Muere Raffaella Carrà, diva de la televisión y la música.
La
artista y fenómeno televisivo, responsable de temas como ‘Caliente, caliente’ o
‘Hay que venir al sur’, ha fallecido a los 78 años
Posado de Raffella Carrà, en 1984. En vídeo, las siete canciones más icónicas de la diva italiana.
Raffaella
Carrà, en realidad Raffaella Maria Roberta Pelloni (Bolonia
1943), ha muerto hoy por la tarde en su casa romana a los 78 años. La artista,
también considerada la gran showgirl de la televisión italiana,
atravesó en lo últimos meses con enorme discreción una enfermedad que la apartó
definitivamente de su pasión por el trabajo. El coreógrafo Sergio Japino, su
expareja, fue el encargado de dar una noticia que dejó perpleja a toda Italia.
“Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su
inconfundible risa y su extraordinario talento resplandecerán siempre”. La gran
diva no tuvo hijos, pero con el símil que ella acostumbraba a usar, deja
huérfanos a millones de telespectadores y a una legión de incondicionales que
encontraron en ella al icono de una época. Pero, sobre todo, a un inesperado y
desacomplejado símbolo de la libertad.
“Nada
es eterno… excepto la Carrà”, solía decirse en Italia. En parte por eso, pero
también por el silencio con el que los suyos llevaron la enfermedad que
padecía, nadie esperaba la noticia del fallecimiento. Hasta hace poco había
estado grabando un nuevo programa de entrevistas que seguía la estela de
aquellos grandes éxitos que cambiaron la televisión. Con algunos de ellos,
como Carràmba! Che sorpresa!, Canzonissima, Pronto... Raffaella?, transformó
la manera de construir el relato televisivo de una época algo pacata y alcanzó
audiencias de hasta 10 millones de espectadores que le confirieron el poder
para seguir diciendo lo que le daba la gana siempre (la entrevista a la madre
Teresa de Calcuta ataviada con un vestido de mangas transparentes y cristales
de Swarovski es historia de la televisión). Podía con todo y, casi siempre muy
bien, delante de una cámara. “¿Puedo todavía ofrecer algo a mi público?”, se
preguntó antes de volver a colocarse frente a las cámaras.
Raffaella, capaz de cabalgar como ningún artista el difícil puente del espectáculo
entre España e Italia (en España era Raffaella y en Italia, la
Carrà), estaba algo cansada en los últimos tiempos. A los 73 años había
anunciado su retirada y mostraba algunas dudas sobre su regreso. “Tengo una
edad y todos esperan que cante y baile, pero ya no tengo ganas de hacerlo. He
trabajado toda la vida, he tenido satisfacciones más grandes de las que nunca
hubiera esperado y momentos de televisión extraordinarios. No es que sienta la
necesidad de volver a la televisión, se está bien también sin mí”, aseguró.
Pero conservaba la naturalidad que le permitió triunfar en España y en Italia y
volvió a seducir al público italiano, que la adora.Raffaella Carrà en la 64º edición del Festival de la Canción Italiana en 2014.
La
artista, capaz de cambiar la visión de su público cuando ese poder no
pertenecía a inocuos influencers, era una trabajadora incansable. No hubo
un solo mes de los últimos 30 años en el que no estuviera embarcada en algún
proyecto. Cuando no se encontraba en un plató de televisión o en un estudio de
grabación (25 álbumes de estudio y más de 60 millones de discos vendidos),
seguía trabajando laboriosamente en una oficina del barrio de Flaminio, en
Roma. Subía a pie los escalones que conducían al primer piso de un angosto
apartamento donde colgaban discos de oro y platino. Fotos de estrellas,
dedicatorias... Gianluca, su embajador ante el mundo (ella casi no usaba el
teléfono y detestaba las redes sociales), era quien recibía al invitado y lo
conducía hasta la gran diva. Se abría la puerta y aparecía ella, impecable con
su media melena platino y con alguno de sus pitillos Murat (fumaba 16 al día).
Símbolo
LGTBI
Raffaella
no tuvo hijos. Pero, de algún modo, los engendró a millones con su público y
con su legión de fieles seguidores, que corrieron a llorarla en masa en las
redes. Muchos entre la comunidad LGTBI, que siempre vio en ella a una musa de
la libertad y de la defensa de los derechos civiles en un periodo en el que
apuntarse a esta batalla no era tan fácil como hoy. Y mucho antes, claro, de
que lo hicieran artistas como Madonna. Ella sonreía divertida. “Moriré sin
saberlo. En mi tumba dejaré escrito: ‘¿Por qué he gustado tanto a los
homosexuales?’”, respondía a la cuestión en una entrevista con Il Corriere
della Sera hace tres años. El tema Lucas, que lanzó en 1978, acabó
convirtiéndose en un símbolo.
La
presentadora nunca quiso encasillarse en ninguna etiqueta política —aunque votó
durante años al Partido Comunista— y ocultaba bajo una especie de imprudencia
pizpireta lo que, en realidad, eran unas convicciones muy firmes sobre la
libertad de la mujer. De su canción Caliente, caliente —”hace tiempo
que mi cuerpo anda suelto y no lo puedo frenar ¡Y no lo puedes frenar!”— un
periodista italiano dijo que aportó más al feminismo que todas aquellas mujeres
que quemaban sus sujetadores en los años setenta. Ella siempre ha defendido los
mensajes avanzados de su música: “No hacían daño a nadie. Quitaban del medio
muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es una vida cuando
tienes libertad”.
La
carrera de Raffaella Carrà, nacida en la ciudad de Bolonia, comenzó cuando
apenas tenía 18 años. Bailarina y cantante, debutó en el programa de televisión Tempo
di danza en 1961. Tuvo papeles en algunos shows y espectáculos y
en la comedia musical Scaramouche (1965). Luego, en 1970, comenzó a
presentar el programa Canzonissima en la RAI, donde se hizo famosa
por el escándalo que causaron sus apariciones enseñando el ombligo en la
televisión pública de un país bajo la rígida batuta moral de la Democracia
Cristiana y la eterna vigilancia del Vaticano (la sensual coreografía
de su Tuca Tuca en 1971 fue otra sacudida a los tiempos que corrían).
Se convirtió así en la primera gran diva de la pequeña pantalla, todavía en
blanco y negro y construida sobre la prueba y el error de sus intérpretes.
Fue
una máquina de encadenar éxitos año tras año. En 1984, presentó Pronto,
Raffaella, que cultivó audiencias estratosféricas. También Domenica o Fantastico
12. Después decidió hacer un paréntesis de cuatro años en España, adonde
se llevó el programa Hola Raffaela en RTVE a comienzos de los años
noventa. Así se metió también en el salón de millones de españoles que la
vieron como a una de los suyos, pero con algo de acento italiano. Hace tres
años, el Gobierno español le concedió una condecoración por su aportación a la
cultura española y su cercanía.
Raffaella vivió la pandemia con angustia y hastío. En su
última entrevista, realizada en 2020 con el Il Corriere della
Sera, dijo que “tenía miedo”. “Mucho miedo. No salgo y este 2020 se ha
convertido en un año sabático. El 31 de diciembre habrá que romperlo todo”. Y
luego añadía: “Últimamente me he visto en las noticias un par de veces y me
dije: Dios, ¿qué sucede? Y pensé que la tercera vez dirán que estoy muerta.
Pero toco hierro”. Siempre a contracorriente.
FUENTE: https://elpais.com/cultura/2021-07-05/muere-la-cantante-actriz-y-presentadora-raffaella-carra.html
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