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domingo, 3 de mayo de 2015

El economista De Soto refuta las tesis de Piketty. El autor de este artículo afirma que el origen de la miseria no es el capital, sino su carencia.

El economista De Soto refuta las tesis de Piketty.
El autor de este artículo afirma que el origen de la miseria no es el capital, sino su carencia.
Hernando De Soto (Foto Fuente Internet)
La obra de Thomas Piketty El Capital en el Siglo XXI concitó interés a nivel mundial, no porque emprenda con ella una cruzada contra la injusticia social —somos muchos los que lo hacemos— sino porque, basándose en sus lecturas de los siglos XIX y XX, enarbola como tesis central: “El capital produce mecánicamente desigualdades arbitrarias e insostenibles” que inevitablemente conducen al mundo a la miseria, la violencia y las guerras y que continuará haciéndolo en este siglo.
Hasta ahora los críticos de Piketty sólo han planteado objeciones técnicas a sus malabarismos con las cifras, pero no han impugnado su tesis política y apocalíptica, que es absolutamente incorrecta. Yo lo sé porque en los últimos años mis equipos de investigadores han realizado estudios de campo, explorando países donde campeaban la miseria, la violencia y la guerra, en pleno siglo XXI. Lo que descubrimos fue que lo que la gente realmente desea es más capital, no menos, y quieren que su capital sea real y no ficticio.

La plaza de Tahrir, El Cairo: la ciudad del capital muerto
Thomas Piketty, al igual que muchos otros estudiosos occidentales que investigan dotados de un presupuesto limitado, cuando tropieza en países no occidentales con datos estadísticos precarios y disparatados, en lugar de efectuar su propio muestreo en el terreno, adopta las categorías de clase y los mismos indicadores estadísticos europeos y los extrapola a las realidades de esos otros países. Luego se basa en ellos para sacar conclusiones de validez mundial y llegar a una ley de aplicación universal, sin tomar en cuenta que el 90% del mundo vive en países en vías de desarrollo o de la antigua Unión Soviética, cuyos habitantes producen y mantienen su capital en el sector informal, vale decir, al margen de las estadísticas oficiales.
Los alcances de este error no se limitan a simples métodos de cálculo. Aunque sucede que el tipo de violencia que estalló en lugares como la plaza de Tahrir, Egipto, en 2011, se presenta precisamente en aquellas partes del mundo, según nuestros estudios de campo, el capital tiene un papel determinante pero oculto que el análisis eurocéntrico no puede percibir.
A petición del ministro de Hacienda de Egipto, mi equipo, junto a 120 investigadores, en su mayoría egipcios, no sólo estudiaron documentos oficiales, sino que apelaron a todos los medios locales para conseguir información que permitiera al Gobierno comprobar la veracidad y la integridad de sus estadísticas convencionales.
Descubrimos que el 47% del ingreso anual del trabajo en realidad proviene del capital. Los casi 22,5 millones de trabajadores que hay en Egipto no sólo ganaban un total de 20.000 millones de dólares (18.361 millones de euros) en salarios, sino que además percibían otros 18.000 millones de dólares (16.527 millones de euros) por el rendimiento de su capital no registrado. Nuestro estudio demostró que los “trabajadores” egipcios son propietarios de bienes inmuebles cuyo valor se estima en unos 360.000 millones de dólares (330.534 millones de euros), que representa un monto ocho veces superior a toda la inversión extranjera directa llegada a Egipto desde que Napoleón invadió el país. ¡Con razón Piketty no se percató de estos hechos, pues solo estudió las estadísticas oficiales!

Las revoluciones árabes y las guerras por el capital
A Piketty le preocupa que haya guerra en el futuro y sugiere que cuando se produzca lo hará como una rebelión contra las injusticias que provoca el capital. Al parecer, no se ha dado cuenta de que las guerras por el capital ya han empezado, en Oriente Próximo y el norte de África, con Europa por testigo. Si no se le hubieran pasado por alto estos acontecimientos Piketty se habría percatado de que no son revueltas contra el capital, como supone su tesis, sino más bien revueltas por el capital.
La primavera árabe se desencadenó a causa de la inmolación de Mohamed Bouazizi en Túnez, en diciembre de 2010. Como las estadísticas oficiales y eurocéntricas califican de “desempleados” a todos aquellos que no trabajan para empresas formalmente reconocidas, no debe sorprendernos de que la mayoría de observadores rápidamente le adjudicaran a Bouazizi el calificativo de “trabajador desempleado”. Sin embargo, este sistema de clasificación no se percató de que Bouazizi no era un trabajador, sino un comerciante desde los 12 años, y que deseaba vehementemente tener más capital (ras el mel, en árabe). Se puede decir que una taxonomía eurocéntrica nos impidió ver que, en realidad, Bouazizi estaba encabezando cierto tipo de revolución industrial árabe.
Y no fue el único. Poco después descubrimos que otros 63 empresarios, en un periodo de dos meses, e inspirados por Bouazizi, intentaron suicidarse públicamente en todo Oriente Próximo y el norte de África, y animaron a millones de árabes a tomar las calles derrocando casi de inmediato a cuatro gobiernos.
A lo largo de dos años entrevistamos a casi la mitad de los 37 inmoladores que sobrevivieron a las quemaduras y también hablamos con sus familiares. Lo que precipitó sus intentos de suicidio fue que les habían expropiado el poco capital que poseían. Unos 300 millones de árabes viven en las mismas circunstancias que ellos, y de ellos podemos aprender muchas cosas.
Primero, que el origen de la miseria y de la violencia no es el capital, sino la carencia del mismo. No tener capital es la peor injusticia.
Segundo, que para la mayoría de nosotros que no pertenecemos al mundo occidental y, por lo tanto, no estamos sometidos a las categorizaciones europeas, el capital y el trabajo no son enemigos naturales, sino más bien facetas que se entretejen para formar un todo.
Tercero, que el mayor freno para el desarrollo de los pobres es su incapacidad para forjarse un capital y protegerlo.
Cuarto, que la disposición personal a enfrentarse al poder no es exclusivamente una cualidad occidental. Cada uno de los inmoladores es Charlie Hebdo.

