El Sodalicio, el grupo religioso internacional que
enfrenta acusaciones por abusos sexuales en Perú.
Los testimonios de abusos contra el Sodalicio de Vida Cristiana en Perú comenzaron a aparecer desde el año 2000. |
Hoy
enfrenta acusaciones
de abusos psicológicos, físicos y sexuales contra menores de edad y la Fiscalía del Perú lo investiga
desde octubre de 2015.
La pesquisa comenzó poco después de
la publicación del libro "Mitad monjes, mitad soldados", escrito por
el periodista peruano Pedro Salinas en colaboración con la periodista Paola
Ugaz.
El texto reúne 30 testimonios de abusos ocurridos a lo largo de casi 30 años,
en los que las supuestas víctimas -que no dan sus nombres- señalan como autores
al mismo fundador del movimiento, el laico Luis Fernando Figari
Rodrigo, y a otras cabezas de la organización.
El libro Mitad monjes, mitad soldados también incluye el testimonio de Pedro Salinas, el autor, que fue sodálite por seis años. |
De estos testimonios, cinco narran
episodios de abusos sexuales. De estos últimos, tres señalan como perpetrador
al fundador Figari.
Los tres presentaron sus casos al
Vaticano en 2011, pero no han recibido respuesta, según le confirmaron a BBC
Mundo tanto Paola Ugaz y la ex hermana sodálite Rocío Figueroa, quien les ayudó
a presentar los casos.
Aunque el grupo ha aceptado que se
han presentado abusos individuales de tipo físico y sicológico -pero no
sexual-, niega que sean prácticas extendidas a toda la
organización.
Obediencia absoluta
El Sodalicio se fundó hace 45 años
con el nombre Sodalitium Christianae Vitae, en
honor al sodality o idea de hermandad entre los maristas.
Se creó como una sociedad de vida
apostólica, es decir, como un grupo integrado por laicos
consagrados y sacerdotes que viven en comunidades o casas compartidas entre
ellos y cumplen labores de evangelización.
Un exsodálite, Martín Scheuch, le
contó a BBC Mundo que en los primeros años los miembros del movimiento leían libros fascistas.
El ex sodálite Martín Scheuch ha publicado su testimonio sobre el Sodalicio en su blog Las líneas torcidas. |
El libro "Mitad monjes, mitad
soldados" especifica que uno de los autores leídos era José Antonio Primo
de Rivera, fundador de la falange española.
Scheuch recordó también que una de
las ideas principales con las que surgió el Sodalicio era que sus miembros
debían practicar la obediencia absoluta, en cuanto a horarios, actividades,
lecturas, forma de vestir e incluso estudios profesionales.
Figari -dice- solía repetir una frase
que ilustraba el concepto: "El que obedece nunca se
equivoca".
Las columnas que José Enrique Escardó Steck publicó en 2000 están reunidas en su blog El quinto pie del gato. |
Rocío Figueroa, exhermana sodálite,
comenta que este concepto le parecía "superpeligroso" porque hacía
que uno "perdiera su capacidad crítica" y así "los superiores podían mandar cualquier estupidez".
Fernando Vidal, el asistente de
comunicaciones del Sodalicio, le dijo a BBC Mundo que a los comienzos, cuando
los sodálites eran muy jóvenes, tomában como referencia antiguas costumbres de
la época.
Pero aseguró que nunca hubo
restricción o prohibición de lecturas para los sodálites, sino
"recomendaciones durante su formación".
Pedro Salinas y Paola Ugaz investigaron durante cuatro años los testimonios de abusos contra el Sodalicio. |
Agregó que Primo de Rivera era sólo
uno de los muchos autores que leían. "El Sodalicio es una institución
religiosa, no política", dijo.
El Sodalicio se extendió desde Perú a Brasil, Colombia, Chile, Argentina,
Ecuador, Costa Rica, Estados Unidos e Italia.
Ahora la "Familia Sodálite"
(que agrupa también a laicos no consagrados) incluye a más de 20.000 personas en 25 países.
