Las
dos caras del “milagro” económico portugués.
Los
avances no se pueden negar: Portugal ha crecido por encima de la media europea
en los últimos años - 3.5% en el 2017 y 2.4% en el 2018- y la tasa de
desempleo, que rondaba el 12% en las últimas elecciones, ha bajado hasta 6.3%.
(Foto referencial: EFE) |
Los
números macroeconómicos del “superministro” socialista Mário Centeno han
traspasado fronteras y han colocado a Portugal como un ejemplo de
recuperación en Europa, pero no han tenido tanto éxito convenciendo a los
portugueses: más de la mitad considera que la crisis aún no ha pasado.
Son las dos caras del
milagro económico portugués que dejan cuatro años de gestión socialista y que
este domingo se someterá al escrutinio de las urnas, donde los ciudadanos
decidirán si conceden a António Costa mayoría absoluta o le fuerzan a pactar.
Revertir la austeridad y atraer inversión extranjera
En el 2015, cuando Costa
dio la vuelta a su derrota electoral y llegó al Ejecutivo aupado por la
izquierda, los socialistas encontraron un país bajo el yugo de la austeridad.
En estos cuatro años han
logrado su "milagro": actualizaron salarios en la administración,
descongelaron carreras, revalorizaron pensiones y redujeron los impuestos a los
rendimientos del trabajo.
Además, con la presión de
sus socios de izquierda, aumentaron el salario mínimo de forma progresiva desde
los 505 euros del 2015 hasta los 600 euros actuales.
Lograron impulsar la demanda
interna, pero gran parte del empuje llegó desde fuera de sus fronteras.
Atraídos por beneficios
fiscales y permisos de residencia a cambio de inversiones -una estrategia
implementada por la derecha y profundizada por los socialistas-, la presencia
extranjera en el país ha crecido, especialmente en el sector inmobiliario, en
el que los precios se han disparado.
El turismo extranjero ha
vivido un "boom" y ha impulsado el crecimiento: Ya supone cerca del
15% del PBI y es responsable de un buen pellizco de los nuevos empleos.
El “milagro” portugués ha
conquistado también a empresas internacionales, buena parte del sector
tecnológico, una de las principales apuestas del Gobierno socialista. Una de
ellas, Google, ha instalado un
centro de operaciones en Lisboa que presta servicio a clientes de Europa,
África y Oriente Medio.
Los números de Centeno
Todo ello ha permitido a
Portugal presumir de los números macroeconómicos del ministro de Finanzas,
Mário Centeno, que, pese a predicar que practica una política de izquierdas, se
vio recompensado con la presidencia del ortodoxo Eurogrupo.
Los avances no se pueden
negar: Portugal ha crecido por encima de la media europea en los últimos años -
3.5% en el 2017 y 2.4% en el 2018- y la tasa de desempleo, que rondaba el 12%
en las últimas elecciones, ha bajado hasta 6.3%.
El déficit, una de las
banderas empuñadas por los socialistas para defender su gestión, ha se reducido
a mínimos: Superaba el 7% en el 2014 y cerró el 2018 en apenas el 0.4%.
El reconocimiento
internacional es indudable: las tres principales agencias de calificación le
retiraron del "bono basura" y han mejorado su nota; la prima de
riesgo está a la par de España y publicaciones económicas de prestigio alaban
al país.
Pero en territorio
nacional los elogios son más cautos, y aunque se reconocen los progresos, hay
analistas que cuestionan su impacto.
La otra cara
"En los sectores
donde más se creció, y que fueron de cierta manera el soporte del crecimiento
del conjunto de la economía, los salarios, los rendimientos y el valor añadido
no son robustos. Por eso la economía mantiene señales de vulnerabilidad y
precariedad", señala el investigador José Reis, coordinador del
Observatorio sobre Crisis y Alternativas de la Universidad de Coimbra.
Un crecimiento basado en
la demanda externa y en sectores como el turismo no fortalece la capacidad
productiva de la economía, advierte.
También se cuestiona la
estrategia de Centeno para reducir el déficit, basada en el crecimiento y en un
férreo control del gasto.
Los números van en su
contra: el peso de la inversión pública en el PBI se ha mantenido durante toda
la legislatura por debajo del dato del 2015, último año de gobierno de los
conservadores (2.2%).
La austeridad se ha
traducido en problemas en sectores como la sanidad: el Servicio Nacional de
Salud (SNS) contó en el 2018 sólo con el 4.3% del PBI, el porcentaje más bajo
de los últimos 15 años.
En el mercado laboral
también se apuntan sombras porque la mayor parte del empleo creado es precario:
sólo alrededor de un tercio de los nuevos contratos son indefinidos, según el
Observatorio sobre Crisis.
Y pese a la recuperación
del sueldo de los funcionarios y a la subida del salario mínimo, en esta
legislatura no se ha conseguido una revalorización salarial a gran escala.
Los portugueses, no tan
convencidos
Estos peros se reflejan
en la opinión de muchos portugueses de a pie, que no consideran que su
situación haya mejorado lo suficiente como para dar por olvidada la crisis
económica.
Un 53.5% cree que la
crisis no se ha superado y su mayor preocupación es el empleo, según la última
encuesta del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa.
El descontento se palpa
en la conflictividad laboral. En la segunda mitad de la legislatura
prácticamente todos los sectores del funcionariado salieron a la calle a exigir
mejoras, aunque los más sangrantes fueron los conflictos en sanidad y
educación.
La vivienda es un
problema dramático en ciudades como Lisboa y Oporto, donde miles de portugueses
se han visto forzados a abandonar el centro ahogados por la escalada de los
precios.
Es otra de las cuentas
pendientes de Costa. Su programa de "alquiler accesible", con
exenciones fiscales a los propietarios a cambio de limitar los precios, apenas
tiene impacto en el mercado. Es de adhesión "voluntaria" y los
inquilinos consideran los valores demasiado altos.
Es el caso Carla, una
lisboeta de clase media que tuvo que dejar el popular barrio de Alfama y
trasladarse a Almada, al otro lado del río Tajo. “Como muchos otros, me fui con
pena, pero no podía pagar esos precios”, lamenta.
FUENTE: https://gestion.pe/mundo/internacional/las-dos-caras-del-milagro-economico-portugues-noticia/
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