El capital ficticio y la crisis económica europea
Concuerdo plenamente con Piketty cuando sostiene que la ausencia de transparencia es un mal medular de la crisis europea, que no amaina desde 2008. Pero no comparto la solución que propone: armar un libro de contabilidad gigante —un “catastro financiero”— que incluya todos los activos financieros. No tiene sentido porque el problema está en que los bancos europeos y los mercados de capital tienen gran cantidad de lo que Marx y Jefferson llamaban capital “ficticio”. Es decir, papeles que ya no reflejan un valor real. ¿Quién querría un catastro de billones de dólares y euros, de derivados financieros agregados en paquetes de origen turbio, basados en bienes que no dejan rastro o cuya documentación está incompleta, que se propagan y arremolinan sin control por los mercados europeos? Un catastro que se limite simplemente a sumar el “valor” de todos estos instrumentos solo podría reportar un guarismo inútil sobre un capital ficticio. Especialmente, cuando vemos que una de las razones principales del mínimo crecimiento de la economía europea es que nadie confía en las instituciones financieras que detentan esos papeles sin valor.
Entonces, ¿cómo haríamos para crear un catastro que refleje la realidad y no la ficción? ¿Cómo pueden los Gobiernos manejar datos económicos cuya veracidad se pueda comprobar en un mercado mundial lleno de papeles ilusorios? ¿Cómo podemos ubicar, fijar y controlar algo tan inmaterial y trascendente como el capital? Fueron los franceses quienes aportaron la respuesta con sus sistemas de registro de propiedad desarrollados antes, durante y después de la Revolución francesa. Los sistemas de registro de aquella época feudal no podían ir al ritmo de los mercados en fuerte expansión. Las recesiones eran incontrolables y desapareció la confianza entre los franceses, por lo que llevaron su frustración a las calles. Los reformadores franceses no respondieron con un catastro que retratara el caos del sistema financiero, sino creando sistemas de recopilación de datos, radicalmente nuevos, que reflejaran datos reales y no ficticios.
Simple y genial. Al contrario de lo que sucede con los estados financieros, los registros de propiedades se guardan en archivos muy bien reglamentados y son accesibles al público, además contienen toda la información disponible sobre la situación económica de las personas y de los bienes que controlan. Nadie puede permitirse cometer errores al declarar la cantidad de capital que posee pues perdería su capital.
Como bien señaló el reformista francés Charles Coquelin, Francia pudo modernizarse cuando el país aprendió a registrar la propiedad durante todo el siglo XIX y, por lo tanto, pudo hacer un levantamiento de los millares de enlaces que entretejen las empresas, y con ello socializar y reestructurar la producción en forma más flexible.
Piketty tiene el corazón en el lugar correcto, pero tiene los papeles en los archivos equivocados. El problema del siglo XXI son los papeles sin respaldo en bienes de Occidente, y los bienes sin papeles en el resto del mundo.
¿Cómo lidiamos con la miseria, las guerras y la violencia cuando la mayoría de los registros del mundo han dejado de representar aspectos cruciales de la realidad? La historia francesa es un buen punto de partida para encontrar respuestas, especialmente en la etapa de Revolución francesa.

Hernando de Soto, economista peruano, es autor, entre otros libros, de El misterio del capital. ¿Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo? (2000).

FUENTE: http://economia.elpais.com/economia/2015/04/29/actualidad/1430325144_581940.html



domingo, 30 de marzo de 2014

Hernando de Soto: La nueva clase media nació en Ayacucho. De cómo la lucha del campesinado contra Sendero Luminoso se vincula al surgimiento de los sectores capitalistas emergentes

Hernando de Soto:
La nueva clase media nació en Ayacucho.
De cómo la lucha del campesinado contra Sendero Luminoso se vincula al surgimiento de los sectores capitalistas emergentes
Un terrorista, un campesino, un microbusero, un hayista y un samurái que la olieron y no la vieron; izquierdistas tránsfugas, militares y policías, todos olvidados por la memoria oficial, balanceándose sobre una torre derrumbada, gestaron –sin proponérselo– una economía política y las nuevas clases medias del Perú. Inspirado en las abducciones de Raúl Romero, la creatividad de Rolando Arellano y la rigurosidad de Alfredo Torres
Entre 1990 y 2012, la nueva clase media peruana creció cuatro veces más rápido que la del resto de América Latina. ¿Por qué? Porque es un movimiento emancipador que hace medio siglo está en metamorfosis: De clases bajas a migrantes, y después a informales, sector del cual han emergido la nueva clase media y la minería informal.
La nueva clase media intuye que hay inversión gracias a que le ganó dos guerras seguidas a Sendero. Y si el actual modelo político-económico subsiste es porque respeta las actividades económicas de los emergentes y facilita su ascenso hacia la clase media. Y esta última tiene más autoestima que sus pares del continente porque sabe que su emancipación no le fue regalada, sino que se la ganó a pulso.  Recordemos cómo se gestó:
(Foto: Juan Ponce / Archivo El Comercio)
HERNANDO DE SOTO

1 Adiós igualdad hacia abajo. Las clases bajas abandonan tradiciones de trabajo entre conocidos y de considerar como virtudes la igualdad hacia abajo y la pobreza compartida. Migran hacia mercados en expansión para cooperar con peruanos desconocidos, en la patria grande, donde escalar clases no es mal visto.
 
2 Antes que Chile y la Confiep. En los 60 los migrantes llegan y desarrollan una economía libre pero informal, 10 años antes que en Chile y sin dictador. Se rebelan contra la “permisología” y exigen moneda estable 20 años antes que Hayek y Friedman visiten Lima, 25 antes que nazca la Confiep y 30 antes de la reinserción del Perú en el sistema financiero global.

3 Mártires de la clase media naciente. En 1981 (A), los campesinos se rebelan contra Sendero Luminoso (SL), que quiere colectivizar sus parcelas y prohibir los mercados. SL no reparó en que gran parte de las parcelas ya eran privadas por consenso entre los campesinos y que estos querían ser clase media. SL los castigó y entre 1981 y 1983 asesinó a unos 4.600.

4 Primera insurgencia antiexpropiación. En defensa de los valores de la clase media incipiente, en 1984 (C) unos 20 mil campesinos ayacuchanos se organizan ilegalmente en comités de defensa antisubversiva (Decas); pasan a la ofensiva y en 1986 (D) recuperan buena parte de sus valles, obligando a SL a refugiarse en las alturas.

5 Segundo martirologio. En 1986 SL retorna a los valles, mejor organizado y con gran financiamiento. Sigue asesinando campesinos, en 1990 recupera lo perdido y se expande al 60% del territorio nacional (E).

6 Lima no la ve. Solo 15% de los limeños creía que SL ganaría la guerra. A la mayoría le preocupaban más la desintegración económica y la pérdida de autoridad. Para SL, Lima era de interés “complementario”, por eso no desplegó más del 2% de su violencia sobre ella.

7 EE.UU: “Sendero puede ganar”.  EE.UU. evalúa que el gobierno está por ser vencido (F). La Corporación Rand informa que el Perú está “al borde del colapso” y que “SL puede ganar”. En el Departamento de Estado se vaticina una posible matanza igual a la de Pol Pot en Camboya (casi 3 millones de muertos).

8 Campesinos sí la ven. En 1988 los campesinos ya tenían claro que la raíz de sus problemas era la ilegalidad de sus organizaciones. Ser ilegal en tiempos de guerra suponía graves problemas. No tenían una protección legal. No podían portar armas, combatían solo con lanzas, hondas, cuchillos, y algunos con escopetas artesanales.  No era posible para el Estado contar con información para distinguirlos de los terroristas. Crecía así el resentimiento contra el Estado.

9 La trampa categórica. Los campesinos tenían razón pero el Estado no podía apoyarlos abiertamente. ¿Cómo podía el Estado aliarse con ilegales? Kant hubiese definido esto como una “trampa categórica”. Ella consistió en que se colocaba en un fichero dos categorías distintas: los ilegales buenos (que recurrían a medios ilegales para desarrollar actividades legítimas) y los ilegales malos (narcos, criminales y terroristas). Para usted, amigo lector, es evidente que Sendero –no los campesinos– le declaró la guerra al Perú; que unos eran los agresores y los otros los agredidos; que unos deseaban integrarse al sistema legal y otros deseaban destruirlo; que unos eran campesinos “no leídos” –como ellos mismos se llaman– mientras que SL estaba conformado por profesores. Pero no importa que usted entienda la diferencia. En los 80 todos eran estigmatizados por igual.

10 Ajedrez para romper la trampa. Romper la trampa categórica significaba sacar a los ilegales buenos del fichero criminal y aceptar que no todos podían llegar a ser legales a la misma velocidad. Se necesitaba que las nuevas reglas de juego incluyeran a los distintos comportamientos que hasta entonces se habían castigado.

El derecho de los 80 era como el juego de damas, que impone el mismo movimiento a todas las piezas en el tablero. Un juego excluyente. A diferencia de Sendero –que pedía patear el tablero–, los campesinos querían jugar pero algo como ajedrez, un juego que permite el movimiento disímil de piezas distintas.

¿Sería capaz la sociedad leída de entender que a veces, cuando el derecho pierde vigencia, los “no leídos” tienen razón? ¿Se daría cuenta de que para aislar a SL había que arrebatarle su potencial base social?

11 Uchuraccay y el alto costo de jugar damas. En 1983 (B), cuando el presidente Belaunde creó la comisión investigadora del Caso Uchuraccay para aclarar el asesinato de ocho periodistas en ese pueblo, los campesinos del Trapecio Andino batallaban contra SL, reclamando que el Perú formal les enviara al menos una señal de aliento. El Informe Uchuraccay se quedó corto. En su página 17 dice: “¿Es posible hacer aquellos distingos jurídicos, clara y precisamente establecidos por nuestra Constitución y nuestras leyes, ante hombres que viven en las condiciones de primitivismo, aislamiento y abandono de Uchuraccay? ¿Es posible, a hombres que viven en el estado anímico de esos comuneros en los días que preceden a la matanza, ilustrarlos con exactitud y discernimiento sobre las sutilezas de un sistema jurídico que, en la práctica, está a menudo contradicho por las prácticas cotidianas y tradicionales de la vida comunal?”.

Esta reflexión define al derecho peruano como claro, preciso, sutil y totalmente reñido con el “primitivismo” de los campesinos. Estupendamente bien escrita, conmocionó al Perú y dio la vuelta al mundo, pero cerró aun más la trampa categórica.

12 Uchuraccay y las ventajas de jugar ajedrez. Lo que sí sabemos, porque los hemos seguido, es que luego de tres décadas los habitantes de Uchuraccay han probado que de primitivos no tienen nada. Varios han ascendido a la clase media y hoy son empresarios del comercio y del transporte en Huanta, de metalmecánica en Tambo, mayoristas de granos en Huaychao, dueños de radios en Lima, funcionarios públicos en Ayacucho, profesores en ciencias sociales aquí y allá. Esta gestación de la clase media también se dio en el resto del país: los llamados primitivos integran los sectores sociales que más han crecido en los últimos años. De hecho, mientras que la tasa de crecimiento del PBI per cápita entre 1990 y 2002 es el doble que la del resto de Latinoamérica, la tasa de crecimiento de la clase media cuadruplicó la de la región en el mismo período.

La creación de la nueva clase media significa que en algún momento después de Uchuraccay los “primitivos” empezaron a romper la trampa categórica, que el Estado dejó de lado las damas, que el Perú decidió jugar ajedrez y dispuso las piezas para poner en jaque al terror.

13 Guzmán reconoce el jaque.  Abimael fue el primero en percatarse de que estaba siendo derrotado por organizaciones campesinas recategorizadas. A mediados de los 90, admitió que “el problema se expresa en una inflexión… han ocupado algunos puntos  y nos han desalojado”. Cada vez que entraba en algún lugar, era confrontado y rechazado por una clase media emergente que él llamó “fuerzas armadas reaccionarias por mandato”. En efecto, desde fines del 91 las Decas se habían sextuplicado, convirtiéndose en una fuerza de 120.000 hombres que, junto a los 30.000  efectivos de las FF.AA., combatió y derrotó a SL como fuerza militar y opción política.

Para él, el acceso rápido de los campesinos a la propiedad formal, a la empresa y al comercio exterior era “parte del control de la población y recursos de la guerra de baja intensidad que pretende movilizar a las masas para sus planes de pacificación… O sea los hombres y armas los pone la masa, ellos no ponen nada”. Seguramente refiriéndose al punto G del gráfico.
 
Según Guzmán, todo obedeció a un plan cuyo eje fue el Convenio Antidrogas con EE.UU. y que, a través de tratados internacionales y reformas internas, “… apunta contra la guerra popular y busca aniquilarla […] Ha sido concebido e implementado por Hernando de Soto agente directo del imperialismo yanqui” [“Sobre las 2 colinas: Documento de Estudio (de SL) para el balance de la III Campaña”, 1991].

La “aniquilación” que lamenta fue un programa inclusivo que se desarrolló entre 1988 y 1992, basado casi todo en lo que propusieron en consultas populares individuos y organizaciones campesinas y urbanas.  Consistió en cambiar las reglas del tablero para que las sociedades informal y formal confluyeran en un mismo juego.

14 Primera movida: peones se vuelven alfiles. El primer resultado de la formalización fue la reducción en 76% del número estimado de víctimas atribuibles a las Decas: de 579 entre 1989 y 1991 a 142 entre 1992 y 1994.

Para incluir a los campesinos dentro del derecho, hubo que sacar el tema del contexto policial y replantearlo como un tópico de desarrollo y de DD.HH. Y para determinar si eran interlocutores políticos válidos, se invitó a inspectores de la ONU y de otros países a visitar las zonas de conflicto y a conocer in situ a las organizaciones campesinas. Al ser reconocidos como interlocutores, fueron recategorizados y así se pudo elevar el tema a nivel de jefes de Estado y compatibilizar el estatus de nuestros campesinos con nuestros tratados.

El proceso se desarrolló por etapas hasta que se cristalizó un consenso general, respetado dentro y fuera del país [ver cronología].

Como resultado de este proceso, el Estado tuvo información precisa de cuántos comités había, cuántos hombres y armas tenían, y también pudo instruirlos sobre lo que debían hacer. Este control redujo las cifras de muertes.

15 Segunda movida: Lima, el pez sin agua. Entre 1988 y 1992 se tomaron medidas  para que las mayorías accedieran a la legalidad y a los servicios del Estado; y se crearon además  mecanismos de participación en las decisiones de gobierno con el fin de escuchar a la población y evitar así la creación de barreras inadvertidas. Esta fue una de las razones de ser de la Defensoría del Pueblo.

Dichas medidas derivaron después en unas mil normas y decisiones administrativas cuyas grandes líneas fueron consultadas con los principales líderes políticos de entonces que deseaban conversar: Bedoya, Belaunde, Barrantes.

Una sola norma, la simplificación administrativa, que aprobó García para estimular denuncias contra las trabas burocráticas, posibilitó 26 reformas. Una de estas, el registro unificado que implementó el siguiente gobierno, incorporó al mercado legal, entre 1991 y 1994, a 388 mil negocios informales, que crearon 558 mil puestos de trabajo y permitieron al fisco cobrar US$7.800 millones de impuestos. El tiempo para abrir y registrar una empresa en la ciudad bajó de 278 días a uno solo, y el costo se redujo en 85%. Fue tan exitoso que el Banco Mundial lo ha convertido en su proyecto bandera, bautizándolo Doing Business.

Cuando Abimael Guzmán se trasladó a Lima (H) –vencido en el camp o y dos años antes de ser capturado por brillantes policías (I)–, encontró que sus potenciales reclutas urbanos estaban siendo recategorizados, y que sus movimientos Clasista Barrial, de Obreros y Trabajadores Clasistas, y otros que creó para atizar el descontento, no podían subvertir el sistema. Al contrario: La Federación de Choferes, liderada por Hernán Chang, reconoció su vocación empresarial, anunció que iba por el otro sendero, y se acabaron los paros de transportistas. Los ambulantes aceleraron la construcción de mercados y aquellos que la PREALC-OIT categorizó como “desocupados, improductivos y sin futuro” también emprendieron el camino hacia la clase media.

El Perú empezó a reconocer a sus informales como potencial clase media tras enterarse de que representaban más del 60% de las horas-hombre trabajadas, que operaban el 85% de la flota de transporte limeña, que todas sus viviendas eran privadas y tenían un valor de reposición en 1980 de US$24.700 millones, que a dólares del 2013 son US$69.800 millones (12 veces Camisea). Entendieron que la fuente de sus problemas era un derecho reparable, sobre todo cuando supieron que, según ley, Palacio de Gobierno no pertenecía al Estado sino a la comunidad de Jicamarca. El impulso por la recategorización del país fue tan poderoso que, inicialmente, la Confiep aceptó la propuesta de formar una unión formal-informal. Y Guzmán, en primera plana de su vocero “El Diario”, se quejó de que la recategorización del ILD estaba “alejando a los jóvenes de la guerra popular”.

16 El efecto Gestalt y los políticos. Los cambios se dieron durante los primeros gobiernos de García y Fujimori, ambos provenientes de canteras socialistas o progresistas. ¿Qué pasó? ¿Descubrieron de pronto a Adam Smith, se entusiasmaron con Bastiat? No fue así. Lo que ocurrió fue más simple: los informales fueron clasificados en categorías que permitieron a los políticos identificar a sus potenciales electores y sus expectativas.

El resto del país tampoco se convirtió de pronto en liberal, sino que  la guerra contra SL le hizo ver que el statu quo era insostenible y el comunismo aterrador. Hacía tiempo que cada uno de nosotros  intuía  que éramos empresarios en pequeño o en grande, en casas comerciales o en carretillas, con papel sellado o sin sellar.  Pero cuando tomamos conciencia de que todos nuestros vecinos compartían esas mismas categorías, el deseo de cambio se volvió contagioso e irresistible y las reformas salieron rápido.  En los años 80, la prensa, la televisión y la radio hablaban mucho de informalidad. “Caretas” sacaba un encarte cada dos semanas, 
El Comerciopublicaba especiales continuamente, “Ojo” hacía historietas, Alan García dedicaba al tema 3 horas cada dos sábados, y Fujimori lo abordaba con frecuencia en su programa de Canal 7.

La economía abierta y la nueva clase media son frutos de esta victoria política. Sus autores son quienes dieron su vida por defenderlas, pero también los políticos que rompieron la inercia del statu quo y permitieron que se aplicaran las recetas económicas por las que lucharon peruanos ilustres como Pedro Beltrán y Rómulo Ferrero y que fueron resistidas por los presidentes del Perú por considerarlas “políticamente inviables”. Y tenían razón: ¿Por qué las mayorías, que según la OIT estaban desocupadas, iban a soportar el ‘shock’ si este beneficiaría solo a una élite empresarial?

Todo cambió cuando los políticos se percataron de que las mayorías se identificaban con el cambio. Esto hizo viable la receta del ‘shock’. El 1 de julio de 1990, “Caretas” informó desde Nueva York el primer acuerdo entre el FMI y el presidente electo destacando que la parte peruana planteó “que la economía de mercado no funciona para los más pobres” y  que la propuesta peruana fue hecha en nombre del “sector informal y la población marginada”.

Por eso durante los primeros años de reformas, por cada medida de ajuste que daba el MEF, Palacio de Gobierno
 daba tres medidas a favor de los excluidos.  García y Fujimori las aprobaron por su gran eficacia e instinto político, ese es el papel de los jefes de Estado y hay que reconocérselo, pero no se sorprenda que no hayan entendido a cabalidad la profundidad de las reformas. Eso no es su fuerte. De allí que Fujimori permitió el tráfico de privilegios de Montesinos, contrario a una economía inclusiva; y García no continuó las reformas por un viraje ideológico incompleto.

17 Minería informal. El proceso de construcción de la nueva clase media se ha desacelerado, como lo demuestran las recientes protestas masivas de los mineros informales.  Hablamos de unos 500.000 peruanos cuyos derechos están tan mal definidos que 350.000 de ellos tienen que portar armas para sustituir la autoridad que debería ejercer la ley.  Hace unos 15 años que las potenciales clases medias vinculadas a la explotación de recursos naturales reclaman las herramientas legales para triunfar en la economía formal, y el Estado, en vez de dárselas, los sienta en mesas de negociación como si fueran extranjeros en su país o desarrolla procesos en los que se describe sin proponer salidas como en Uchuraccay. Y en lugar de ofrecerles jugar en un mismo tablero donde todos están categorizados de una manera que les permite acceder al crédito, al capital, a la asociatividad, los discriminamos al fragmentarlos en categorías, todas inútiles, anárquicas y anacrónicas, que los enfrenta entre ellos y con el Estado: legales, ilegales, artesanales, pequeños, medianos, totalmente y parcialmente informales, con y sin registros y permisos, invasores de concesiones, concesionados informalmente, con y sin requisitos de explotación, que comercializan pagando o sin pagar impuestos, con contratos legales o informales, etc. A esto se suma la proliferación de propuestas legales y políticas que colisionan con el marco legal vigente: expropiación y redistribución de las concesiones y extensión de la propiedad privada para que incluya los recursos naturales del subsuelo.  

