El regreso de Cesar Vallejo.
Debate. La difusión del último deseo del autor de
Los heraldos negros de descansar en el Perú enciende la polémica entre quienes
piden respetar su última voluntad y aquellos que consideran que su tumba
parisina es la mejor opción.
César Vallejo murió en París, con aguacero. Lejos
de una Lima de la que siempre fue crítico, pero que estuvo siempre sutil y
constante en su obra. Una Lima que parecía distante de sus últimos días, o por
lo menos eso pensamos siempre.
“Pablo
Neruda me dijo que no hay que dejar a César Vallejo estar rodeado de muertos
que solo hablan en francés”. Arturo Corcuera, poeta.
“El último deseo del poeta César Vallejo fue ser
enterrado en el Perú”, afirma el escritor e investigador Reynaldo Naranjo,
basado en un cable enviado por nuestra embajada en aquella época y descubierto
recientemente por el especialista.
Los cables en cuestión son firmados por Mour
Tábara, un funcionario de la embajada y amigo íntimo del poeta, quien en
comunicación oficial señalaba el deseo del poeta de que su cuerpo terminara en
el Perú. Sin embargo, sus restos fueron sepultados en Francia.
“Al contar con un documento oficial sobre las
últimas intenciones de Vallejo, se necesitaría que algún familiar de Vallejo
pida la repatriación de los restos del poeta más importante del Perú”, sostiene
Naranjo, encendiendo el debate.
Esta es una iniciativa que se discutió en el
pasado, aunque hoy podría tener más fuerza y repercusión. Y ante esta
posibilidad, diferentes escritores y poetas se plantean la pregunta: ¿Deberían
traer los restos del poeta?
Honras al vate
El reconocido Marco Martos, autor de El mar de las
tinieblas y Biblioteca del mar, considera que siempre se armará la polémica al
momento de intentar descubrir la verdad oculta tras la voluntad del poeta, al
que define como “uno de los peruanos más representativos de todos los tiempos y
el poeta más importante de la lengua castellana desde Quevedo y Góngora”.
“Hay una controversia sobre lo que quería Vallejo
para sí mismo después de muerto y, sin entrar en ella, considero que hay muchas
y mejores formas de honrar su memoria, caminos en los que muchos estamos
empeñados”.
A la par, Martos sostiene que el estado actual de
los grandes cementerios de la capital no es el adecuado para albergar a la
figura de Vallejo, incluyendo a los camposantos más grandes y con mayor peso
histórico.
“Hace poco visité el Cementerio Presbítero Maestro,
donde se organizan visitas nocturnas guiadas. Pero fui de día y pude ver la
magnitud del enorme descuido de las autoridades. No me gustaría que esté ahí la
tumba de Vallejo”.
Nostalgia y deber
“El papel lo aguanta todo y, en mi modesta opinión,
aquel supuesto último o secreto deseo de retornar al Perú pudo ser tan solo un
lapsus nostálgico”, sostiene Karina Valcárcel, novel poeta que tiene en su
haber publicaciones como Los abrazos largos y Variaciones y otros te[a]mores.
En esa línea, recordó que fue en París donde forjó
valiosos lazos de amistad con Huidobro, con Tzara, con Neruda; así como el
lugar donde conoció a Georgette, el punto de partida de sus viajes por Europa y
el punto final en la historia de su vida.
“Muchas veces se está más cerca de la poesía desde
ese estado de inconformidad, que desde los laureles y reconocimientos, los
monumentos y homenajes al papel impreso, a los huesos, al polvo”.
Valcárcel sostiene finalmente que es mejor evitarse
los dramas, y recalca que la Lima actual no sería lo más idóneo para la figura
del descanso eterno. “ Y sin ahondar en la posibilidad de que desde Santiago de
Chuco exigirían la reubicación de lo que quede del cadáver”.
Por su parte, Rubén Quiroz, poeta chalaco, resalta,
antes que nada, la importancia de Vallejo para la poesía mundial, sobre todo su
valor para nosotros, como nación. “Siempre fue y será un símbolo nacional que
aglutina culturalmente lo mejor del país, pero también el olvido”, reflexiona.
Quiroz, sin embargo, se encuentra a favor de un
movimiento que permite el retorno del creador de Los heraldos negros. “El
Estado, por definición, debe salvaguardar los intereses de sus ciudadanos. En
ese sentido, tiene que encabezar la repatriación de uno de los peruanos más
ilustres”.
Neruda y los genios
“Deberíamos ahorrarnos la complicidad burocrática y
las discusiones con la familia que acarrearían iniciativas como estas, que
intentan traer sus restos. Al fin y al cabo, hoy está en una tierra de grandes
pensadores, debe quedarse con los genios”, apunta Arturo Corcuera, gran figura
de las letras peruanas, autor de Noé delirante.
Señala, además, que es un personaje de fama mundial
al que Lima le queda pequeña al momento de hablar de reconocimientos y
tributos.
Aunque al discutir del tema, sin duda, recuerda una
conversación que se efectuó hace años con otro grande como Pablo Neruda.
“Una tarde, hace muchos años, Neruda me dijo que
habría que traer de vuelta a Vallejo. Su razón para esta idea fue tan memorable
que todavía la recuerdo cada vez que lo leo o me hablan de Vallejo: ‘No hay que
dejarlo estar rodeado de muertos que solo hablan en francés’”. (Luis M. Santa
Cruz)
datos
En 1970, la viuda de César Vallejo, Georgette Marie
Philippart Travers, trasladó los restos del poeta al cementerio de Montparnasse
de París.
Antes estuvo en el cementerio Montrouge, por 32
años, en un nicho de la familia Philippart.
FUENTE: http://www.elperuano.com.pe/edicion/noticia-el-regreso-vallejo-21652.aspx#.VAui6fl5O0l
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