El Retorno de Magaly Medina
La controvertida conductora de televisión cumple 50 años, los celebra
fuera de las pantallas y, fiel a su desparpajo, no elude ningún tema: la
cárcel, la farándula, la tele, el amor, el sexo, la frustración de su hijo y
una dosis de autocrítica. Luego de cansarse de su programa, tiene una sola
consigna: reencontrarse con la Magaly Medina que perdió en el camino.
¿Qué planes
tienes?
—Ney sigue escuchando propuestas
y hay una que me ha entusiasmado mucho: enfrentarme con un público en vivo.
Estoy pensando seriamente en hacer un stand up comedy sobre un tema que me
encanta: los hombres. Es lo que me provoca hacer, cosas que no he probado.
Tengo la corazonada de que algo bueno va a pasar.
“Escobar”, la
serie que reemplaza a tu programa, “Magaly TeVe”, hace más rating. ¿Sientes que
no te echan en falta?
—El rating lo puse de moda yo,
era mi obsesión. Pero no me he puesto a pensarlo —llega un empleado con un
azafate, vasos con agua helada, posavasos y servilletas—. Lo único que veo es
que todos los programas de espectáculos quieren parecerse a “Magaly TeVe”, los
conductores quieren ser Magaly Medina y sus productores, Ney Guerrero. ¿Por qué
no intentan ser originales? Imitándome nunca van a salir de la mediocridad.
¿Qué cosas marcan hitos en la televisión? Lo nuevo, toda la vida. De repente
suena pedante lo que estoy diciendo, que hay mucha gente mediocre haciendo
estos programas de televisión, pero lo digo porque sé de lo que hablo. Ya lo
hice, pues, ya lo logré. Ahora alcánzame. Lo digo con pedantería porque me
siento orgullosísima de lo que hice en estos quince años.
¿Alguna vez has sentido que hiciste televisión basura?
—(Frunce el ceño, lo piensa) No
lo creo, es televisión comercial.
Pero hay
televisión comercial de calidad…
—Y que nadie ve, como “Plus TV”
—muestra los dientes, achina los ojos y aparece su risa característica,
traviesa, burlona, arrolladora. Ozzy, su perro maltés, la mira serio, tratando
de comprender la gracia.
Has dicho que
necesitas estar con un hombre de un poder adquisitivo alto porque eres cara…
—¡Soy bien cara, papito, sí!
—otra risotada deja perplejos a Ozzy y a Dana, que levantan las orejas y
permanecen inmóviles sobre sus patas traseras.
¿El éxito
necesariamente implica tener dinero?
—Creo que una cosa viene con la
otra. No sé si mi idea romántica del amor podría pasar por mantener a alguien.
El emblemático
caso de Laura Bozzo y Christian Suárez…
—Ella es feliz así, pero yo no
sería feliz con un hombre al que tuviera que comprarle hasta los calzoncillos.
¡No, gracias! Yo sé lo que valgo y lo que merezco.
EL HIJO
Tienes cinco
guardaespaldas y un auto blindado. ¿Te agobia vivir así?
—Ya me acostumbré, ellos conocen
mi mundo. Para mí, es como si no existieran.
¿Consideraste la
idea de mandar a tu hijo a vivir al exterior?
—¡Pero claro que sí! Lo llevé y
se regresó, y ahora está terminando de escribir un libro, pero no puedo dar
detalles, no soy una chismosa —sonríe con ironía—. En mi vida privada no me gusta
el chisme, ¡lo detesto! (Según una fuente confiable, el libro trataría sobre
los Crousillat y sería publicado por la editorial Planeta).
En una ocasión
dijiste que no te considerabas una buena madre.
—Es que creo que, por sobre todos
los aspectos de mi vida, he privilegiado mi carrera. He estado más pendiente de
mi carrera que de mi hijo. Él se ha tenido que criar con la empleada, con la
abuela, con la tía, con el papá… y creo que yo me he perdido grandes momentos
de su vida. Es algo con lo que moriré. Cuando los hijos te necesitan, tienes
que estar ahí, y yo no estuve —mira al frente con pesadumbre—. No estuve en una
edad clave en la que él me necesitaba mucho. Pero creo que estoy tratando de
recomponer eso.
LA CÁRCEL
Leyendo “El
precio de ser Magaly Medina”, el libro que escribiste sobre tu paso por la
cárcel, me topé con una frase muy dura: “El periodismo que practicó el diario
‘El Comercio’ conmigo fue el más detestable que haya visto en mi vida”. ¿A qué
te referías exactamente?