Todo este proceso empezó cuando las clases bajas dejaron de trabajar solo entre conocidos para cooperar con peruanos desconocidos en la patria grande. Tuvo un enorme impulso con el primer movimiento libertario peruano y campesino que derrotó a Sendero y gestó la nueva clase media.

Este artículo no pretende reescribir la historia porque esta se enriquece cada día desde todos los puntos de vista, nunca termina. Solo deseo llamar a la reflexión para que no repitamos los errores del pasado: Si solo les ofrecemos un juego de damas en vez de un tablero de ajedrez a los que ahora quieren ascender a la nueva clase media, abriremos fisuras por las que podría irrumpir el pasado.

FUENTE: http://elcomercio.pe/peru/ayacucho/nueva-clase-media-peruana-nacio-ayacucho-noticia-1719303

domingo, 19 de enero de 2014

Hernando De Soto: políticos no deben meterse en divergencias privadas. El economista afirmó que si el Estado se mete con la prensa, en el mundo puede ser visto como un ataque a la democracia

Hernando De Soto: 
políticos no deben meterse en divergencias privadas
El economista destaca que la competencia y el enfrentamiento de los mercados es la mejor noticia para los que quieren estar bien informados (Foto: Archivo El Comercio)
El economista afirmó que si el Estado se mete con la prensa, en el mundo puede ser visto como un ataque a la democracia
El economista peruano, Hernando de Soto, se pronunció acerca del diferendo de medios que se originó tras la asociación del Grupo El Comercio con Epensa. A través de su columna publicada en este Diario, De Soto opinó que “las autoridades políticas no deben ni siquiera considerar inmiscuirse en las divergencias entre los dos grupos mediáticos en contienda”.
Desde su posición, como un peruano que vive en el exterior, el economista detalló que “la libertad de prensa en el Perú es vista por el 99,7% de población no peruana del mundo como el signo más claro de que la presidencia del país no va a tomar una decisión arbitraria”.
En tal sentido, De Soto refirió que si el Estado “se mete con la prensa, va a ser muy difícil que el mundo y los peruanos no vean esta actuación como un ataque a la democracia”. Añadió también que “el equilibrio de poderes siempre ha sido la garantía de protección ciudadana y la prensa es uno de esos poderes”.
Con respecto a los lectores, precisó que “la opinión pública jugará un papel decisivo en la decisión final” y agregó que “el protagonismo ciudadano es parte fundamental de la democracia”.
Para el economista “la competencia y el enfrentamiento de los medios por el mercado es la mejor noticia a favor de todos quienes deseamos estar bien informados y protegernos”.

FUENTE: http://elcomercio.pe/politica/actualidad/hernando-soto-injerencia-estado-ataca-democracia-noticia-1703786 

viernes, 29 de julio de 2011

Hernando de Soto: Encarar el problema de fondo significa admitir que hay países e instituciones financieras que han fracasado y que van a quebrar

Hernando de Soto
"Encarar el problema de fondo significa admitir que hay países e instituciones financieras que han fracasado y que van a quebrar"


Considerado por Forbes como una de las cien personas más influyentes del Planeta, y una de la quince personas que reinventarán el futuro, Hernando de Soto es el presidente y fundador del Instituto Libertad y Democracia (ILD) , uno de los dos centros de investigación (think tank) más importantes del mundo según The Economist. Entwicklung und Zusammenarbeit va más lejos, al considerarlo uno de los más importantes teóricos sobre desarrollo del último milenio. Los lectores de las revistas Prospect y Foreign Policy lo han ubicado como el latinoamericano más influyente del planeta.

Hernando de Soto ha sido economista del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), presidente del Comité Ejecutivo de la Organización de Países Exportadores de Cobre (CIPEC), director-gerente de Universal Engineering Corporation, miembro del Swiss Bank Corporation Consultant Group y director del Banco Central de Reserva del Perú.

Actualmente Hernando de Soto y sus colegas del ILD están dedicados a diseñar programas de formación de capital para la población pobre de África, Asia, América Latina, Oriente Medio y los países de la ex Unión Soviética. Cerca de 30 jefes de estado han invitado al presidente del ILD a implementar programas y reformas en sus países. Junto a Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de Estados Unidos de América, copreside la Comisión de Alto Nivel para el Empoderamiento Legal de los Pobres.


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Hernando de Soto defiende la teoría de que el capitalismo debe erigirse sobre dos pilares fundamentales: el derecho a la propiedad privada y de empresa, y la seguridad jurídica para que estos derechos sean efectivos. Ambas circunstancias se dan en Estados Unidos (país que hoy se encuentra al borde de la suspensión de pagos) y en Europa. Ambos han identificado sus problemas, pero están huyendo de ellos a base de aplicar parches en vez de ir al fondo del asunto y esto está poniendo en peligro a la mayor potencia económica del planeta y el proyecto común europeo. A continuación nuestra entrevista con de Soto, en la que, desde su tesis, exploramos las verdades que la mayor crisis económica de Occidente nos está revelando sobre el sistema capitalista de libre mercado.

El eje de su trabajo es la formalización del capital y los derechos empresariales. En países donde el arreglo jurídico y la tradición han provocado la inexistencia de parámetros certeros para delimitar propiedades, resolver conflictos de titularidad de bienes, contar con registros de propiedad fiables, etc., ¿dónde empieza el proceso de formalización?

Lo primero que se debe hacer es ver en cada país, porque la cosa va generalmente por naciones y regiones, si hay efectivamente un estado de derecho que abarca todo el mundo; lo que los americanos y los ingleses llamarían the rule of law. Lo que hay que determinar es si las cosas de las cuales las personas son propietarios, o las cosas que ellos controlan o poseen (o quieren controlar y poseer), o aquellas cosas que ellas quieren transformar a través de la empresa para convertirlo en productos de mayor valor agregado, están protegidas por la ley. Y eso requiere, desde nuestro punto de vista, hacer un inventario relativamente sencillo, que consiste en ver, no solamente si el derecho dice que todo el mundo tiene acceso a la propiedad y a poder transformar las cosas en la empresa, sino que estén efectivamente inscritas bajo la ley. Y es ahí donde resulta, por ejemplo en el caso de México cuando lo estudiamos, que efectivamente muchas compañías estaban constituidas bajo unos renglones o tipificaciones llamados compañías unipersonales o físicas. Y cuando uno decía: “Muy bien, y estas compañías unipersonales o físicas, ¿permiten entonces al empresario reunir capital, poner la compañía en garantía, emitir acciones para recibir aportes de inversiones, organizarse en jerarquías y compartir responsabilidades? ¿Tienen una responsabilidad limitada o no la tienen? ¿Tiene acceso al Tratado de Libre Comercio o no lo tiene?” Bueno, resulta de todo esto que, efectivamente, la mayor parte de compañías en México no tiene esos derechos. Entonces, para nosotros, todas esas compañías vendrían a ser compañías que son extralegales; no que son ilegales, sino que no le dan a la persona que es dueña de ellas ninguno de los instrumentos que son necesarios para dividir el trabajo en una forma que eleve su productividad y que le permita entrar en el mundo moderno. Lo mismo pasa con el derecho de propiedad.