El grupo goza de derecho canónico
desde 1997, cuando Juan Pablo II era papa.
Esta es la estampa de Germán Doig que se repartía cuando el Sodalicio lo postulaba a beato. |
Dormir en una escalera
Pero tres años después, la orden
comenzó a aparecer en la prensa peruana por razones distintas a las religiosas.
En 2000, el exsodálite José Enrique
Escardó Steck publicó en la revista peruana Gente una serie de columnas en las
que contaba los abusos psicológicos y físicos que
sufrió durante el año que vivió en las comunidades del Sodalicio.
En ese tiempo, dice, sus superiores
loobligaron a dormir un mes en una escalera y a comer arroz con
leche con kétchup.
Además, asegura que lo amedrentaron con una cuchilla en el cuello y lo escondían en el
baño de la comunidad cuando su mamá iba a visitarlo.
Fernando Vidal, el asistente de
comunicaciones de la organización, no niega testimonios como los de José
Enrique Escardó.
El Vaticano ha designado a un "visitador" para todas las casas del Sodalicio en Perú. |
"Creo que en situaciones así
confluyen muchas cosas: los defectos y problemas del señor Figari, el contexto
socio-cultural de los años 60 y 70, la juventud e inexperiencia de los que
iniciaban este camino", dijo.
Aseguró que ese tipo de prácticas,
"más allá de cuáles sean verdaderas o no", no se hacen "desde
hace muchos años en ninguna de las comunidades sodálites".
El vocero del grupo reconoció que estos
casos de abusos físicos y psicológicos son "inaceptables", pero opinó
que se trataban de casos particulares: "Estamos seguros que han sido
hechos aislados, circunscritos. Lamentables e inaceptables".
Sin embargo, aceptó que deben hacer
cambios en su institución y que están "tomando conciencia" de las
"fallas": "El Sodalicio no se reduce a las denuncias. Hay mucha
gente buena y generosa".
José Enrique también contó sus
experiencias en un programa periodístico peruano de televisión en 2001, pero la
prensa olvidó pronto el tema.
Un niño desnudo en un hotel
Hasta 2007. En octubre de ese año, la policía encontró al entonces sodálite Daniel Murguía Ward en un
hotel con un niño de 11 años, al que iba a tomarle fotos desnudo.
Murguía Ward había sido muy cercano a Figari, el fundador de la
organización, según le confirmó a BBC Mundo su propia hermana, Patricia
Murguía.
Dos
días después de la detención, el grupo Sodalicio anunció que expulsaba a Daniel
Murguía por "esta situación hasta ahora totalmente desconocida para
nosotros, que consideramos completamente inaceptable, y que ha sorprendido y
golpeado dolorosamente a toda nuestra comunidad".
Luis Fernando Figari (izquierda), el fundador del Sodalicio, vive en Roma, y Germán Doig, que fue candidato a beato hasta el 2010. |
Luego
del episodio del hotel, Daniel estuvo año y medio en la cárcel.
Tres
años después, las cosas parecieron precipitarse. A fines del 2010, Figari
renunció sorpresivamente a ser superior del movimiento después de 39 años y
"por motivos de salud". Ese mismo año se suspendió la causa de
beatificación de Germán Doig Klinge, vicario general del Sodalicio muerto en
2001. Era el primer sodálite que el grupo postulaba a los altares.
En
febrero del 2011 el periódico peruano Diario 16 dio cuenta de unos testimonios
de abuso sexual que señalaban como autor al candidato a beato.
El Sodalicio tuvo que reconocer estos
testimonios como la verdadera razón paraanular la beatificación de su
exlíder.
El libro "Mitad monjes, mitad
soldados" recoge la historia de quien dice ser una de las víctimas de
Germán Doig.
"Era muy cariñoso",
asegura. Dice que le "cogía la mano" y lo abrazaba en las salitas
privadas donde realizaban sus sesiones de consejería espiritual.
En estas sesiones, asegura, se
quedaban desnudos para hacer ejercicios de energía y Doig lo masturbaba.
