Guatemala:
Los centros de rehabilitación que encierran adictos
contra su voluntad
En Guatemala, miles de
adictos a las drogas son encerrados de forma voluntaria para recibir
tratamiento de parte de las iglesias protestantes. El cristianismo ofrece la
salvación para algunos pero muchos son retenidos contra su voluntad, después de
ser "cazados" en las calles.
La ONU advierte que no hay pruebas de que estos centros representen un entorno favorable o efectivo. |
"Me
agarraron. Me encontraron completamente drogado en la calle, y me
agarraron".
Marcos es un tipo grande. Con el pelo
cuidadosamente recortado y unos pectorales enormes. No es la clase de persona
con la que es recomendable andarse con bromas. Pero un grupo de hombres se le
acercaron y le llevaron a la fuerza a un centro de rehabilitación cristiano.
"Durante
el mes y medio que estuve allí nadie supo nada sobre mí. La gente se pensó que
me habían matado o algo así, porque eso es lo que pasa en Guatemala".
"Vi
cosas terribles en ese centro. El dueño solía golpear a las chicas. Amarraba a
los chicos y los hacía rodar como un taco en un trozo de alfombra, y los dejaba
allí durante horas", dice.
Marcos
fue liberado cuando un amigo vino a buscarle, y exigió que lo liberaran. No
piensa que la rehabilitación forzosa sea el método correcto y dice que a él no
le sirvió para dejar las drogas y el alcohol.
"La
gente acababa aún más loca y más furiosa. En lugar de rehabilitarte, salías con
ganas de drogarse".
Refugiado
de la guerra civil que asoló Guatemala en los años ochenta, Marcos creció en
Estados Unidos, pero fue deportado a su país natal después de cumplir una pena
de prisión.
Al saber
que Marcos tenía familia en California, el dueño del centro de rehabilitación
vio la oportunidad de lucrarse a costa suya. Intentó sin éxito conseguir los
datos de contacto de su familia con el fin de pedirles dinero para su
manutención.
Todo eso
es agua pasada ahora. Marcos se ha recuperado y se dedica a orientar a los
jóvenes.
Vacío
Como no existen centros públicos de rehabilitación en Guatemala, la iniciativa privada ha llenado el vacío. |
Como no existen centros públicos de rehabilitación
en Guatemala, la iniciativa privada ha llenado el vacío.
Puede
haber al menos 200 centros cristianos en Guatemala, albergando posiblemente a
6.000 personas, estima Kevin O’Neill, de la Universidad de Toronto, quien ha
hecho un estudio antropológico de los centros.
No se
conoce cuántos practican "cacerías" agresivas que sufrió Marcos.
O'Neill
cree que Guatemala se enfrenta a una epidemia de adicción.
Por su
ubicación en Centroamérica, la mayoría de los narcóticos ilegales transportados
desde Sudamérica a Estados Unidos hacen escala aquí.
Como
consecuencia, el número de consumidores de drogas poderosamente adictivas como
el crack ha crecido.
"Ha
incrementado el número de centros en la capital. Pero también ha cambiado la
cultura dentro de los centros. Las dinámicas internas se han vuelto más
agresivas, y mucho más movidas por la disciplina debido al aumento del consumo
de crack", dice.
Penumbra
El número de consumidores de drogas poderosamente adictivas como el crack ha crecido. |
Pablo Marroquín, que superó su adicción a las
drogas tras volcarse en el cristianismo, aportó un toque personal al centro
Rescatados del Abismo que él fundó.
"Lo
puse en las manos de Dios. Él es el único que puede rescatarnos de la
adicción", dice Marroquín, que vive en la planta baja de un edificio
anodino en Ciudad de Guatemala con su familia, sus periquitos y una camada de
pequeños perros inquietos.
En la
primera planta, detrás de una puerta cerrada con llave y una barra, deambulan
54 adictos. Muchos de ellos no podrán salir durante al menos tres meses, pero
podría tratarse de años. Solo las familias de los adictos o el propio director
pueden autorizar la salida de los internos.
Viven
confinados en un espacio del tamaño de un apartamento de tres habitaciones.
Fuera del área común hay un baño, una habitación llena de literas para los
privilegiados y una habitación para las seis mujeres internas. La mayoría de
los residentes duermen en el suelo.
Ahora, el
funcionamiento adecuado del centro depende de Carlos, un interno que ha sido
ingresado más de 30 veces para tratar de superar su adicción al crack y al
alcohol. Él impone disciplina y castigos en Rescatados del Abismo.
Algunos centros en Guatemala atribuyen la rehabilitación a la voluntad divina. |
"Los recién llegados pueden ser muy violentos,
y la única forma de responder es con violencia. Me inquieta, pero es
extremadamente importante mantener la disciplina aquí", dice.
Forzar a
un interno a limpiar los suelos o a trabajar de noche son otras formas de
castigo.