Hemos visto que todo el mundo debería de tener derecho a propiedad y que tenemos, sin embargo, grupos que están organizado colectivamente (como son los “ejidos”) y cuando hemos ido a investigar hemos visto que la propiedad de esas tierras en el fondo es manejada a título individual, pero que el título que ellos tienen es un título colectivo porque no pudieron hacer los trámites para poder individualizar su propiedad. De nuevo tenemos una situación en la cual hay papeles legales de por medio, pero en el fondo el derecho no se aplica de ellos. Y resulta de todo esto que, tranquilamente, un 50% de México podría ser extralegal. Y eso se repite [regularmente], país por país, entre el 50% y 90% de la economía.


Parte de la solución a la cuestión de derechos de propiedad la pueden ofrecer empresas del sector privado como las compañías aseguradoras de títulos de propiedad, que en Estados Unidos operan como bisagra esencial de la seguridad jurídica de las transacciones inmobiliarias. Sin embargo, estas aseguradoras han intentado exportar su modelo a países emergentes y no lo han conseguido. ¿Por qué?

Yo diría, en primer lugar, que se debe al hecho que tenga usted un título o tenga usted un título asegurado como dan estas compañías, necesita usted que en algún lugar ese seguro o ese título esté registrado. Y lo que ocurre en muchos países es que los trámites para poder registrar aquellas cosas que son legales pueden ser infinitos. Por ejemplo, en el caso de Egipto, el trámite para registrar cualquier título, si es que la ley lo permite, sería un título de seguro o un título normal, con el derecho egipcio no baja de 500 días o dos años. Entonces, hasta que no esté modificada la norma cuya implementación puede tomar más de dos años (y estamos hablando solamente del tiempo que toma registrar), el sistema no funcionará. El sistema legal es demasiado caro para la gente de pocos recursos y el resultado de lo anterior es que [los posesionarios] prefieren quedarse en la informalidad.

Es la primera vez en la Historia del mundo moderno
que un país desarrollado ha emitido dinero privado y no lo ha registrado

Y, sin embargo, ahora nos encontramos con que la mayor crisis económica de la que posiblemente el mundo tenga memoria estalla precisamente allá donde todos esos mecanismos, derechos empresariales y seguridad jurídica del capital, destacan por su eficacia, donde sí hay una economía de mercado dinámica y una democracia consolidada. ¿Qué pasó?

Lo que pasó ahí es que se olvidaron de la importancia, a mi juicio, de tener también registrados los mecanismos de pago que tiene cualquier país. En otras palabras, si uno mira lo que es la liquidez que pueden tener los Estados Unidos, una parte de esa liquidez es dinero que es producido por el estado, que son los dólares. Y este dinero está respaldado por el estado más fuerte del mundo […] En este caso, como en el de los países europeos, han permitido la creación de lo que podríamos llamar una liquidez privada. Esto quiere decir que no son necesariamente dólares, pero que pueden ser papeles o certificados o documentos o derivados que (en base, se supone, a algún activo que existe en el país) salen al mercado, pero que básicamente están respaldados por un contrato privado, como lo puede ser por ejemplo una hipoteca. Eso es liquidez, porque efectivamente con esa hipoteca, con ese derivado, con ese medio de pago, con ese título de seguridad, usted paga deudas y arma empresas y hace inversiones de la misma manera que los puede hacer con un dólar. Pero es dinero privado.


 
Realmente no hay ningún problema en esto porque lo que los bancos crean dinero privado. Cuando un banco a usted le presta dinero, básicamente crea dinero privado para usted; rara vez lo ve usted en persona (es decir, en forma metálica) porque más bien utiliza cuentas bancarias para girarlo, pero es moneda que han creado ellos. Generalmente lo que ocurre, y a lo cual nos hemos acostumbrado sin haberlo discutido, es que todo este dinero creado esté registrado. Así como su dólar, o su peso, o su euro, lleva un numerito que indica qué parte del inventario nacional es, por lo tanto se lo puede seguir, la misma cosa ocurría anteriormente con todos los medios de pago privados. Pero ocurre que de unos diez años a esta parte, cuando han comenzado a fracasar, o a no tener éxito, o a desvalorizarse algunos de estos documentos (por ejemplo, hipotecas sobre domicilios humildes) y la gente se ha preguntado cuántos de estos dineros privados que hemos creado están desvalorizados, están perdiendo valor, y, por otro lado, dónde están estos acumulados, quiénes son dueños de estos papeles-valores, qué bancos los tienen, son solventes o no son solventes, nos hemos dado cuenta de que no han sido registrados. Es decir, es la primera vez, según mi criterio, de la Historia del mundo moderno, que un país desarrollado ha emitido dinero privado, (es decir dinero/valores, que a veces se llaman “derivados” porque derivan de los documentos monetarios iniciales) que no ha sido registrado. Y entonces, como hoy día no sabemos quién tiene qué, en qué cantidad y cuáles son sus deudas, esto ha creado una sensación de incertidumbre tan grande que es la base misma de la crisis financiera en los Estados Unidos y que se debe a la ignorancia, es decir: la falta de conocimiento de cuantos valores privados hay que no están identificados y que no sabemos donde están.

En América Latina los “mercados emergentes” están bien documentados,
es en sus “mercados fronterizos” donde la titulación es imperfecta

¿Y cómo es que la crisis financiera no se ha extendido a América Latina?

Bueno, los problemas de América Latina, de África, de Oriente Medio, de Asia Central y de los países anteriormente comunistas son distintos. La parte digamos formal, lo que quizás hoy en día se llaman “los mercados emergentes”, está generalmente bien documentada. No solamente los instrumentos financieros privados que se utilizan para pagar, para financiar, para invertir; sino también aquellos que permiten medir la salud de una organización financiera como lo puede ser un banco. En América Latina, si hay un banco, usted tiene los libros (los balance sheets, como los llaman en Estados Unidos) que son los [documentos] que indican el estado de salud financiera de esa entidad. Lo que hemos visto en los Estados Unidos no es solamente que no han registrado sus dineros, sino que tienen varios libros. De tal manera que tienen los “libros buenos” donde tienen todos sus activos sanos y los “libros malos” donde tienen todos sus activos que no pueden ser identificados. A la compañía Enron, que fracasó en los Estados Unidos hace unos años, ¡le encontraron más de tres mil libros distintos! Así que el problema en los Estados Unidos y en los países desarrollados es que la verdad es difícil de ver porque todo está bastante mal documentado.

