El mayor constructor de Brasil, condenado a 19 años
de prisión en el caso Petrobras.
Marcelo Odebrecht está implicado en una trama de
corrupción de la petrolera estatal.
Marcelo Odebrecht en septiembre 2015. /Heuler Andrey /AFP |
El mayor constructor de Brasil y
presidente de uno de los
mayores imperios empresariales de América Latina, Marcelo
Odebrecht, fue condenado este martes a 19 años de prisión por participar en una
trama que conseguía contratos de forma fraudulenta con la petrolera brasileña
Petrobras. Se trata del paso más reciente de la interminable Operación Lava
Jato, que desde abril de 2014 analiza una red de desvíos de
dinero, obras sobrefacturadas y sobornos, y que cada vez apunta más alto: el
viernes pasado, el expresidente Luiz Inácio Lula da
Silva fue acusado de lucrarse con la corrupción de Petrobras.
El juez Sérgio Moro, responsable de la
investigación, considera a Odebrecht culpable de crímenes de corrupción, lavado
de dinero y asociación criminal. Según Moro, Odebrecht formó un “club” con
otras compañías para conseguir licitaciones fraudulentas con la petrolera. “Los
contratistas acordaban previamente quiénes se llevarían los contratos,
manipulando los precios durante la licitación. Así conseguían, sin competición
real, contratos al precio más alto posible”, afirma la sentencia. El magistrado
califica el sistema de lavado de dinero que usaba Marcelo Odebrecht de
“sofisticado”, con cuentas en el exterior de Brasil, y lo acusa de realizar al
menos dos pagos ilícitos a empleados de Petrobras: uno por valor de 28,7
millones de dólares y otro de 35 millones. Los sobornos servían para que los trabajadores
“no obstaculizaran el funcionamiento de la trama y los ajustes fraudulentos de
las licitaciones”, según Moro.
Marcelo Odebrecht presidió entre 2008 y 2015 el grupo de ingeniería,
construcción, petroquímica, industria naval y defensa creado por su abuelo Norberto, que emplea a 168.000
personas en 28 países y facturó 107.000 millones de reales (28.526 millones de
dólares) en 2014, según datos de la corporación. Desde el año pasado, sin
embargo, la empresa intenta saldar deudas millonarias con despidos masivos y
venta de activos. En junio de 2015, el nieto del fundador del imperio tuvo que
dejar el cargo y entrar en prisión preventiva por el escándalo de Petrobras, lo
que supuso un durísimo golpe para su imagen.
La relación entre Petrobras y Odebrecht es bien conocida. Entre 2001 y
2014, el grupo empresarial participó en 120 concursos de licitación para
Petrobras, de los que se llevó el 10%. Uno de los delatores de la trama de
corrupción de la estatal, el presidente de la constructora Camargo Corrêa
(también implicada en la red), Dalton Avancini, aseguró que Odebrecht lideraba
el “club de las constructoras”, como llamaba a las 23 empresas que supuestamente
conseguían licitaciones de Petrobras de forma fraudulenta.
La detención de Lula
El empresario es uno de los pocos acusados en la Operación Lava Jato que
no ha aceptado un acuerdo de delación
premiada (confesiones
a cambio de rebajas en la condena) con la justicia. Su abogado, Nabor Bulhões,
calificó la condena de “equivocada e injusta”. Nadie descarta que Odebrecht se
acoja a los acuerdos judiciales, que se han convertido en habituales en la
Operación Lava Jato. El abogado del empresario brasileño ha subrayado que si un
día su cliente llega a un acuerdo judicial, se tratará de “una opción de
supervivencia ante un grave e inaceptable error judicial”. Según él, todos los
delatores del caso y los testigos del juicio han eximido de los delitos a
Marcelo Odebrecht. “Los acusados interrogados en juicio solo se refieren a él
para decir que no tienen conocimiento de que participara de actos ilícitos”,
explica. Odebrecht puede recurrir la sentencia.
El juez Sérgio Moro ha condenado a 62 personas y sus miras apuntan cada
vez más alto. El escándalo del viernes, cuando Lula fue obligado a declarar
durante más de tres horas, acusado de lucrarse con la corrupción, supuso un
shock para Brasil y para la izquierda, que lo considera un referente. Fue
también un tremendo golpe para Lula, que no oculta sus intenciones de
presentarse, otra vez, a las elecciones de 2018.
CONFESIONES POR VENTAJAS JUDICIALES
Marcelo Odebrecht ha optado por el momento por no colaborar con la
justicia en el sistema de delaciones premiadas que ya es habitual en el caso Petrobras. Si el empresario llegase a un acuerdo
para hacer revelaciones a cambio de rebajas en su condena, su confesión podría
ser devastadora para el Gobierno de Brasil.
La empresa Odebrecht, nacida en 1944, prosperó durante la dictadura
militar de Brasil (1964-1985), en gran parte debido a sus contratos con
Petrobras, y desde entonces nunca ha dejado de estar cerca del poder,
trabajando en muchas obras públicas y con una estrecha relación con los
sucesivos presidentes. La compañía aportó 16 millones de reales (4,2 millones
de dólares) a la campaña electoral de Dilma Rousseff, del Partido de los
Trabajadores (PT) de 2014, y ocho (2,1) a la de su principal rival en esos
comicios, Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña).
Algunos trabajadores de Odebrecht se plantean estos días aceptar un
acuerdo de confesión a cambio de ventajas judiciales. Una de ellas es la
secretaria Maria Lúcia Tavares, responsable de registrar pagos ilícitos. La
fiscalía estudia ahora documentos incautados en el domicilio de la secretaria
para intentar confirmar si quien recibía los pagos era João Santana, publicista
y estrella del márketing político del Partido de los Trabajadores.
FUENTE: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/08/actualidad/1457449025_846515.html
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