Cuáles son los
territorios de México que pasaron a manos de Estados Unidos y por qué
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Son
palabras que Eva Longoria pronunció en la Convención Demócrata de
julio, en la que le mostró apoyo público a la candidata a la presidencia de
Estados Unidos Hillary Clinton.
"Soy
una estadounidense de novena generación de inmigrantes latinos", exclamo.
"Mi
familia nunca cruzó la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros".
Y
aunque pueda sonar raro, lo que dijo la actriz que se hizo famosa gracias a su
papel de Gabrielle Solís en la serie de televisión Desperate Housewives (2004-2012)
es del todo verdad.
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Lo
que hoy son California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas —estados
de EE.UU. todos ellos— fueron en su día territorio mexicano.
Y
también lo fueron partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.
Lo
que obligó a esa transferencia de tierras fue el Tratado de
Guadalupe-Hidalgo, oficialmente llamado Tratado de Paz, Amistad, Límites y
Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de
América.
Un
acuerdo que un senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) propone
ahora revisar si el republicano Donald Trump es elegido presidente de EE.UU.
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Fue firmado
por los gobiernos de México y EE.UU. el 2 de febrero de 1848 y dio fin a
la guerra que ambos países libraron entre 1846 y esa fecha.
Colonización y guerra
Profundamente
desgastado y empobrecido por los 11 años de guerra que desembocaron en su
independencia y con el objetivo de mejorar su economía, México impulsó la
colonización de los vastos territorios del norte (entre ellos las Californias,
Nuevo México y Texas).
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Para
ello, permitiría vender cantidades de terreno a bajo precio, a crédito y con
exención de impuestos y de aduanas por cinco años a todo extranjero que quisiera
convertirse en ciudadano mexicano y se comprometiera a acatar las leyes
mexicanas.
Como
consecuencia, un gran número de personas procedentes de otros países se
asentaron en las fértiles planicies de Texas y se convirtieron en
ciudadanos legales; entre ellos, una multitud de estadounidenses.
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Según
informes del general después insurgente Manuel Mier y Terán, por cada mexicano
había por aquél entonces ocho angloparlantes.
El
Congreso estadounidense votó por la anexión de Texas a fines de febrero de 1845,
algo que reclamaban parte de los estadounidenses asentados en el territorio
mexicano y una intención expresada ya en el tratado de compraventa de Luisiana
(1803).
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Y
en enero del siguiente año el presidente James K. Polk autorizó al general
Zacarias Taylor avanzar con sus tropas hacia el río Bravo (río Grande para
EE.UU.), territorio mexicano.
Tras
enfrentamientos con las tropas del ejército mexicano, EE.UU. les declaró
la guerra en marzo de 1846.
A
partir de entonces, tropas de EE.UU. entraron al país por diferentes frentes,
la Marina bloqueó los puertos del Golfo de México y del Pacífico, y las
derrotas se sucedieron para los mexicanos.
Para
retirar sus tropas, EE.UU. pidió a México que le cediera Nuevo México y
Alta California y que le permitiera el libre tránsito por Tehuantepec.
Pero el
gobierno mexicano no aceptó las condiciones, por lo que los soldados de EE.UU.
siguieron avanzando, hasta llegar a la entrada de Ciudad de México.
Tras
la derrota en Cerro Gordo, el presidente Antonio López de Santa Anna renunció
al cargo y su sucesor, el presidente de la Suprema Corte de Justicia Manuel de
la Peña volvió a negociar la paz con los estadounidenses.
Tierras por paz
Ésta
se selló con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo que, además de
la transferencia de territorios, estableció el río Bravo o río Grande como
la línea divisoria entre Texas y México.
También
se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los
mexicanos que permanecieran en el entonces ya territorio estadounidense.
Sin
embargo, antes de ser plenamente ratificado, EE.UU. suprimió el artículo que
les permitía a los mexicanos conservar las concesiones de tierras hechas por su
gobierno y dejó a discreción del Congreso otorgar o no a estos la ciudadanía
estadounidense.
Como
consecuencia, el tratado se considera uno de los capítulos más negros de
la historia de México, ya que éste perdió con él más de la mitad de su
territorio.
Y
éste es uno de los 75 acuerdos bilaterales de México y EE.UU. que un senador
del Partido de la Revolución Democrática (PRD) propone revisar si el
republicano Donald Trump llega a ser presidente.
Para
ello, y en vista de las propuestas de campaña del magnate —expulsar masivamente
a mexicanos, construir un muro fronterizo a expensas de México y revertir o
anular el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica—, Armando Ríos Piter
presentó un proyecto de ley.
De
ser aprobado, otorgaría facultades al Senado para modificar, terminar o
suspender un tratado internacional "al momento de existir violaciones por
parte de un gobierno exterior hacia las comunidades de mexicanos residentes en
su territorio, y/o contra los intereses de compañías mexicanas".
Pero
ya hay quien se ha adelantó y empezó a pedir de vuelta los territorios
transferidos a EE.UU. tras la firma del tratado.
Así
lo gritaba ya desde 2011 en las redes sociales una comunidad llamada
"Queremos que Estados Unidos devuelva los territorios que robó a
México".
"Reconquista
ya", escribía uno de sus miembros
Redacción
FUENTE: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37294814
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