—Lo que pasa es que cuando me fui
a la cárcel los que se llaman “verdaderos periodistas” debieron ser
principistas. “El Comercio” y otros diarios celebraron en lugar de ir al meollo
del asunto. Si hubieran encarcelado a un periodista de su línea, habrían sacado
la Constitución del Estado y el Código Penal y hubieran analizado el caso con
todos sus expertos. Pero como fui yo, se zurraron.
¿Podrías limar
asperezas con Paolo Guerrero?
—No lo creo, pero pienso que si
por él hubiera sido, ni siquiera me habría hecho un juicio. Él lo hizo por su
mamá. Y el juicio me lo ganó su mamá, no Paolo Guerrero.
¿Hubieras podido
sobrellevar esos 76 días en prisión sin ayuda psiquiátrica?
—(Calla un momento) No lo sé.
Realmente fueron los días más feos de mi vida. La ayuda psiquiátrica vino por
iniciativa de Ney. Cada vez que hablaba con él por tel… Uy, “por teléfono” iba
a decir, estoy cometiendo una infidencia que no debo, porque estoy comprometiendo
a gente que me hizo muchos favores cuando estuve en la cárcel, pero sí, logré
comunicarme con Ney por teléfono, debo decirlo ahora, y él me escuchaba mal de
ánimo y se comenzó a desesperar. Yo soy depresiva crónica, entonces mandó a mi
familia a que me llevara al psiquiatra a la cárcel, y sí, me medicaron
muchísimo. Todos los días esperaba que llegara mi abogada a las once de la
mañana con los periódicos y con mis cajetillas de cigarrillos. No sé qué me
hacía más falta: si las noticias con todas las porquerías que publicaban o mis
cigarrillos. Estaba casi todo el día dopada y me volví anoréxica. La pasé mal.
Pero en la cárcel
también te sentiste querida.
—Es cierto, nunca en mi vida
profesional me sentí tan querida como cuando estuve en la cárcel.
EL REENCUENTRO
Durante los siete
años que estuviste con tu productor, Ney Guerrero, ¿nunca pensaron en casarse,
en tener hijos?
—No, porque nosotros más que nada
hemos sido amigos, y reconocer eso llevó algo de tiempo. Yo lo reconocí antes,
pero él era el amigo al que no puedes hacer daño. ¿Por qué lo vas a dejar si te
sientes tan cómoda? Total, no tienes a nadie.
Suena a un “peor
es nada”…
—Es que quizá en esa época yo
necesitaba ese tipo de relación. Por supuesto que en un momento dije: “¡Ah no,
qué estoy haciendo acá!”, y felizmente Ney lo entendió muy bien; entendió que
éramos amigos, y no me podía pasar la vida con un amigo.
A tu regreso a
Lima, tu novio, el notario Alfredo Zambrano, te recibió con mariachis en el
aeropuerto. Da la impresión de que terminan y vuelven, como enamorados
adolescentes.
—He decidido dejar de hablar de
mi relación; las complejidades del amor son difíciles de descifrar para mí. Lo
que estoy intentando es reencontrar a Magaly Medina, porque durante estos dos
últimos años no sé dónde se me perdió. Una vez que lo logre, sabré qué más
quiero.
¿Por qué no estás
bien contigo misma?
—Porque creo que todos estos años
me he dedicado a hacer cosas para otros. El programa no lo hacía para mí, sino
para el canal. Tenía responsabilidades con las sesenta personas que trabajaban
conmigo, y cuando tu trabajo pasa a ser realmente “trabajoso”, te agotas, te
estresas y se convierte en una obligación. Eso me ocurrió. Le perdí el disfrute
a mi programa. Todo el mundo echaba sobre mis espaldas el compromiso de salir
en un horario estelar, de levantar el canal, y yo dije “ya, pues, me la soplo”.
Pero ¿a costa de qué? Al final, a costa de mi cansancio y del cansancio del
público.
Hasta que dijiste
“basta”.
—¡A la miérrrcoles, me cansé!
Ahora quiero hacer lo que es mejor para Magaly Medina. Punto. No me importan
los demás; se pueden morir. Puede venirse el mundo abajo. Es mi tiempo, mi
momento. Me lo he ganado.
Por: Mariano Olivera La Rosa — Foto: Rafo Iparraguirre
FUENTE: http://cosas.pe/personajes/el-retorno-de-magaly-medina
FUENTE: http://cosas.pe/personajes/el-retorno-de-magaly-medina
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario