Cadete Trump.
Cuatro peruanos estudiaron con el presidente de EE.UU. en la Academia Militar de Nueva York.
Tenía apenas 14 años cuando los cadetes con mayor rango de su compañía lo lanzaron del segundo piso de las barracas de la Academia Militar de Nueva York. “Me pegaban todos los días por ser un perro”, recuerda el psiquiatra Teodoro Pait en conversación con CARETAS desde Miami. Corría el año 1962 y esos violentos rituales de iniciación, conocidos como hazing, eran muy comunes en escuelas de formación castrense. Sus abusadores eran estudiantes de 16 o 17 años. El calvario terminó cuando el sargento de provisiones Donald Trump acudió en su auxilio.
Trump en el Desfile por el Día de Colón en la Quinta Avenida.
“Él se dio cuenta de que era muy chiquillo para estar ahí, con gente mucho mayor y muy violenta. Recuerdo claramente que él una tarde intercedió para que se me pusiera en una compañía de cadetes más jóvenes porque yo no podía defenderme. Lo consiguió. Nunca más volvieron a molestarme ni a pegarme. Le debo un agradecimiento a Donald por haberme salvado de continuar siendo abusado. Es una persona que se ha preocupado por ayudar a los débiles. En la academia nadie sale a defenderte”, remarca Pait.
A los 17, cuando cursaba su último año en la academia, ascendió a capitán. |
Como sargento de provisiones, cargo al que accedió en 1962 cuando cursaba el decimoprimer grado, Trump tenía la responsabilidad de proveer y guardar los 50 rifles que utilizaba la compañía para marchar en sus desfiles. Además de eficiente y dedicado era un deportista consumado. Pait lo recuerda como un buen participante del equipo de fútbol, del cual fue manager. Una de las funciones del peruano era entregar los implementos de juego a los estudiantes.
El sargento Trump y el teniente Rosas. |
La Academia Militar de Nueva York fue fundada en 1889 por Charles Jefferson Wright, un veterano de la Guerra de Secesión. Trump ingresó en 1959 a los 13 años luego de abandonar una escuela en Queens por problemas de conducta. La pensión anual bordeaba los US$ 30 mil. Por sus barracas han pasado otros tres peruanos, además de Pait, que conocieron a Trump.
Practicaba fútbol, béisbol, básquet, natación, lucha y otros deportes. |
Ellos son Juan Manuel, Raúl y Cristóbal Rosas. CARETAS logró contactar a este último, quien alcanzó el rango de Teniente Primero y fue superior de Trump, quien en su calidad de Sargento de Provisiones formaba parte de su compañía. Para dejar de ser soldados rasos los cadetes debían obtener como mínimo un puntaje de 75 sobre 100. Trump llegó hasta 90. Por eso en 1973, su último año en la academia, logró ascender a capitán.
“Fui uno de los chicos más destacados en la academia”, declaró Trump. |
“Cuando le dabas una labor la efectuaba a la perfección. Agarraba diez muchachos y la ejecutaba. No es fácil que un chico de 17 años le dé órdenes a otro de la misma edad, menos en plena rebeldía”, cuenta Cristóbal Rosas. Él fue otro de los cadetes que ayudó a Pait en su adaptación en la escuela militar.
Trump era eficiente, estudioso, respetuoso y honorable, dice Rosas. Derecha, Pait, salvado por Donald. |
Trump también sobrevive en la memoria de Rosas como alguien que no fue abusivo cuando obtuvo un rango. “Tenía mucho don de mando. Era sonriente y un buen pata. Muy estricto con él mismo, muy religioso. Los domingos nunca faltaba a la misa. Era conservador y extremadamente deportista”, revela.
Rosas y Pait creen que la imagen que el presidente de Estados Unidos proyecta hoy no tiene nada que ver con el muchacho que conocieron hace más de cinco décadas. Uno prefiere recordarlo por la ayuda que le dio, otro cree que sus exabruptos son parte de una estrategia. Lo que sí dejó claro Teodoro Dobias, uno de sus mentores en la escuela, es que siempre quiso llamar la atención. En eso no ha cambiado demasiado.
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