lunes, 13 de octubre de 2014

San Cosme: TBCerro

San Cosme: TBCerro
A media hora del centro de Lima se ubica el espacio urbano con mayor incidencia de tuberculosis del país, y uno de los más densos del mundo. El cerro San Cosme, símbolo de la migración, es el mayor foco de TBC en Lima. La situación es tan grave que para algunos doctores el único remedio es el desalojo. Fotos: Christopher Acosta.
No queda, en el cerro San Cosme, una sola superficie rocosa. Solo un ejercicio de imaginación hace posible levantar todas las capas de cemento que ahora lo adornan, para encontrar debajo, por fin, un cerro. De otra manera, ese barrio vertical, ese laberíntico camino de escaleras, callecitas y pasajes que dan muchas veces al vacío, serían la obra de cualquier desquiciado urbanista post-moderno.
Pero nada de moderna tiene la situación en la que conviven las 19,744 personas censadas en San Cosme. A las condiciones infrahumanas en las que viven o se apiñan quienes aquí habitan, se suma una mayor: la amenaza constante de la tuberculosis, que ha encontrado en esta comunidad no solo un huésped sin resistencia, sino en La Victoria, distrito en el que se ubica, un agente dinamizador capaz de expandirla por todo Lima.
San Cosme es el centro urbano con mayor incidencia de tuberculosis del país, solo superado por los altos números registrados en las cárceles, no incluidas en esta clasificación. En el 2008 alcanzó la increíble tasa de 1,347 casos por cada 100,000 habitantes, lo que colocaba su nombre en un preocupante top mundial, por encima de los promedios nacionales de Sudáfrica (940), Nigeria (311) e India (168), en todos los casos sobre 100,000 personas, que es la métrica utilizada para calcular la incidencia de esta enfermedad en un determinado tiempo y lugar.
- Los niveles de TBC en San Cosme son africanos -afirma Alberto Fuentes Tafur, director de la Dirección de Salud V (DISA V), a la que corresponde La Victoria y otros distritos de Lima Este-. La definimos como un área hiperendémica, donde este problema es severo debido a las condiciones de vida precarias, hacinamiento, malnutrición y conductas disociales como la delincuencia, pandillaje y alcoholismo. 
En San Cosme, el alcoholismo y la drogadicción conviven con la basura, que se ha convertido en parte de la infraestructura misma del cerro.
NO ESCUPIR
Ese es el primer mensaje que uno alcanza a leer apenas terminada la escalera que conduce al segundo piso del Centro de Salud de San Cosme, donde se ubica el departamento de tuberculosis. Más que una sugerencia es una orden. Como la que tienen todos los médicos y asistentes del centro: protegerse con mascarillas cada vez que atienden a un paciente. La tuberculosis se contagia por vía aérea, lo que explica además la extrema ventilación del área: los pasadizos del segundo piso son descubiertos, no tienen techo, y algunas de las conversaciones entre infectados y enfermeras se realizan al aire libre.
Una joven que no alcanza los 25 años de edad llora desconsolada. Acaba de enterarse que los resultados del examen de esputo que se practicó dieron BK (+), resultado: tuberculosis sensible. Aunque se trata del primer esquema, como se conoce al tipo de TBC más simple, y que requiere seis meses de tratamiento, la noticia es lamentable por lo duro de los pasos a seguir: 11 pastillas y una inyección diarias, durante medio año.
“Es precisamente el tratamiento lo que aleja a los pacientes del centro de salud. Las pastillas causan nauseas, mareos y dolores de cabeza; a lo que hay que sumarle venir diariamente por la inyección. Eso sin hablar de la vergüenza. Los pobladores del cerro que llegan son inmediatamente identificados por sus vecinos, y con eso viene el chisme y la discriminación”, explica la doctora Pamela Canelo, quien tiene contacto directo con los enfermos.
Pero lo que más preocupa a la doctora Canelo es precisamente los altos índices de deserción al tratamiento. Un paciente que deja a medias las drogas que ingiere para combatir la tuberculosis, no hace más que reforzarla. El bacilo, al no ser combatido del todo, se adapta a los medicamentos y se hace más fuerte. “Es allí donde se origina laTBC MDR (multidrogo resistente) y la TBC XDR (extremadamente resistente), los siguientes dos esquemas que requieren uno y dos años de tratamiento, respectivamente”. 
Las casas se construyen hacia abajo, cavando en el cerro. Las casas tienen áreas muy estrechas pero hasta tres niveles de subsuelo y el promedio de habitantes por domicilio es de nueve personas. El hacinamiento es caldo de cultivo para la TBC. Foto: Nicola Torriti.
SI LA MONTAÑA NO VA A MAHOMA…
Si el cerro no va al centro de salud, el centro de salud va al cerro. Esa es la premisa del programa “Médicos de la Familia”, un plan de la DISA V que sólo se aplica en el Cerro San Cosme, por la gravedad del caso. En cuadrillas de tres, ellos se internan en lo más profundo de las calles y pasajes del cerro, en busca de los enfermos, incluso los desahuciados, y sus contactos (un enfermo sin tratamiento puede contagiar entre 15 a 20 personas en un año).
Son cuatro los grupos que a diario recorren San Cosme, cada uno conformado por un médico profesional y dos líderes locales, en este caso vecinas reconocidas a las que es difícil cerrarles la puerta. Una de ellas es Betty Marttel Acuña, quien ha vivido toda su vida en el cerro, y cuyo abuelo, Eusebio Acuña fue uno de los primeros invasores de la zona.
