¿Quiénes
son las Águilas Negras? El fantasma que aterroriza a Colombia.
La
Fuerza Pública y estudiosos del conflicto sostienen que no existen, pero sus
panfletos amenazantes continúan despertando zozobra y dejando tras de sí una
estela de muertes
El logo que utilizan quienes se reivindican como “Águilas Negras” en sus amenazas y crímenes |
Las
Águilas Negras, un grupo, un nombre, una marca de la que poco se sabe, que no
tiene ni un solo capturado por parte de las autoridades, que no posee
estructura, mandos reconocibles o control territorial, pero al que se le atribuyen cientos de amenazas y muertes
de líderes sociales en todo el país, como en el caso
de María del Pilar Hurtado, quien fue asesinada frente a su
pequeño hijo, provocándole un llanto desgarrador que trascendió las
fronteras colombianas.
De
acuerdo con las autoridades militares, policiales y el Gobierno colombiano, las
Águilas Negras no existen, pese a las decenas de panfletos, llamadas y mensajes amenazantes
firmados con este nombre que aparecen regularmente desde 2006 en todo el país y
que se han intensificado durante los últimos dos años.
¿Qué
son entonces las Águilas Negras? ¿Cómo operan y dónde? ¿Qué personajes están
detrás de estas amenazas y por qué no hay ningún miembro capturado?
En
un reciente informe del Centro Integrado de Información de Inteligencia contra
el Crimen Organizado (CI3-CO) publicado por El Espectador, se afirma que es imposible hablar de una
organización estructurada que responda bajo el nombre de Águilas Negras, por lo
que no están clasificados entre
los Grupos Armados Organizados (GAO), la denominación oficial
que reciben los grupos pos desmovilización de los paramilitares.
Entre
los GAO reconocidos por la fuerza pública se encuentra el Clan del Golfo (o
como ellos se autodenominan Autodefensas Gaitanistas de Colombia AGC), Los
Pachenca, Los Pachelly, Los Caparrapos, Los Pelusos o Los Puntilleros, entre
otros.
Esta
conclusión se da después de analizar 282 panfletos distribuidos en todo el país
desde 2006 hasta 2018, mostrando que existen notables inconsistencias en los
panfletos en cuanto al uso del logo, el lenguaje y "la ausencia ideológica en comparación con
organizaciones criminalmente estructuradas".
Es
por esto que las autoridades califican estos panfletos como "amenazas apócrifas" y por
ende tampoco hay capturados que militen en esta presunta organización criminal.
Uno de los panfletos con amenazas de las Águilas Negras |
Aunque
hoy no sean reconocidas como un grupo armado activo, las Águilas Negras sí existieron entre 2006 y
2009, agrupando por lo menos a cinco grupos armados que
hacían parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) – grupo paramilitar
con vínculos al narcotráfico y al Estado que dejó el mayor número de víctimas
en el conflicto colombiano y combatía a las guerrillas de izquierda- pero no se
desmovilizaron con ellas.
Este
grupo nació en Norte
de Santander, razón por la que su logo lleva la bandera de este
departamento junto a la bandera de Colombia y en medio de las dos un águila con fusiles en las garras. Fueron
creadas por el exjefe paramilitar Carlos Mario Jiménez -alias Macaco- y
rápidamente integraron a otros grupos pos AUC que también se denominaron
"Águilas", como Águilas
Rojas, Águilas Doradas o Águilas Verdes.
Tanto el Ejército como la Policía sostienen que
fueron desmanteladas en 2009,
después de un fuerte asedio de la fuerza pública por orden del entonces
presidente Álvaro Uribe Vélez. La captura de Daniel Rendón Herrera, alias Don
Mario, y la desaparición de Vicente Castaño -hermano de Carlos Castaño antiguo
jefe de las AUC- marcaron el fin para las Águilas Negras cuyos reductos se
anexaron a lo que hoy se conoce como Clan del Golfo (o Autodefensas
Gaitanistas).
Explica
Luis Fernando Trejos, docente de la Universidad del Norte e investigador del
conflicto colombiano, que aunque se hayan desarticulado "el nombre se instaló y a sectores legales e
ilegales le terminó siendo muy funcional por el temor que genera".
Dice
el investigador que las autoridades están en lo cierto al señalar la
inexistencia de las Águilas Negras ya que "no hay ninguna evidencia real
de que existan, no tienen organigrama, sus amenazas son transversales (por todo
el país) y sobre todo, no se
les conoce control territorial, lo que es fundamental para
estos grupos".
Sin
embargo, en el territorio la matanza continúa. Desde la firma del Acuerdo de
Paz con las FARC, el
conteo de muertes de líderes sociales se ha incrementado, llegando a ser de una
muerte al día -según
la Defensoría del Pueblo- o de una cada cuatro días, según el Gobierno;
la cifra, sobre la cual no hay consenso, ronda las 300 muertes.
La
última de ellas fue la de Manuel Gregorio González, un campesino beneficiario
del programa de sustitución de cultivos ilícitos del Gobierno, la muerte
sucedió el pasado miércoles en el sur de Córdoba, en Montelíbano, un pueblo que
queda a pocas horas de Tierralta, donde la semana pasada el llanto del hijo de
María del Pilar Hurtado quedó registrado en un video viral que conmocionó al
país entero.
