertos dicen que el paso número uno es dolarizar la
economía de un solo golpe.
Si lo
hiciera, Venezuela podría ser el cuarto país de América Latina en adoptar la
moneda estadounidense después de Panamá, El Salvador y Ecuador.
Otra visión
plantea que a Caracas le convendría seguir el camino que en su minuto adoptaron
Bolivia y Perú, estableciendo un tipo de cambio flotante y con bancos centrales
fuertes e independientes.
Los que
defienden esta política, como el economista venezolano Omar Zambrano, piensan
que permitiría estabilizar los precios, aumentar el crecimiento y reducir la
pobreza.
Otro factor
relevante es que Venezuela es un país con una producción concentrada en el
petróleo, algo que lo distingue de los demás.
El FMI proyecta una inflación en Venezuela de 13.000% para este año. |
En
general, una de las lecciones que han dejado las crisis hiperinflacionarias de
la región es que un manejo irresponsable de la política monetaria y en general
de la economía puede tener consecuencias gravísimas.
Esa lección
la han tenido que aprender a la fuerza los países que han sufrido esa espiral
descontrolada de subida de precios.
La situación
en Venezuela, en medio de un turbulento panorama político, hace más difícil el
desafío.
No se sabe
cuáles serán las medidas que Venezuela tomará para salir de su crisis, pero si
la situación sigue por el camino que ha llevado hasta ahora, el reloj seguirá
marcando el avance de una crisis que no da señales de aflojar.
FUENTE:
http://www.bbc.com/mundo/noticias-44043989
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