Alberto Fujimori defendió con orgullo su política antisubversiva (fuente rpp)
El ex mandatario dijo que no se arrepiente y se mostró orgulloso de la estrategia aplicada contra el terorrismo. Lamentó las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos.
"Basado en mi conciencia, pero fortalecido porque ningún testigo o prueba me ha incriminado. Solo han reiterado lo que siempre manifesté: nadie ha podido aportar ni una sola prueba que eme condene, porque simplemente no existen", dijo el ex presidente que como siempre lució un sastre negro, acompañado de una camisa blanca y corbata oscura.
Un parco y serio Fujimori, que cada cierto tiempo hacia pausas para beber agua, exclamó que no se arrepiente de ninguna de sus acciones contra el terrorismo sino más bien se siente orgulloso por su legado.
"Transcurridos los años puedo decir sin ningún apasionamiento, pero con total convicción que mi estrategia de pacificación fue la correcta. ¡No me arrepiento! No me arrepiento de haberla llevado adelante", exclamó.
El ex gobernante recordó el contexto político y de violencia subversiva que recibió al asumir la presidencia en 1990, pues se trataba del fenómeno del terrorismo: "un hecho nuevo sin precedentes en nuestra historia"."Asumí la defensa del Estado y puse en peligro mi propia vida", pero "nunca asumí la cómoda posición de lavarme las manos, no renuncie a luchar, mi lucha fue sin cuartel", expresó ante la mirada atenta de sus hijos Kenyi y Keiko, a los cuales dio su legado.
"Tracé la línea maestra"
Fujimori increpó en varios ocasiones la falta de efectividad de sus predecesores para frenar el creciente terrorismo en el país, ante lo cual, refirió, el decidió "virar" en la estrategia de Estado.
"El ex presidente (Fernando) Belaunde pretendió minimizarlos al calificar a los terroristas como abigeos, ocultando la naturaleza terrorista de Sendero Luminoso, tanto el como el ex presidente (Alan) García mantuvieron la visión antigua de enfretamiento de un enemigo convencional, lejos de implementar una estrategia eficaz", precisó.
El ex mandatario dijo que al inicio de su primer mandato decidió "trazar la línea maestra" en la conducción de la lucha antiterrorista, tomando parte en la conducción política y buscando la adhesión de la población.
"Era una estrategia inédita que permitió que el Estado Peruano, que nosotros sobreviviéramos, de la que me enorgullezco. Estrategia de pacificación que yo, Alberto Fujimori, puedo decir, junto con la gran mayoría de peruanos, que fue eficaz, sin recurrir en nada sucio", apuntó.
La Cantuta me duele
Para defender su argumentación, Fujimori indicó que estableció más de cinco mil comités de defensa en el país, en los cuales contó con el apoyo de miles de pobladores.
A la vez, dijo, promovió la política del "soldado amigo", prohibiendo la política del rastrillaje y las redadas.
El otrora gobernante resaltó que instauró bases políticos-militares en las universidades del país, donde la ideología terrorista se propagaba con el objetivo de apoyo y recuperación de las universidades, por eso, la matanza de nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta iba en contra de su política.
"Como hombre universitario me dolió en el alma que un grupo de militares boicoteara la estrategia causando un daño irreparable de la comunidad universitaria de la que siempre me sentí cerca", dijo ante una incrédula Raida Cóndor, madre de Armando Amaro, uno de los jóvenes asesinados por el Grupo Colina.
"Me duele en le alma las muertes y los excesos que se dieron en sentido contrario de la política de pacificación", añadió.
No fue guerra interna
El ex gobernante rechazó el uso del término "guerra interna" al considerarlo inadecuado para la situación que vivió el país durante el accionar de los movimientos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA.
"No acepto q se denomine conflicto interno lo que fue un alevoso ataque terrorista contra la sociedad peruana. Llamarlo conflicto interno no solo seria ofender los miles de peruanos que murieron sin saber porqué, a los soldados, a los ronderos que enfrentaron un movimiento que quería poner de rodillas al Perú", aseveró.
El ex mandatario dijo que no se arrepiente y se mostró orgulloso de la estrategia aplicada contra el terorrismo. Lamentó las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos.