González
también había recibido amenazas y su muerte se le atribuyó al Clan del Golfo (o
Autodefensas Gaitanistas), aunque este grupo criminal en reciente comunicado
afirmó no ser responsables por las muertes de líderes sociales.
Por
esto, sostiene Trejos, que ha faltado voluntad por parte de las autoridades
para esclarecer estos crímenes, porque si bien es cierto que las Águilas
Negras no existen como grupo armado, no se sabe a ciencia cierta quien está
matando líderes en el territorio.
"Ese
nombre (Águilas Negras) es un sofisma de distracción, es un titulo que utilizan
para esconder la amenaza y la muerte que sucede en los territorios", dice
Andrés Chica, de la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra
la Guerra (REDEPAZ) en diálogo con Infobae.
Chica,
que ha sido víctima de panfletos amenazantes y se vio obligado a huir de
Córdoba después de la muerte de María del Pilar Hurtado, afirma que el nombre
de "Águilas Negras" no solo puede ser atribuido a los grupos
paramilitares que todavía operan en departamentos como el suyo, donde cobran
rentas para proteger predios privados y obras públicas.
Sobre
el caso de Hurtado, quien era reclamante de tierras y lideraba una comunidad
que invadió un predio propiedad del alcalde de Tierralta, Chica le dijo a Infobae:
"Los paramilitares le cobraron con la vida a quienes invadieron esos
lotes".
Reitera
que el fantasma de las Águilas Negras que revivió a causa del desgarrador video
del hijo de Hurtado es un sofisma, es una excusa para esconder la muerte y sus
verdaderos autores.
"La
muerte como elemento extrajudicial en Colombia no ha dejado de existir, el
enjuiciamiento ilegal en Colombia persiste, porque a la gente la mata el
Ejército o la Policía sin un juicio. Los agentes del Estado, sobre todo los de
inteligencia, utilizan la fachada de las Águilas Negras, pero también la usan
los empresarios, el Ejercito o la Policía, como un título para legalizar los
asesinatos", sostiene.
Afirmación
similar hace Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación
(PARES) quien hacen seguimiento al conflicto colombiano.
Para
Ávila, las "Águilas Negras" no son una estructura ni un grupo
organizado, son sicarios que contratan para asesinar, amedrentar o
amenazar líderes sociales o liderazgo social.
Según
PARES "hay sectores en la legalidad, como supuestos empresarios, políticos
o particulares, que contratan sicarios para asesinar o amedrantar personas, y
se hacen colocar el nombre de Águilas Negras. Es decir, Colombia ha
generado unos mercenarios ilegales que se utilizan como grupos privados de
seguridad".
Las
investigaciones de Ávila y su fundación han arrojado otras conclusiones
importantes, como el uso de panfletos firmados por las "Águilas
Negras" por parte de agentes del Estado, o agentes institucionales que
buscan amedrentar a las comunidades o incluso a grupos de jóvenes violentos.
Pero en últimas, todas las amenazas, o la gran mayoría de ellas, se hacen con
fines políticos, por lo que el uso del nombre "Águilas Negras" no
podría asociarse a simples prácticas extorsivas o de delincuencia común.
Para
Ávila la respuesta del Estado es insuficiente para controla el accionar de
todos estos actores escondidos bajo la marca de las "Águilas Negras",
y controvierte la hipótesis que se sostiene desde el gobierno pasado, que no
hay sistematicidad en los asesinatos de líderes sociales.
Ha
dicho PARES que por lo menos el 60%
de los líderes muertos son reclamantes de tierras -como el
caso de María del Pilar Hurtado- lo cual se entiende al observar las cifras del
conflicto que hablan del despojo de casi seis millones de hectáreas de tierra
durante el transcurso de la guerra.
La
mayoría de estos despojos fue a pequeños tenedores, que no llegaban a más de 10
hectáreas, esos que hoy gracias a la Ley de Tierras y de Víctimas -así como el
Acuerdo de Paz-, han comenzado a reclamar sus terrenos y a volver a sus
hogares. Pero cuando vuelven se encuentran con dinámicas de guerra muy marcadas
-como las explicadas por Chica- en las que actores legales como terratenientes,
empresarios, políticos y agentes del Estado; e ilegales como los GAO, el ELN o
las disidencias de las FARC, recurren a la amenaza y el asesinato para defender
sus intereses.
Para
tratar de encontrar los autores de las amenazas y muertes de líderes sociales
que se esconden tras el nombre de este extinto grupo paramilitar valdría la
pena preguntarse: ¿A quién le convienen estas muertes? Pero mientras no haya
una respuesta clara por parte del Estado sobre los autores de los crímenes, el
fantasma paramilitar de las Águilas Negras, seguirá recorriendo Colombia.
Por Jorge
Cantillo
desde Bogotá, Colombia
FUENTE: https://www.infobae.com/america/colombia/2019/06/30/quienes-son-las-aguilas-negras-el-fantasma-que-aterroriza-a-colombia/
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