“Mistura” es el mejor homenaje que se le puede hacer no solo a la gastronomía peruana, sino a todos los que intervienen en el entrañable proceso de crear platos emblemáticos en la mesa de los peruanos de todos los rincones del país.
cebiche
Los productores de papa y otros vegetales tan peruanos e indispensables para acompañar una mítica papa a la huancaína o una desquiciante causa rellena, con lo que desees, atún o pollo como antaño, y hoy más “gourmet” con langostinos y camarones.
Recorro “Mistura” y veo a inmensas señoras que se mueven como reinas en su palacio, en las cocinas, parrillas y recuerdo a mi abuela Rachel, que debe estar cocinándole a los ángeles. Ella me inculcó el amor que uno debe poner al cocinar en el día a día -porque este Búho también “la conoce” en la cocina desde chibolo, porque mi viejita estuvo hospitalizada y a los 14 años, algunos días me vi obligado a cocinar para mis hermanas.
pollo a la brasa
Fue mi abuela quien me daba las recetas que yo copiaba con atención para seguirlas al pie de la letra. Ella, hasta que tuvo fuerzas, nadie la sacó de la cocina y botaba a las empleadas de su reino.
Sancochado los lunes, menestrones los martes, miga, papa con ají con su cojinova frita los viernes, cebiche de cojinova con aguadito de pollo los sábados. Arroz con pato, con su cerveza negra los días de fiesta o carapulcra de chancho, donde se mataba tostando maní ella sola, mientras yo los pelaba y molía.
Los viernes preparaba, a las 9 de la noche, un escabeche de cojinova y lo dejaba en una fuente arriba del refrigerador para comerlo con pan en el desayuno el sábado. Los domingos hacía sangrecita. Olluquito, cau cau o el lomo saltado eran para chuparse los dedos.
pachamanca
Cuando vivimos con ella, nunca dejó que mi madre ingrese a su cocina, por eso mi viejita aprendió tarde a cocinar. Ese espíritu de mi abuela lo vi en “Mistura”, en tantos hombres y mujeres que trabajan con amor para no solo llenar estómagos, sino agasajar al comensal.
Gastón Acurio y la Apega acertaron en crear este festival. Hoy es una realidad y va camino a convertirse en la mayor feria gastronómica de la región. Lo más importante es que no está dirigido a los turistas extranjeros -pero en el futuro seguramente será un imán-, sino a los limeños de todos los estratos sociales.
Es una iniciativa solidaria, de los chefs de restaurantes exclusivos, para llevar su arte a las mayorías.
Cuando llegué y me ofrecieron gratis un pan recién salidito del horno, en ese momento imaginé cómo fue la bíblica multiplicación de los panes.
Apago el televisor.
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