“No
pienso irme”: por qué muchos rusos se oponen al plan de demoler más de 4,000
edificios de la era soviética en Moscú
Ante la falta de información, mucha gente se opone a abandonar sus pisos donde han vivido por generaciones. |
Pocas
ciudades en el mundo han intentado demoler más de 4.000 edificios y realojar a
1,6 millones de personas.
Pero
esto es justo lo que planean las autoridades de Moscú, provocando una avalancha
de críticas entre la gente que no sabe muy bien qué pasará.
La
mayoría de estos edificios fueron construidos en los años 50 y 60 cuando Nikita
Jrushev era el máximo dirigente soviético, con la idea de que
cada familia tuviera su propio apartamento.
Estos jrushevki, tal como son conocidos,
formaban parte de un programa urbanístico para realojar a millones de personas
que hasta entonces vivían en miserables viviendas colectivas o en edificios de
madera sin agua corriente ni baños.
Pero
los apartamentos, de techos bajos y diminutas cocinas, fueron pensados para
vivir no más de 50 años.
Muchos de estos edificios están ahora
semiderruidos, pero otros no,
y la mayoría están situados cerca del centro de la ciudad donde familias llevan
generaciones viviendo allá.
Pánico
Así
que cuando el alcalde moscovita, Serguéi Sobianin, anunció en febrero el
programa masivo de renovación de viviendas, sustituyendo estos edificios de
cinco pisos por otros de 20 o más, se desató la ira entre muchos de sus
habitantes.
No
es la primera vez que estos bloques de pisos han sido sustituidos por otros más
modernos. En 1999, el anterior alcalde, Yuri Luzhkov, realojó a 160.000
personas y derribó más de 1.600 edificios.
Pero
los planes actuales son muchísimo más ambiciosos, y también más vagos en cuanto
a sus detalles.
Algunos edificios como este están afectados por el plan a pesar de estar en buenas condiciones. |
Después
de todo, el anuncio no especificaba los bloques de viviendas que serían
derruidos ni dónde sería realojada la gente, provocando miedo a ser trasladados
a la periferia de la capital rusa.
La
propuesta de ley también permitía además al ayuntamiento confiscar
las propiedades, ofrecer una única alternativa a los vecinos y usar los
tribunales para desalojar a cualquiera que se resista.
Además,
muchos propietarios tienen hipotecas que no son transferibles por ley a otra
propiedad y otros han gastado sus ahorros en renovar sus apartamentos.
Muchos
creen que los grandes beneficiarios serán las empresas que han construido edificios en
las afueras de la capital y que no pueden vender por la crisis económica
por la que está atravesando el país.
"No
pienso irme"
"Lucharé
por mi hogar porque es lo único que tengo. Nada me frenará. Dispararía o
mataría o dejaría que me mataran para salvar mi casa", afirmó a la BBC
Kari Guggenberger, propietaria de uno de los pisos afectados por el plan y
quien creó una página en Facebook contra las demoliciones que ya cuenta con
19.000 miembros.
El ayuntamiento moscovita ya derribó miles de edificios en 1999, pero el plan actual es mucho más ambicioso. |
"El
alcalde ha decidido que el edificio donde vivo es viejo y debe ser derruido. No
estoy de acuerdo. Es sólido y tengo documentos que prueban que está en
buenas condiciones y podría durar 100 años más. No pienso irme", añadió.
Otros
vecinos no opinan lo mismo, y esperan que las promesas de las autoridades de
ser realojados en edificios modernos sean ciertas.
Putin
toma baza
En
todo caso, las voces contra el proyecto llegaron a finales del mes pasado a
oídos del presidente ruso, Vladimir Putin, quien afirmó que "no se
impondrá nada por la fuerza" y que deben de respetarse los derechos de los
ciudadanos.
Los
legisladores tomaron nota y modificaron la propuesta de ley. El propio
alcalde aseguró a través de las redes sociales que no habría ningún derribo sin
la aprobación de los vecinos afectados.
También
anunció finalmente el listado de edificios que serán derruidos y llamó a que
los residentes de cada edificio afectado voten a favor o en contra del plan de
aquí al 15 de junio.
Éste
saldría adelante si dos tercios de las personas votan a favor o se mantienen en
silencio.
Aún
así, muchos siguen sin fiarse.
Según
el corresponsal de la BBC en Moscú, Oleg Boldyrev, quien creció en uno de estos
edificios: "Algunos de los pisos están mal, otros no. Ahora estamos
en un periodo de consultas pero la manera en que se está desarrollando
todo está generando desconfianza".
"Algunos
piensan que el objetivo es echarles para hacer negocios con los terrenos. ¿Qué
ocurrirá con la gente que ha invertido millones de rublos en renovar sus
hogares? ¿Les compensarán? ¿Y qué pasará con quienes tienen hipotecas? Nadie
sabe nada"
FUENTE:
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39820743
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