Regresando a América Latina y los países en desarrollo, la parte formal está bien documentada. No tenemos esas confusiones de falta de registros apropiados que tienen nombre; pero sí tenemos, por otro lado, una parte importante de nuestros países que es informal y que no está absolutamente documentada, que podríamos llamar, no los “mercados emergentes” sino los “mercados de frontera” (o “fronterizos” como a veces los llaman en la jerga financiera), y que son esas partes que están metidas en las sierras lejanas, distantes de la capital (en mi país, Perú, por ejemplo, que están en Amazonía), donde verdaderamente no hay ningún título o títulos que sean verdaderamente aplicables. Ahí sí tenemos problemas grandes y, sobre todo, tienen que ver mucho con la crisis en el norte, cuando los países que están en crisis, sobre todo Europa y Norteamérica, han comprado muchos terrenos, territorios, recursos naturales que existen en nuestros países, en estas zonas de frontera donde la titulación es imperfecta.

Así que tenemos grandes problemas para identificar las cosas en todas las partes del mundo, pero las razones son distintas.



Si el 2 de agosto no hay una autorización de parte del Congreso para
seguir creando mayores déficits, se comenzará a derrumbar el edificio

Pero el problema, una vez identificado, como lo es esa informalidad en la liquidez privada, no se ataja, y lo que se hace es comprar tiempo con medidas que al final son parches; llámense “flexibilización cuantitativa”, rescates, etc. ¿Cuánto tiempo más podemos posponer la resolución del problema de fondo?

Eso, evidentemente, es un enigma. Cuando uno se pone un parche en lugar de resolver el problema de fondo, ya sea porque es su traje que se está cayendo a pedazos, su casa que se está cayendo a pedazos, o su automóvil que se está cayendo a pedazos… y uno les pone un parche, pues hay cosas que a veces duran varios años. Pero lo que usted sí sabe es que el parche no va a durar mucho.

Ninguno de esos parches va a funcionar, y todo parecería indicar, por ejemplo en los Estados Unidos tenemos hasta el 2 de agosto para saber si el parche que le han puesto (que es financiar deudas, huecos o la falta de dinero privado ya que nadie tiene confianza con el parche; que consiste en emitir dinero de forma inorgánica por el banco central de reserva de los Estados Unidos, la Fed), ya está llegando a su fin, ¿no? Porque si el 2 de agosto no hay una autorización de parte del Congreso para seguir emitiendo parches, es decir, poder seguir creando mayores déficits, ahí ya se comienza a derrumbar el edificio. Y la misma cosa está ocurriendo en Europa en lo que se refiere a Grecia.


Sabemos ahora que Grecia es un hueco, y que el parche que se le ha dado no hay forma, ni siquiera, de que ellos puedan repagarlo, y que en algún momento va a tener que cesar pagos. Y no se sabe si esa deuda (que es relativamente pequeña comparada a la de Italia, a la de España, a la de Bélgica) va a continuar. Por lo tanto, todo lo que se está haciendo como parches, en lugar de resolver el problema básico, es que han emitido demasiada liquidez privada y que está descontrolada y no sabemos realmente quién es insolvente. En algunos meses, en algunos años, en algún momento se va a romper y es difícil saber cuándo y cómo se rompe porque mucho depende de decisiones políticas.

Los estados no están tratando el problema porque no saben cómo hacerlo sin causar pánico

En el caso de Europa, resulta llamativo que sea precisamente el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y los grandes centros financieros europeos los que están recetando los parches a los pacientes más enfermos. ¿Observa una defensa seria del euro?

Yo creo que todos son gente seria. Pero creo que en algún momento decidieron seguir políticas de parche esperando que, parche tras parche, habría una linda frazada hecha de parches. Pero la verdad es que no están resolviendo el problema de fondo y es que hay una liquidez que no está registrada y que es excesiva y que, porque nadie puede identificarla bien y no está atada o no representa un activo real, está causando problemas de confianza tremendos.

Mire, yo creo que lo siguiente quizás lo ilustre todo mejor: cuando en el 2008 la crisis resulta obvia y el señor [Henry] Paulson, que era entonces el secretario del Tesoro americano, en septiembre va al Congreso de los Estados Unidos y dice: “Miren, nos hemos dado cuenta de que este dinero privado, que parece representar activos que no sabemos qué son, ni quién es verdaderamente dueño de qué, los vamos a llamar activos tóxicos (él los llama en inglés troubled assets, que son activos en problemas). Vamos a hacer lo siguiente, vamos a ir a los bancos, les vamos a preguntar cuáles son y los vamos comprar”. Y le pide al Congreso americano que le autorice un presupuesto de emergencia de cerca de a trillion dolars (es decir, de cerca de unos 780 mil millones de dólares). Se lo dan y este programa, que se llama TARP (Troubled Asset Relief Program), entra en funcionamiento. Tres semanas después, este mismo señor Paulson aparece frente al televisor y dice: “Bueno, mire, vamos a usar este dinero pero de forma distinta. Lo que vamos a hacer es utilizarlo para comprar acciones preferentes de los bancos y, de esa manera, demostrarle al público que ningún banco está realmente débil y que, si lo estuviera, ahí está el gobierno de los Estados Unidos para respaldarlos; no vamos a permitir una quiebra”. Con lo cual, por supuesto, se evita una corrida en los bancos [un pánico en el sector bancario que lleva a la retirada masiva de fondos].

Pero la pregunta básica que yo hice entonces fue: ¿y por qué no hicieron el programa original que era ir a comprar este dinero (es decir, esta liquidez o estos documentos) que estaban fallando? Y es ahí donde yo me encuentro con la respuesta, cuando converso con las autoridades del Tesoro norteamericano y converso con distintos contactos en la Casa Blanca, que el problema fue que no los encontraron. En otras palabras, que es ahí cuando ya se descubre que nada de esto está registrado y nadie sabe quién es verdaderamente dueño de qué deuda y quién tiene todos estos medios (que están basados en contratos privados) y que muchos de los cuales están fallidos y nadie sabe cuál está fallido. Dicho de otro modo, hoy día, uno de los problemas que se ha tenido, tanto en Grecia como en Estados Unidos, es que al rescatar una institución financiera o, en este caso, a un país (en el caso de Grecia, que va a ser insolvente bien pronto) es que no hemos podido identificar cuán grande es su deuda ni quién es realmente dueño de la deuda.