Los internos
deben asistir a reuniones obligatorias. Pasan siete horas al día contando y
recontando sus historias personales, trazando su descenso a la adicción. Estas
reuniones son su única "terapia".
No tienen
estructura, no hay un psicólogo o un doctor participando y nadie puede
abandonar la habitación sin permiso. Mientras escuchan el testimonio, los
residentes permanecen sentados en la penumbra. Las ventanas de la sala de
reuniones están cubiertas con un plástico amarillo, grueso y ondulado.
Es
imposible ver la calle desde cualquier lugar dentro del centro.
Se estima que hay al menos 200 centros cristianos en Guatemala, albergando posiblemente a 6.000 personas. |
Desesperados
"La gran mayoría, yo diría que un 95% de los
internos están aquí contra su voluntad", dice Carlos.
Cuando
recibe una llamada de una familia desesperada pidiendo ayuda para un ser
querido, él mismo acompaña al director a recoger al adicto.
"Nuestro
papel es traerlo aquí y eso puede suponer usar esposarlo como haría un policía.
A veces los familiares nos advierten que su hijo es muy violento y tiene un
cuchillo o un machete. En esos casos lo inmovilizamos antes de traerlo
aquí".
Carlos cree que estas prácticas son legales en
Guatemala. Un acuerdo ministerial de 2006 estipuló que un adicto puede ser
internado cuando no se encuentra en buen estado, pero una vez que se ha
recuperado lo suficiente, deben prestar su consentimiento. En la práctica esto
sucede raramente, de acuerdo con las fuentes consultadas.
Las leyes guatemaltecas indican que un adicto puede ser internado cuando no se encuentra en buen estado. |
En el ministerio de Salud, la regulación y
coordinación de los centros depende de un solo hombre, Héctor Hernández, quien
durante los últimos 14 años ha tratado de humanizar los centros. Ha ordenado la
clausura de varios, pero asegura que nunca han encontrado pruebas de
detenciones forzosas.
"Ni siquiera abogados de derechos humanos han
sido capaces de establecer que hubiera personas detenidas contra su voluntad.
Nunca se han confirmado las acusaciones que se han hecho", dice.
Durante las reuniones obligatorias en Rescatados del Abismo, Víctor Ruiz lee una biblia bastante usada. Ha pasado ya tres meses en el centro para tratar de superar su adicción al crack y al alcohol. Cree solo podrá ser rescatado por Dios o Jesucristo.
Durante las reuniones obligatorias en Rescatados del Abismo, Víctor Ruiz lee una biblia bastante usada. Ha pasado ya tres meses en el centro para tratar de superar su adicción al crack y al alcohol. Cree solo podrá ser rescatado por Dios o Jesucristo.
"Creo que estaré aquí por otros cinco meses.
Todo depende de lo que decidan mis hermanos", dice.
Antes del centro, Víctor vivía en las calles. Un
día, cuando la familia no daba con su rastro, su hermano mayor, Carlos Ruíz,
fue a buscarle a la morgue.
"Estuve mirando las fotos de los fallecidos
para ver si alguno de ellos era él. Es realmente sorprendente. Estas cosas son
difíciles de superar. Es como si tú te murieras un poco también", dice.
Víctor fue atacado con un machete en la calle y su
familia decidió internarlo en Rescatados del Abismo. "Ahora que está allí,
tenemos un poco más de tranquilidad. Si estuviera en la calle, cualquier cosa
le podría pasar aquí en Guatemala".
Dios
El director de Rescatados del Abismo, Pablo
Marroquín, tiene poca paciencia para argumentar cuando se le pregunta si su
régimen supone una violación de los derechos de los internos, en particular
sobre los que permanecen aquí forzosamente.
"¿Qué
hay de las familias? Lo que hacemos es darle paz a las familias, para que su
ser querido no se meta en problemas y para que no acabe asesinándoles",
responde.
No
existen datos que permitan evaluar la eficacia de Guatemala en la
rehabilitación de adictos. En 2012, Naciones Unidas pidió a los Estados
miembros que cerraran sus centros de detención obligatoria para rehabilitación.
"No
ha sido probado que estos centros representen un entorno favorable o efectivo
para el tratamiento de la drogodependencia", declaró la ONU en un
comunicado.
Muchos expertos piensan que no se puede forzar a los adictos a cambiar. Ellos
tienen que querer hacerlo. De hecho, en Guatemala hay muchos establecimientos
cristianos que solo toman adictos de forma voluntaria.
Pero
Pablo Marroquín, alejado de las drogas durante 22 años, se pone como ejemplo
para defender su método.
"Dios
se apiadó de mí y me rescató. Me trajo al centro de rehabilitación donde me
encontré a mí mismo y encontré a Dios. Y estos días, soy feliz".
FUENTE:
Linda Pressly
BBC Radio 4, Guatemala
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/08/140827_america_latina_guatemala_drogas_rehabilitacion_fp.shtml
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