domingo, 30 de agosto de 2009

El honor de la Policía en los tiempos de la coima

El honor de la Policía en los tiempos de la coima
FUENTE: www.elcomercio.com.pe 9:33/ 30 de agosto 2009


Cuando casi se ha perdido la confianza en los agentes del orden, ellos encarnan los ideales de la PNP. Hallaron en total más de US$6.500 dólares y los devolvieron a sus dueños (Por: Luis Silva Nole)


Una pequeña bolsa de color azul tirada en la vereda, a escasos dos metros de la puerta que los policías custodiaban, llamó su atención durante breves minutos. El viento del mediodía no la movía. No se necesitaba ser detective para advertir que algo había en el interior del plástico que algunos despistados sin querer hacían a un lado al caminar.

El brigadier de la Policía Nacional Esteban Temístocles Rabanal Marín y su colega, el técnico de segunda Yoni Felipe Obregón López, dos Águilas Negras entrenados en la protección de bancos, pensaron primero que ese era un anzuelo del cuento de la cascada. Mediante esta modalidad delictiva, los malhechores ponen como cebo fajos de papel periódico como si fueran billetes, envueltos con papel moneda real de baja denominación, para hacer creer a incautos que todo es dinero y que si entregan unos soles (más que los billetes tapa, claro), les dejan todo el paquete.
Los Águilas Negra tenían que salir de la duda. Se acercaron a la bolsa y se encontraron cara a cara con varios fajos de verídicos billetes verdes.
Rápidamente pusieron el pequeño tesoro a buen recaudo. En el calendario de pared del Scotiabank que cuidaban se podía leer 11MAY09. Contaron el dinero y había US$5.000 en billetes de US$100 y US$400 en billetes de US$20. La gente entraba y salía del local, indiferente. Para los dos policías, como nunca antes, se había roto la tediosa rutina del banco ubicado en el lote 6 manzana C de la urbanización Santo Domingo, en Puente Piedra. Un día de franco trabajado que jamás olvidarán.

Rabanal (47). Policía desde hace 25 años. Cajamarquino. Casado. Dos hijos varones. Uno de 21 años y el otro de 18. El mayor en la universidad y el otro preparándose para ella. Esposa aquejada de artrosis interna en la pesadilla que es la sanidad policial. Domiciliado en Comas. Sueldo de alrededor de 800 soles mensuales en la planilla policial y entrada de otros 800 por servicio individualizado, pasa largas horas de pie encarnando la seguridad en una agencia bancaria.

Obregón (37). Ancashino. Dieciséis años en la PNP. Una hija de 16 años y un niño de 4. Vecino de Los Olivos. Descuentos al margen, ingreso neto de casi 600 soles mensuales.
Sin disyuntivas existenciales de por medio, Rabanal y Obregón informaron del hallazgo al administrador responsable de la agencia. “Nos dijo que de la puerta para afuera el banco no se hacía responsable de ese dinero. Entonces, dimos cuenta a nuestro superior directo y este nos dijo que esperáramos a que alguien reclamase el dinero”, recuerda Rabanal, cuyo padre también fue policía.

“A la media hora se apareció un señor con su esposa y su hijo. Desesperado. Dijo que del bolsillo se le había caído. Sabía exactamente cuántos billetes de 100 dólares había y cuántos de 20. La hora de la pérdida. En suma, todo coincidía. Así que levantamos un acta y fuimos a la comisaría de Puente Piedra, donde le entregamos todo el dinero”, agrega Obregón.

Al poco tiempo, Julio Rojas Ramos, propietario del dinero envió una carta a la entonces ministra del Interior, Mercedes Cabanillas —rememora Rabanal—, para destacar el bien que se le había hecho.
“La carta terminó en nuestra unidad, a donde nos llamaron solo para firmar el acuso de recibo. Nada más”.
El brigadier, que sirvió en la zona de emergencia de la sierra en la época del terrorismo, no se hace problemas. “Aunque suene a frase cliché, lo tengo bien claro: soy policía para servir a la sociedad”, remarca.
La institución policial aún no felicita formalmente a estos dos agentes.
A lo mucho, la Municipalidad de Puente Piedra les otorgó sendas medallas de bronce por su honestidad en estos tiempos de coimas.
“Integramos ese gran sector de policías que trabajan más de 130 horas a la semana. Que laboran en sus días de franco. Todo por amor a nuestras familias, para sacarlas adelante. Por más que haya necesidades económicas, nunca olvidas lo que te enseñaron de chico: no agarrar lo que no es tuyo”, dice Obregón, sin variar ni un segundo su rostro marcial.

“ALGÚN DÍA DESCANSARÉ”
Pedro Simón Bonifacio López (44) y José Iván Sulca Ramos (49), brigadier y suboficial superior, 23 y 28 años en la policía, respectivamente. Su historia es parecida. Trabajo en día de franco, dinero sorpresa contante y sonante, dos hijos cada uno.
Ochenta y tres días antes de lo sucedido en Puente Piedra, estos dos policías ingresaron a pagar la cuenta de sus celulares a la agencia Interbank de Mesa Redonda, en el Cercado de Lima. Mientras Sulca estaba en la ventanilla, Bonifacio llenaba un formulario, cuando de pronto, sobre la barra-escritorio, vio un sobre. Tras pocos minutos y al ver que nadie lo reclamaba, lo abrió: 30 billetes de S/.100 le guiñaron el ojo.
Bonifacio sufre de migraña porque durante 18 años no solo no descansó sino que trabajó también de madrugada. Le avisó del hallazgo a Sulca y sin pensarlo dos veces le entregaron el dinero a la administradora de la agencia. Al poco tiempo, Roque Paredes Samora apareció en escena. Reclamó su dinero. El banco verificó el retiro y puso en sus manos la plata. “Ni las gracias dio —evoca Sulca—.No importa. Igual sigo trabajando. Algún día descansaré, vivo o muerto, pero descansaré”.

Otro caso:
Gerardo Rojas Balladares (48), suboficial técnico de primera de la ÚDEX, también con dos hijos, encontró el pasado 21 de mayo otro sobre con S/.1.000 en el hall de una agencia del BCP en Breña. Igual devolvió la plata.

Una pregunta dejaron en el aire los cinco policías:
¿Así como se sanciona a los malos policías, por qué no estimulan a los buenos?

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