EE UU ratifica que es
obligatorio leer los derechos a todos los detenidos.
El
Tribunal Supremo de Estados Unidos reafirmó ayer su histórica decisión de 1966,
la llamada Norma Miranda, que obliga a la policía a leerle sus derechos a todos
y cada uno de los detenidos. Pese al cambio de clima político y judicial desde
el progresismo de los años sesenta al mayor conservadurismo actual, el Supremo,
por siete votos a favor frente a dos en contra, sentenció ayer que las
declaraciones de los detenidos a la policía sólo son válidas ante un tribunal
si éstos han sido informados previamente de su derecho a guardar silencio y a
exigir un abogado, aunque sea de oficio."Mantenemos Miranda", declaró
William Rehnquist, presidente del Supremo. Fue una gran victoria para las asociaciones
de derechos humanos y una derrota de las muchas fuerzas policiales
estadounidenses que pedían la abolición de esta regla. En los últimos siete
lustros, la policía se ha quejado en numerosas ocasiones de que el olvido a la
hora de leerle sus derechos al detenido significa la puesta en libertad de
400.000 culpables cada año.
Rehnquist
subrayó que la decisión del Supremo de 1966, bajo la presidencia del liberal
Earl Warren, tiene carácter constitucional, por lo que no puede ser abolida o
alterada por ninguna ley aprobada por el Congreso de EEUU o por ninguno de los
legislativos de los 50 Estados norteamericanos. El presidente del Supremo
añadió que Miranda se ha enraizado en los comportamientos de la policía y los
tribunales del país.
Confesión
ante el FBI
El
Supremo se había visto obligado a pronunciarse sobre esta norma a consecuencia
del llamado caso Charles Dickerson, un sospechoso de una serie de robos en
bancos de Virginia y Maryland. Dickerson confesó la autoría de esos robos en
enero de 1997 ante agentes del FBI que no le habían leído sus derechos. Por
este motivo, un juez de Virginia rechazó que esa confesión pudiera usarse como
prueba en el juicio. En el siguiente escalón judicial, un Tribunal de
Apelaciones de Richmond (Virginia) desautorizó al juez y aceptó el uso de la
confesión.
Tras
escuchar argumentos en ambos sentidos, el Supremo, en su sentencia de ayer,
revalida el criterio del primer juez y establece que el Tribunal de Apelaciones
actuó erróneamente al no darle toda su validez a la Norma Miranda.
Este
debate ha apasionado en los últimos meses a los medios políticos y jurídicos
estadounidenses. Frente al criterio de las fuerzas policiales, el departamento
de Justicia de EEUU se ha alineado con rotundidad en el campo, victorioso, de
los partidarios de la obligatoriedad absoluta de Miranda.
En
este año electoral, el debate también se ha incorporado a la carrera hacia la
Casa Blanca. Sin pronunciarse sobre el fondo del asunto, el candidato
presidencial republicano George Bush se declaró partidario de discutir la
vigencia y el alcance de la norma. Por el contrario, Al Gore, candidato
demócrata, se manifestó a favor de no alterar ni una coma de la letra y el
espíritu de la decisión de 1996.
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Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de junio de 2000
FUENTE:
https://elpais.com/diario/2000/06/27/internacional/962056803_850215.html
JAVIER VALENZUELA
Washington 27 JUN 2000