El ex presidente Alberto Fujimori rompió hoy el silencio en el que se recluyó aquel diciembre del 2007, cuando se inició el juicio oral en su contra por su presunta responsabilidad en violaciones a los derechos humanos, al reiterar, ya no exaltado ni elevando la voz como en la primera audiencia, que es inocente.
"Basado en mi conciencia, pero fortalecido porque ningún testigo o prueba me ha incriminado. Solo han reiterado lo que siempre manifesté: nadie ha podido aportar ni una sola prueba que eme condene, porque simplemente no existen", dijo el ex presidente que como siempre lució un sastre negro, acompañado de una camisa blanca y corbata oscura.
Un parco y serio Fujimori, que cada cierto tiempo hacia pausas para beber agua, exclamó que no se arrepiente de ninguna de sus acciones contra el terrorismo sino más bien se siente orgulloso por su legado.
"Transcurridos los años puedo decir sin ningún apasionamiento, pero con total convicción que mi estrategia de pacificación fue la correcta. ¡No me arrepiento! No me arrepiento de haberla llevado adelante", exclamó.
El ex gobernante recordó el contexto político y de violencia subversiva que recibió al asumir la presidencia en 1990, pues se trataba del fenómeno del terrorismo: "un hecho nuevo sin precedentes en nuestra historia"."Asumí la defensa del Estado y puse en peligro mi propia vida", pero "nunca asumí la cómoda posición de lavarme las manos, no renuncie a luchar, mi lucha fue sin cuartel", expresó ante la mirada atenta de sus hijos Kenyi y Keiko, a los cuales dio su legado.
"Tracé la línea maestra"
Fujimori increpó en varios ocasiones la falta de efectividad de sus predecesores para frenar el creciente terrorismo en el país, ante lo cual, refirió, el decidió "virar" en la estrategia de Estado.
"El ex presidente (Fernando) Belaunde pretendió minimizarlos al calificar a los terroristas como abigeos, ocultando la naturaleza terrorista de Sendero Luminoso, tanto el como el ex presidente (Alan) García mantuvieron la visión antigua de enfretamiento de un enemigo convencional, lejos de implementar una estrategia eficaz", precisó.
El ex mandatario dijo que al inicio de su primer mandato decidió "trazar la línea maestra" en la conducción de la lucha antiterrorista, tomando parte en la conducción política y buscando la adhesión de la población.
"Era una estrategia inédita que permitió que el Estado Peruano, que nosotros sobreviviéramos, de la que me enorgullezco. Estrategia de pacificación que yo, Alberto Fujimori, puedo decir, junto con la gran mayoría de peruanos, que fue eficaz, sin recurrir en nada sucio", apuntó.
La Cantuta me duele
Para defender su argumentación, Fujimori indicó que estableció más de cinco mil comités de defensa en el país, en los cuales contó con el apoyo de miles de pobladores.
A la vez, dijo, promovió la política del "soldado amigo", prohibiendo la política del rastrillaje y las redadas.
El otrora gobernante resaltó que instauró bases políticos-militares en las universidades del país, donde la ideología terrorista se propagaba con el objetivo de apoyo y recuperación de las universidades, por eso, la matanza de nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta iba en contra de su política.
"Como hombre universitario me dolió en el alma que un grupo de militares boicoteara la estrategia causando un daño irreparable de la comunidad universitaria de la que siempre me sentí cerca", dijo ante una incrédula Raida Cóndor, madre de Armando Amaro, uno de los jóvenes asesinados por el Grupo Colina.
"Me duele en le alma las muertes y los excesos que se dieron en sentido contrario de la política de pacificación", añadió.
No fue guerra interna
El ex gobernante rechazó el uso del término "guerra interna" al considerarlo inadecuado para la situación que vivió el país durante el accionar de los movimientos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA.
"No acepto q se denomine conflicto interno lo que fue un alevoso ataque terrorista contra la sociedad peruana. Llamarlo conflicto interno no solo seria ofender los miles de peruanos que murieron sin saber porqué, a los soldados, a los ronderos que enfrentaron un movimiento que quería poner de rodillas al Perú", aseveró.
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