Entonces, el gran problema que tenemos en Occidente es esencialmente un problema epistemológico que se traduce en un problema de conocimiento, en desconocimiento absoluto de qué estamos hablando y de cuántos son los problemas que estamos enfrentando. De ahí viene la gran inseguridad. Y lo que está ocurriendo es que los estados no están tratando este problema porque, hasta ahora, no saben cómo tratarlo sin causar pánico. Porque, si yo hago un primer inventario para saber cuántos son los grandes bancos y cuáles son sus verdaderas deudas tomando en consideración que mucho de este papel tóxico puede consistir en la mayor parte de sus activos, es posible que me arrojen una cifra en publicidad tan grande que lo único que viene es una corrida en los bancos y entramos en 1930. Y como no han encontrado una estrategia de cómo sincerar la economía y, al mismo tiempo, protegernos de una corrida en los bancos, nos encontramos con políticas de parches. Y la razón por la cual nadie va al problema de fondo es que están esperando que parche a parche, de alguna forma milagrosa [surtan efecto estas recetas] que dicen ellos que dijo John Maynard Keynes hace setenta años.

Una de las desventajas de los países comunistas era que disfrazaban sus errores
y nunca podíamos corregir el sistema… Ahí estamos como los países comunistas

Al final es volver a la esencia del capitalismo. Es decir, el capitalismo tiene sentido cuando hay nitidez y orden en las reglas y se permite el fracaso. ¿No es precisamente eso lo que se está tratando de advertir?

Efectivamente, lo que usted dice ahí es correcto. La idea del capitalismo es, en primer lugar, “cuando uno quiebra, quiebra”. Una de las razones por las cuales siempre ha sido más interesante (inclusive en la época cuando se competía con el comunismo) era porque cada vez que había algo que no funcionaba en el mundo capitalista, había una bancarrota. Entonces había toda una lista de bancarrotas. En los Estados Unidos eran, hasta 2008 por lo menos, un millón y medio de unidades de bancarrota al año aproximadamente. Eso significaba que, por ejemplo, si usted iba a abrir una pizzería podía ver la lista de bancarrotas y podía darse cuenta que las pizzerías que no funcionaban eran aquellas que estaban en Arizona y, por lo tanto, a los de Arizona no les gustaba la pizza. O eran las pizzas que estaban puestas en una esquina, o eran las pizzerías manejadas por los sicilianos en lugar de por otros italianos. En fin, el hecho es que el fracaso le permite a usted saber qué errores no volver a repetir.


Por otro lado, una de las desventajas de los países comunistas era que disfrazaban sus errores y nunca podíamos corregir el sistema. Por lo tanto, uno de los graves problemas que tenemos ahora frente a este problema de derivados y de instrumentos desconocidos es que no sabemos donde están nuestros fracasos. Y en la vida, uno aprende mucho más de los fracasos que de los éxitos, porque lo importante es no repetir errores. En esa parte estamos como si fuéramos países comunistas.

Si el estado quiere prevenir y proteger, que proteja a los ahorristas,
pero que deje que paguen por sus errores aquellos que son dueños de organismos financieros

¿Sugiere entonces que, en el caso de Europa, para que el proyecto común tenga futuro habría que aceptar un gran fracaso en el sistema?


 
O aceptar varios pequeños fracasos de forma ordenada para no crear una gran crisis financiera. Pero, por lo menos, agarrar el problema de fondo. Agarrar el problema de fondo significa admitir que hay, en ciertos países, instituciones financieras que han fracasado y que, por supuesto, van a quebrar como resultado de eso. El objetivo es que, por lo menos, fracasen las organizaciones financieras y que si el estado quiere prevenir y proteger, que proteja a los ahorristas, pero que deje que paguen por sus errores aquellos que son dueños de organismos financieros. Obviamente, los dueños de los organismos financieros ya se las han arreglado para montar una defensa y no están dejando que los políticos ni siquiera vislumbren esa posibilidad.

El problema, entonces, es quién va a pagar el pato de todos estos papeles que no valen nada. Lo que se ve cada vez más [claro] es que vamos a ser todos aquellos que no somos dueños de bancos o de instituciones financieras fallidas, que tenemos dinero dentro de estas organizaciones y por las cuales nos van a hacer pagar ya sea vía devaluaciones de nuestro dinero, ya sea a través de mayores impuestos o haciendo fracasar negocios que estaban sanos pero que no tiene cómo protegerse frente a estos intereses financieros enormes.

El Instituto Libertad y Democracia que usted preside presta asesoría a muchas economías del mundo en la instrumentalización de derechos de propiedad y de empresa. ¿Le han llamado de Europa recientemente?

Sí, tenemos llamadas de Europa. Acabo de regresar de una y, por supuesto, vemos algunos de esos asuntos. La verdad es que la mayor parte de las llamadas que recibimos son de los ex países comunistas con relación a los mismos temas que estamos conversando ahora y también frente a otros temas que no hemos hablado como es la crisis de Oriente Medio, que también es un problema hasta cierto punto de derechos de propiedad.

La Primavera Árabe estalla por la inmolación de un
comerciante informal agraviado, la lucha por la democracia y libertades vino después

¿Un fenómeno que nace por la falta de derechos de empresa y propiedad?

La Primavera Árabe comienza, como usted sabe, con un [vendedor] ambulante de Túnez que se llama Mohamed Bouazizi y que se inmola.

¿Por qué la inmolación de una persona, en el fondo, incendia toda la región? Las cifras que nos salen es que, hasta ahora en toda la región (desde Marruecos hasta Siria), hay 39 empresarios informales que se han inmolado. En otras palabras, son los pequeños empresarios los que se están inmolando. No son los políticos, no son los religiosos, no son los ideólogos, son los pequeños empresarios.

Lo que le pasó a Bouazizi para que se suicidara es que, como no le daban un derecho de propiedad, no podía utilizar su casa como garantía para comprar el camión que de otra forma era impensable. Por otro lado, le expropiaron todos los bienes comestibles que él vendía en un día, que era el equivalente a sus ingresos de dos años, y le quitaron su derecho a estar en la plaza, es decir, su derecho de propiedad. Es decir, lo mataron financieramente y no tenía ya cómo sobrevivir. Y, al igual que un banquero norteamericano quebrado, se suicidó.

En otras palabras, la crisis de Oriente Medio comienza porque una serie de pequeños empresarios expropiados protestan. Todo lo que hemos estado viendo hasta ahora son los aspectos políticos, que se refieren a más democracia, lo cual es cierto, pero lo que motiva la chispa que enciende la pradera es básicamente una crisis de la propiedad o la falta de propiedad en Oriente Medio. Y con los países europeos consultamos eso porque estamos descubriendo factores que habían sido solamente examinados por politólogos y no por economistas.

Lo cual realmente significa que sigue en la tarea de revelar los misterios del capital…

Sí, en esas estamos. Los misterios son nuestro quehacer.

Señor de Soto, muchas gracias por habernos concedido esta entrevista, ha sido un placer.

Se lo agradezco mucho, señor, ha sido un gran gusto.

FUENTE: http://trumanfactor.com/2011/entrevista-hernando-de-soto/