Otra víctima asegura que, en estas
sesiones, Doig le pidió que lo penetrara, como una manera de "experimentar
para ayudar a otros aconsejados”, según se indica en el libro.
Otro de los testimonios pertenece a
Rocío Figueroa, ex hermana sodálite, quien asegura que Doig le tocó un seno en
una "sesión de yoga".
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El papa Juan Pablo II otorgó al Sodalicio el derecho canónico en 1997. |
EL VISITADOR DEL VATICANO
En abril de 2015, antes de la
publicación del libro "Mitad monjes, mitad soldados", la Iglesia
católica había nombrado al sacerdote peruano Fortunato Pablo Urcey como
"visitador" para las casas del Sodalicio.
En sus palabras, su función es
"recoger información sobre la forma de vida del Sodalicio y la autoridad
de Luis Fernando Figari".
Si bien aceptó que ha preguntado a
los miembros sobre los testimonios de abusos, dice que investigarlos no es un
trabajo que él tenga que hacer.
Fortunato Pablo, ha ido a todas las
casas del Sodalicio en el Perú y ha conversado con sus miembros. Aseguró que
"ha tomado lonche (merienda) y ha compartido la eucaristía con
ellos".
También ha conversado con algunas
víctimas e incluirá sus testimonios en el informe que presentó al Vaticano en
febrero.
Pero el sacerdote dice que no ha
leído completo el libro porque hay que evaluar la "motivación" de los
autores al publicarlo.
A partir del reporte del visitador,
el Vaticano decidirá si envía a un investigador y las medidas que tomará con el
Sodalicio.
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Testimonios contra el fundador
Pero el escándalo no quedó ahí. En
agosto del 2011, pocos meses después de publicar la información sobre Germán
Doig, el periódico peruano Diario 16 difundiótestimonios de abuso sexual que
involucraban al mismo Figari, el fundador.
Según el libro "Mitad monjes,
mitad soldados", un exsodálite acusa a Luis Fernando Figari de enseñarle
revistas pornográficas y de pedirle que se sentara sobre un palo.
Otra de las víctimas señala en el libro que,
cuando tenía 17 años, Figari le dijo que era momento de "abrir el tercer
ojo para ver mejor las auras y que despertaría su kundalini al
depositar su semen en su hueso sacro".
En ese momento, el Sodalicio y Figari negaron las acusaciones.
Luego
de su retiro en 2010, Luis Fernando Figari vivió entre Lima y Roma hasta que en
2015 se estableció definitivamente en la capital italiana. Hasta ahora, sólo ha respondido a las acusaciones con una
carta a los sodálites, difundida este año por los medios
peruanos.
En
el texto, Figari reconoció haber "cometido graves errores, fallas y
ligerezas", pero negó
los abusos sexuales.
Según
el actual superior del Sodalicio, Alessandro Moroni, Figari vive alejado de la
administración del grupo que fundó en 1971 en Lima.
Y
ahora, ante la investigación de la Fiscalía, el abogado de Figari, Juan Armando
Lengua Balbi, cuestiona que los testimonios del libro sean anónimos.
"No
puede haber autores si no hay agraviados claros", dijo, y aseguró que su
defendido es inocente de todas las imputaciones.
Lengua
Balbi detalló que la Fiscalía ha citado a Figari, pero explica que no asistirá
porque la citación no le ha llegado a su domicilio actual, en Roma. "Tiene
mi consejo de no asistir", aseveró el abogado.
Por parte del Sodalicio, el asistente de Comunicaciones,
Fernando Vidal, dijo que la agrupación colaborará en "todo lo que
sea requerido por la justicia civil, penal o eclesiástica" para investigar
estos casos.
"Se
está investigando y poniendo todos los medios para determinar la verdad y las
responsabilidades. Se aplicarán las medidas que sean justas, inclusive
sanciones y separación (del grupo) si fuera necesario".
FUENTE:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160105_america_latina_peru_sodalicios_denuncias_abuso_sexual_ppb
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