Betty sube y baja escalinatas todos los días, llevando las pastillas e inyecciones de los pacientes que no se animan a ir al centro. Esta especie de delivery de salud ha bajado considerablemente el número de deserciones al tratamiento. Además, permite atender, bajo fuertes medidas de protección, a los portadores de MDR y XDR, cuyo traslado al puesto de salud no solo pone en riesgo al personal médico, sino a los pacientes de TBC simple, que podrían contagiarse de la mutación.
El Plan TBCero ha logrado disminuir la incidencia de la tuberculosis en el cerro San Cosme. Una medición del año pasado reportó una baja considerable, de una tasa de 1387 a 784 sobre 100 mil personas. Pero no todas han sido satisfacciones.
- Hay casos que nos ha ganado la muerte -dice Betty; en los dos años que es parte del programa ha visto morir a ocho personas por la TBC-. Uno ve como los pacientes van bajando de peso poquito a poquito, hasta que un día uno llega con las medicinas y se encuentra con la noticia. 
Uno de los techos de basura. La Municipalidad de La Victoria quiso limpiarlos y no pudo. El techo era de basura. Hubiera dejado a la gente sin techo..
EN LA ENTRAÑA DEL CERRO
Una campaña de limpieza de los techos de las viviendas de San Cosme dio la primera señal de alerta. Con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población, la Municipalidad de La Victoria promovió el año pasado una jornada de recojo de basura acumulada por años en los techos de las casas. Pero la campaña tuvo que ser detenida en varias zonas del cerro: los techos no tenían basura; los techos eran de basura. Una mezcla de cartones, petates y plástico cubría cada vivienda. Al retirarse la basura se retiraba el techo mismo.
Pero el problema de las viviendas de San Cosme no es solo está en sus techos. Varias de las casas han sido construidas para abajo. Como se lee. La naturaleza de la plataforma en la que se han instalado (un cerro) ha llevado a los pobladores, en su objetivo de ganar más espacio, a construir escarbando hasta lograr especies de mini edificios de hasta tres pisos para abajo, es decir, una seguidilla de sótanos a los que se llega con escaleras de madera piso a piso, en una secuencia de subniveles difíciles de describir. En San Cosme se vive, literalmente, en la entraña del cerro.
Únicamente ingresando a las casas del cerro se puede tener una idea del hacinamiento de esta zona de la ciudad. La media es de nueve personas por domicilio. Algunas casas alquilan espacios. Una señora nos llevó a la habitación que alquila a 10 huancavelicanos que vinieron a trabajar en la Parada y que, entre todos, pagan 200 soles mensuales.
En verano, en el cerro, no cabe un alfiler más. Las familias reciben y hospedan a primos, sobrinos y nietos que, aprovechando las vacaciones, vienen a trabajar. En esas condiciones de hacinamiento, la tuberculosis se propaga con total facilidad. Gracias a la falta de ventilación, un solo infectado basta para contagiar de inmediato a todos los que lo rodean, y para que los emprendedores regresen a sus pueblos con algo más que dinero.
Desde 1946, cuando empezó su invasión, este cerro ha albergado a miles de personas de provincia, la mayoría de la sierra centro y sur, atraídos por las oportunidades de trabajo limeñas. Y San Cosme no puede tener mayor atractivo: La Parada, el mercado de abasto más grande de la ciudad; y Gamarra, importante emporio comercial, no solo son grandes centros de empleo informal, sino que se ubican a solo cuadras de San Cosme. 
En San Cosme viven 20 mil personas expuestas a la tuberculosis. Según el doctor Oswaldo Jave, una solución, aunque drástica, sería desalojarlas.
¿DESALOJAR EL CERRO?
El doctor Oswaldo Jave Castillo, director de la Estrategia Nacional Contra la TBC, considera que de manera planificada se debería promover el traslado de la población de San Cosme hacia mejores condiciones de vivienda, en otras palabras: desalojar.
- Ya resulta insuficiente pensar que sólo con medicamentos se podrá terminar con la TBC -dice Jave-. De todos los determinantes sociales, culturales y económicos que tienen que ver con la enfermedad, probablemente el más importante es el de la vivienda súper densa.  Yo diría que hay que darles una propuesta alternativa que les permita acceder a una vivienda en condiciones higiénicas, sanitarias y con mayor disponibilidad de espacio, luz y aire.
El hipotético éxodo pone en alerta a Lucy López, sub gerente de Sanidad de la Municipalidad de Lima. Dice que no había escuchado jamás una propuesta similar. Y que en todo caso, un programa de esa naturaleza le corresponde a la municipalidad de La Victoria. Eso sí: el presupuesto para el plan de control y prevención de la tuberculosis se triplicó respecto de la gestión anterior. De de 18 mil a 54 mil soles. A todas luces, insuficiente.
Mientras tanto, una frontera invisible va cercando más a San Cosme, la del miedo. Lo sabe Dan Flores, trabajador de Recaudación y Control de Rentas de la Municipalidad de Lima, al contar la constante negativa de los repartidores de recibos por arbitrios para visitar la zona. Y también lo sabe Josefina Gamarra, del Programa Integral de Estimulación Temprana de la UGEL Nº3, cuyas profesoras de inicial no quieren ir a dar clases a domicilio a los menores del cerro. Y la respuesta de los dos, por separado, es la misma y parece ensayada:
- Es que tú sabes, si vienes, te puedes contagiar.

FUENTE: http://www.infos.pe/2011/06/san-cosme-tbcerro/

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