Perros, solo les falta hablar
MASCOTAS. Un neurocientífico
comprobó que, en materia de emociones, el cerebro del perro y el del hombre son
sorprendentemente parecidos.
Foto: INGIMAGE |
Hace tres años Gregory Berns,
un neurocientífico de la Universidad de Emory, decidió confirmar
científicamente lo que pasa en el cerebro de esos animales en materia de
sentimientos. Su interés nació de su experiencia personal. Quería saber
si Newton, su perro recién fallecido, que lo había acompañado durante 14 años,
lo había querido tanto como Berns a él.
Ese trabajo confirmó lo
que ya muchos sabían: en términos de afecto los perros son como las personas.
“Lo más impactante fue encontrar que los cerebros de los humanos y de los canes
se parecen mucho, tanto en función como en estructura”, dijo a SEMANA el
experto, quien publicó los detalles de la investigación en el libro How Dogs
Love Us que saldrá a la venta esta semana.
Por más obvias que
parezcan sus conclusiones, la investigación marcó un hito pues por primera vez
la ciencia analizó la función cerebral de estos animales. Nadie había logrado
que un perro se quedara quieto en un aparato de resonancia magnética. Dormirlo
no era una opción pues hacerlo impediría ver el cerebro activo. Lo ideal era
que estuviera totalmente despierto y tranquilo.
Berns logró entrenar a
los participantes para que subieran a la camilla, se arrastraran por el tubo
del aparato y se pusieran en la posición indicada para tomar las imágenes. La
primera elegida fue Callie, su nueva mascota terrier, y McKenzie, un
collier. Una vez el entrenamiento funcionó otros perros completaron el grupo de
12 ‘voluntarios’.
Las imágenes de
resonancia magnética miden el nivel de energía de las neuronas que cuando se
activan necesitan más sangre y oxígeno. El primer examen consistió en hacerle a
Callie una señal con la mano hacia arriba que indicaba comida; la mano
horizontal, significaba lo contrario. Con la señal positiva, Berns observó que
el núcleo caudado se activaba más.
Este hallazgo es
importante porque el núcleo caudado en los humanos es una región rica en
dopamina y juega un papel crucial en la anticipación de placeres como la
comida, el amor y el dinero. En los perros también se activa ante la idea de
comida, con el olor del amo o ante la presencia de una persona familiar al
can.
Inferir de estos
resultados que un perro quiere a su amo es arriesgado pero a partir de las
similitudes entre ambos cerebros, Berns se atreve a afirmar que sí tienen
emociones. En términos de sensibilidad, los canes podrían compararse con un
niño, cuyo cerebro está cableado para sentir apego y amor. En ese sentido, dice
que “los perros sí nos quieren y nos extrañan cuando nos vamos, y por razones que
van más allá de la comida. Es por lo mismo que los seres humanos se quieren
entre sí”.
Confirmar
científicamente este dato es importante porque evita el antropomorfismo, que
implica otorgar sin justificación cualidades humanas a otros animales u objetos.
“Hoy tenemos evidencia de que ellos también sienten las emociones”, explicó el
experto a esta revista.
Berns cree que su
investigación apenas comienza y seguramente cambiará la manera como la gente
trata hoy a estas mascotas. Si bien muchos ya consienten a sus perros como si
fueran personas, y de hecho algunos llevan vidas que envidiarían los seres
humanos, piensa que aún falta mucho para que tengan los derechos que se
merecen. “Aún son considerados propiedad del amo. Eso significa que si a usted
no le gusta su perro lo puede regalar como si fuera un mueble. Si hay evidencia
biológica de que ellos tienen emociones positivas, ¿no deberíamos tratarlos
mejor?”
FUENTE: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/emociones-perro-hombre/360714-3
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